sábado, 31 de diciembre de 2011

HOY, SOLO QUIERO DARTE LAS GRACIAS

ECLESIASTES 7.10                                                                                                         
No digas: ¿Por qué fueron los días pasados mejores que estos? Pues no es sabio que preguntes sobre esto.
Siempre hemos escuchado en el mundo de manera cotidiana cada vez que termina un año y comienza otro, que los tiempos pasados siempre fueron mejores que los actuales; quizás añorando los triunfos o los logros alcanzados y que por algunas circunstancias ya no están, o bien, suspirando por los años de su juventud, no se, lo que si se es que nunca debemos añorar lo del pasado, ya que esto ha quedado atrás y no volverá; lo que se hizo mal o se dejó de hacer ahí quedo, hoy solo debe ser un simple recuerdo. Hoy es tiempo de meditar, de hacer un balance sobre los objetivos alcanzados, sobre los fracasos o tropiezos, sobre nuestra relación con los nuestros, con el mundo y sobre todo con Dios. A lo largo de este año que terminó hubo momentos gratos, tiempos de aflicción, tiempos de pruebas, de llanto pero también de risas, de noticias gratas y otras no tan gratas. Quizás algunos ya partieron y nos han dejado, quizás nuevos miembros han llegado a nuestra familia y han llenado de luz nuestros hogares; una vela que se ha extinguido y otra nueva llena de esperanza que se enciende hoy. Para algunos es un nuevo comenzar, es renovarse de energías y prepararse para lo que vendrá, confiados en que todo saldrá bien, para otros faltos de fe es un año más lleno de carencias, de deudas, de tristezas y sin ninguna esperanza en el futuro. Hoy tienes que hacer un alto en tu caminar y así como el campesino hace con el trigo al separar la semilla de la cáscara, así tú también tienes que separar lo bueno de lo malo, el acierto del error. Hoy es tiempo de levantar la mirada hacia lo alto, y expresar un ¡¡GRACIAS DIOS!! Por este año que me has permitido disfrutar con mis familiares y amistades, con mis compañeros de estudio o de trabajo, con mis vecinos y porque no, también con aquellos que se dicen mis enemigos. Gracias por aprender a conocerme cada día más y reconocer ante ti que soy un ser humano imperfecto que estoy plagado de errores, pero que también poseo algunas cualidades; Gracias por que a través de los momentos de pruebas me enseñaste a conducirme con más prudencia, forjaste mi carácter y fortaleciste mi espíritu; me enseñaste que en la caída habría dolor, pero también viniste a mí y me trajiste el bálsamo de tu amor, curaste mi herida y me diste palabra de ánimo para continuar mi marcha, me enseñaste que para lograr mis objetivos era necesario enfrentar muchos obstáculos que con mis fuerzas serían imposible sortearlos, y en los momentos más críticos llegaste TU para infundirme valor y decisión. Hablaste a mi corazón y me dijiste cuanto me amas, que siempre estas conmigo y que en ningún momento me abandonas, y eso MI SEÑOR fue suficiente para reconocer que todo lo que he logrado te lo debo solo a Ti.
Hoy principia una nueva etapa, una nueva ilusión, un nuevo proyecto o una nueva vida, hoy podemos decir aquí vamos de nuevo Señor, mis esperanzas nuevas son y aunque el mundo piense de forma negativa yo pensaré de manera positiva, fijaré mi mirada solamente en tu mirada y mi mano se tomará fuertemente de tu mano para que tu me infundas confianza y seguridad; la cuesta comienza, la meta trazada se ve lejana y el objetivo se torna inalcanzable, pero solo en TI me siento confiado, porque eres mi ayudador, el que me alienta y me impulsa a alcanzar lo inalcanzable y a hacer posible lo que parece imposible.
El pasado ya lo viviste, el presente es lo que estás viviendo, y el futuro es lo que vivirás. No pierdas tu tiempo pensando en lo que fue, mejor prepárate para vivir lo que vendrá; porque recuerda que <> en otras palabras, prepárate a vivir cosas y experiencias nuevas y mejores, que las que ya viviste. Tienes que pasar a otro nivel en todos los aspectos, pero para ello es necesario enfrentar nuevos retos. Empieza a trabajar en tu mente que tú eres un triunfador; que no viniste a ver si podías (ganar), sino que por que puedes (vencer) viniste. Déjame darte un tip y por favor grábatelo: ¿Sabes que hace la diferencia entre un perdedor y un ganador? Algo tan sencillo ¡¡Su mentalidad!!
Hoy es el tiempo en que tu también tienes que hacer un cambio de mentalidad; de negativo a positivo, de pesimista a optimista, de vencido a vencedor, de conquistado a conquistador. Recuerda que todo es posible si te lo propones; todo radica en TU MENTE.
Espero en verdad que estas palabras lleguen a lo más profundo de tu corazón y que tu mente sea transformada; que tengas la determinación para realizar cosas GRANDES en tu vida, en tu familia, en tu trabajo o estudio. Que todos vean que tú haces la diferencia, así como lo hizo nuestro Señor Jesús. Que todo lo que hagas lleve tu sello, como todos los que formamos parte de la familia de Dios llevamos el sello de Jesús de Nazaret. Amén

De todo corazón le pido al Señor que en este año te llene de bendiciones y te guarde en todo momento. Son mis mejores deseos.

Autor: Victor Culebro

domingo, 25 de diciembre de 2011

FELIZ NAVIDAD

Si te sientes feliz en Navidad, no te extrañes.
Tienes derecho y razón de ser feliz.
Si en Navidad sientes deseos de hacer las paces con todo el mundo, hazlo sin dudar.

Los ángeles te lo indican:
Paz a los hombres de buena voluntad.
Si tienes deseos
de hacer las paces con Dios en Navidad,
¿por qué esperar?

Es el momento más adecuado.
No todos los días sientes los mismos deseos.
Es mejor pedir perdón a un Niño
que a un Hombre.

Mejor acudir al tribunal de la Misericordia
que al de la Justicia.
Si te sientes triste en Navidad,
no has entendido.

¿Triste cuando Dios viene a tu encuentro
lleno de amor y ternura?
Si sigues odiando en Navidad,
no has comprendido.
Navidad es la fiesta del Amor,
del Perdón, de la Paz,
por si no lo sabías.

Si sigues siendo un pecador en este tiempo,
la Navidad no existe para ti.
La Navidad te invita a recuperar tu alma de niño,
el niño inocente que fuiste alguna vez.


Al nacimiento de Jesús fueron invitados unos pastores,
gente sencilla y buena.
No fueron invitados los cortesanos de Herodes,
ni los fariseos, ni los miembros del Sanedrín.

No fueron los grandes de este mundo,
sino los pastores.
Por humildes y sencillos,
por ser dóciles al mensaje Divino.

Hoy siguen siendo invitados los humildes,
los que aceptan a Dios y sus mandamientos,
los sencillos, los pobres de espíritu.

Jesús es el patrón de los desamparados,
de los sin techo, de los emigrantes,
de todos los miserables, enfermos, hambrientos...
Cristo nace como un gitano.

Para el Creador del mundo un establo de animales.
No había lugar para Él en ninguna casa de Belén.
Para enseñarnos que las cosas materiales
no son la felicidad del hombre sino las celestiales.
¡Qué contraste tan brutal con ese afán nuestro
de poseer más y más cosas!

Nunca estamos satisfechos con lo que tenemos.
“He encontrado a Cristo y por tanto la alegría de vivir”...
Ojalá que esta Navidad,
tú también puedas decir eso:
He encontrado a Cristo y por tanto la alegría de vivir...

Porque de lo contrario,
“aunque Cristo naciese mil veces en Belén,
si no nace en ti, seguirás eternamente perdido”. 

Autor: P Mariano de Blas LC | Fuente: Catholic.net

martes, 20 de diciembre de 2011

EL TIEMPO DE DIOS ES PERFECTO

Hay ocasiones en nuestra vida, en las que nos toca experimentar sentimientos de desesperación al ver que eso que tanto deseamos no llega, y es que es tan difícil esperar, porque por mas mensajes o palabras que nos dicen las demás personas solo quien está esperando sabe lo que está pasando en su vida, cada pensamiento y cada sentimiento que hay en su mente y en su corazón, cada lágrima y cada suspiro que con el pasar del tiempo nos hace pensar que estaremos así por mucho tiempo.
Lo cierto es, que  por cada cosa que pedimos o anhelamos, hay un tiempo de espera y eso es inevitable, por mucho que nos desagrade la idea, es como hornear un pastel, comenzamos a preparar los ingredientes y se nos pasa el tiempo, pero llega la hora de colocarlo en el horno y tiene que transcurrir un tiempo prudente, el necesario para que nuestro pastel quede perfecto, no podemos sacarlo antes porque quedaría crudo y mucho menos olvidarnos que está en el horno porque estaría quemado, entonces vemos que no necesitamos ni mas ni menos tiempo, solo el necesario.
Así es la espera en Dios, al momento de exponerle tu necesidad o petición, Él comienza a preparar todo, Él es quien lleva a cabo el proceso para cocinar tu respuesta, y es cierto, mientras esperamos, andamos por ahí dando vueltas y pensando para cuando estará lista, vemos que pasa el tiempo y se nos hace tan largo, y hasta algunas veces pensamos en la posibilidad de que a Dios se le olvidó, o que está tan ocupado atendiendo otros asuntos que nuestra petición tardará un poco más.
En primer lugar, Dios jamás se olvida de algo, y en segundo lugar ¿acaso crees que no es lo suficientemente poderoso para responder a las necesidades de cada persona al mismo tiempo?, para Él no hay peticiones pequeñas o grandes, puesto que se basa en la confianza del corazón, y con esto no quiere decir que si confías más llegará antes, o si no confías se tardará mas, es solo que Dios sabe cuando estará lista tu respuesta, el confiar nos ayuda a esperar con paciencia y tranquilidad, con la seguridad que todo llegará en el momento adecuado, porque: Todo tiene su tiempo, y todo lo que se quiere debajo del cielo tiene su hora. Eclesiastés 3:1
Dios no llega antes, ni después, porque solo Él sabe cuando y de que manera es mejor para nosotros, Él es el dueño del tiempo y del espacio, del mundo y de lo que en el habita.
Es difícil no tener la fecha en que todo este proceso terminará, pero es tan reconfortante saber que Dios tiene el control absoluto de todo, que no hay nada que pueda impedir ni estorbar en lo que Él hará, a pesar de lo mucho o poco que ha pasado, por que sabes…

El tiempo de Dios es perfecto.

Autora: Maite Leija

viernes, 16 de diciembre de 2011

PASANDO LA PRUEBA DEL TIEMPO

Gálatas 6.9 “No nos cansemos, pues, de hacer bien; porque a su tiempo segaremos, si no desmayamos”
Hace muchos años leí un poema muy hermoso del maestro Renato Leduc titulado ”El Tiempo”, aquí te cito una parte del mismo < <Sabia virtud de conocer el tiempo; a tiempo amar y desatarse a tiempo; como dice el refrán; dar tiempo al tiempo que de amor y dolor alivia el tiempo>> Hablar de tiempo es hablar de momentos, de espacios; nuestra vida está regida de tiempos, pasado, presente y futuro, pero ¿ quién puede determinar o predecir su tiempo ? Nadie, ya que nuestro tiempo le pertenece a Dios, Él es el único que puede decidir en nuestras vidas.
Hablar de tiempo, indudablemente es hablar de sabiduría, la cual proviene de Dios. El amor y la virtud (en el antiguo testamento se relaciona con valor moral. En el nuevo testamento, se traduce como poder y fuerza) son dos dones que Dios le otorga al ser humano por medio del Espíritu Santo. Toda nuestra vida está o debe estar relacionada con el amor dirigido hacia toda la humanidad y hacia todas las cosas creadas por Dios; al observar detenidamente una flor, o bien una maravilla natural, o al recibir una caricia o un beso del ser amado, despierta en nosotros un hermoso sentimiento que es el amor.
El amar es una virtud ¿sabías tu eso? Ya que no todos saben amar; amar significa valorar, apreciar, conservar, y todo esto se logra a base de tiempo y de experiencias, a veces gratas y otras ingratas. Cuando aprendemos a esperar el tiempo de Dios, estamos dejando que Él haga su voluntad en nosotros y no interferimos en sus planes; quizás lo que Dios haga en tu vida no sea de tu agrado, ya que lo que has recibido no es lo que esperabas. < < En una ocasión un joven evangélico le pidió al Señor que le concediera un milagro, anhelaba un coche deportivo de lujo, este joven oró por este milagro por mucho tiempo y persistió suplicándole a Dios para que le fuera respondida la petición, en él había la Fe de que sería escuchado. Pasado el tiempo Dios le respondió y le dijo que había escuchado su súplica y le concedía lo que le pedía, al día siguiente le fue entregado un “vochito” de modelo atrasado; al verlo el joven montó en cólera y fue a protestarle en oración a Dios y le decía que no había entendido lo que le estaba pidiendo, que lo que le estaba dando era una burla. A lo que Dios le contestó que eso era lo más conveniente para él, ya que lo que deseaba era que tuviera largura de vida y no que la perdiera por su falta de madures e inexperiencia>>.
A lo largo de nuestra vida vamos adquiriendo madures y nos volvemos más aptos en ciertas cosas, y todo esto lo logramos a través del tiempo; las cosas no se dan de un momento a otro, tenemos que aprender a esperar el momento propicio. Dios no creó todo lo que existe en un solo día (aunque tenía el poder para hacerlo) porque lo creó con sabiduría, se regocijó en lo que estaba haciendo; si analizas bien las escrituras encontrarás que al último que creó fue al hombre, si, a ti y a mí y ¿sabes porque? Porque fue y sigue siendo ¡¡ SU CREACION PERFECTA!! Aquí hay un diseño divino, un plan preestablecido, una enseñanza que Dios quiere que entendamos y apliquemos en nuestro diario caminar.
No podemos pasar a otro nivel, sin antes haber superado la prueba del tiempo. Pasar esta prueba toma un compromiso fuerte; la vida básicamente está llena de pruebas y conforme vamos superando las mismas, vamos subiendo de nivel, es decir nos fortalecemos en espíritu, alma y cuerpo; no podemos ser fuertes en algo si antes no pasamos por una prueba; te pongo el ejemplo de alguien que ha perdido a un ser querido, como humano sufrió la pérdida, hubo dolor, tristeza, desolación, lamento, en fin todo lo que encierra este momento, pero al paso del tiempo la herida fue cicatrizando y poco a poco fue superando ese trago amargo que la vida le dio. Como hombres tenemos que aprender a darle tiempo al tiempo; no desesperarnos porque las cosas no se dieron en el momento que esperábamos o como pensábamos que se darían, ponte a pensar que quizás no era el momento propicio o no convenía que se dieran así, debemos siempre tener una mentalidad propositiva y ser siempre optimistas en las adversidades. Lee lo que dicen las Sagradas Escrituras en Santiago 5.7-8 < tened paciencia hasta la venida del Señor. Mirad como el labrador espera el precioso fruto de la tierra, aguardando con paciencia hasta que recibe la lluvia temprana y la tardía. Tened también vosotros paciencia, y afirmad vuestros corazones; porque la venida del Señor se acerca>> Ahora ya tienes la respuesta de cómo vas a superar las pruebas del tiempo ¿verdad? Con paciencia y manteniéndote firme, grabándote en tu mente y en tu corazón que todo pasará, que las bendiciones y las misericordias del Señor nuevas son cada día, que lo que no se te dio hoy se te dará mañana. Recuerda esto por favor, la promesa de Dios es que cada mañana la luz del sol iluminará toda la tierra y la luz del Señor (su bondad) resplandecerá en tu corazón.
No te desanimes, sigue luchando y creyendo en el Señor; continúa no te detengas porque tú has sido hecho de un material único, capaz de resistir los embates de la vida, de soportar el dolor y de superar las pruebas más difíciles. Todo en ti es poder y fuerza, fuiste hecho para conquistas, para imposibles, para inalcanzables, para cosas grandes, porque fuiste creado con genética de reino.
Cuando tu mente te diga es imposible, tú dile sí es posible, cuando venga a ti el desánimo, levántate y actívate, cuando venga a ti la tristeza sonríe y alaba, y cuando quieras llorar, póstrate ante el Señor y dale las gracias por el momento que estás pasando y tómate más fuerte de la mano del VENCEDEDOR DE VENCEDORES.

Vamos no te canses, porque a su tiempo cosecharás si no te das por vencido.

Que la paz del Señor Jesús este en tu corazón. Amén
Autor: Victor Culebro

viernes, 9 de diciembre de 2011

CREER O PENSAR

Una de las más grandes batallas que tenemos, en especial estando en una situación difícil o en medio de una necesidad, es la de la mente contra el corazón, buscamos mil cosas y mil motivos para creer en nuestro corazón, para terminar de convencernos que nuestra anhelada respuesta pronto llegará y cuando por fin estamos creyendo, de la nada aparecen una serie de pensamientos en nuestra mente que nos hacen dudar en tan solo un instante, haciendo que lo que tanto esfuerzo nos costó creer se desmorone en un abrir y cerrar de ojos, y es que es tan fácil pensar y pensar, desde que nos despertamos hasta que nos vamos a dormir, nuestra mente no deja de maquinar pensamientos, que cuando son positivos nos levantan el ánimo y nos alimentan la esperanza, pero cuando dejamos que sean negativos nos llevan a una profunda tristeza y lo que creíamos poco a poco lo vamos viendo mas lejano tanto que nos parece tan difícil de lograr a pesar de que nos sentíamos tan cerca.
Es sorprendente como un pensamiento puede causar tanto efecto en nosotros al grado de decidir sobre nuestros estados de ánimo, y nos mantienen como en un oleaje de ir y venir, y pasamos de momentos felices a momentos tristes y viceversa.
¿Pero que dicela Biblia sobre esto?, en  Efesios 4:17, 18
Esto, pues, digo y requiero en el Señor: que ya no andéis como los otros gentiles, que andan en la vanidad de su mente,  teniendo el entendimiento entenebrecido, ajenos de la vida de Dios por la ignorancia que en ellos hay, por la dureza de su corazón.
Es muy fácil obedecer a la mente, por todos los pensamientos que nos rodean, por que muchas veces son tan fuertes y lógicos que nos establecen límites en nuestra fé, haciéndonos “pensar” que eso que estamos esperando no llegará o que todo lo demás es mas fuerte que nosotros, y comenzamos a ver las circunstancias como grandes muros que nos impiden lograr nuestro objetivo y ver mas allá de lo imposible, pero si creemos en nuestro corazón creamos la convicción de lo que no podemos ver, y lo convertimos en un sentimiento mucho mas poderoso que cualquier pensamiento.
Solo de esta manera podemos esperar esa respuesta con la seguridad de que llegará, podemos estar tranquilos porque aunque nuestra mente nos diga lo contrario, nuestro corazón seguirá creyendo.

No pienses en lo difícil de la espera, cree en la recompensa que trae la respuesta.

Autora: Maite Leija

sábado, 26 de noviembre de 2011

COMO EN HOLLYWOOD

Cuantas veces hemos visto películas en las que el tema principal es que una persona viva dentro del cuerpo de otra!
Existen no una sino varias películas que tratan de este tema...la mayoría de ellas son graciosas ya que resulta extraño y hasta cómico que una persona con ciertas costumbres, características, gustos, ideas y demás cosas, viva dentro de un cuerpo y de una vida que no le pertenecen y que por concecuencia no irán al 100% con su estilo de vida.
Es ridículo e imposible que algo similar ocurra en la realidad, pero...
Imagínate que un día te levantas ... (pero como en una historia Hollywoodense) y dentro de tu cuerpo, tu mente, tu alma y tu corazón, vive otra persona y esa persona es nada mas y nada menos que: JESUS, el maestro, el carpintero, el Hijo de Dios, el que comía con publicanos y hablaba con samaritanas, el que no le huía a los leprosos ni a los endemoniados (ocurría lo contrario en este último caso) el que amaba sin ser correspondido, el que bendecía a los que lo maldecían, el que daba su vida por sus amigos (incluyéndote), el que lavaba pies sucios y mal olientes, el que ponía la otra mejilla, el que aborrecía el pecado, el que pasaba horas orando, etc, etc, etc y la lista es interminable.
IMAGÍNATE nuevamente como sería tu vida si él viviera dentro de ti, ¿qué cambios tan drásticos notarían los demás en ti!, ¿cómo sería tu conducta en el trabajo?, ¿cómo te vería la señora de la tienda de la esquina?, ¿qué pensarían de ti tus padres, esposo, esposa, hijos? ¿qué cosas verían tus ojos de ese día en adelante?, ¿qué escucharían tus oídos a partir de ese momento?, ¿cuánta misericordia irradiaría tu vida?, ¿cómo verías el cielo después de ese acontecimiento?, ¿cuántas veces le sonreirías a un desconocido?, ¿Agradecerías hasta el vaso de agua que bebes, jamás pensarías mal de nadie, cuantos favores harías sin esperar nada a cambio?
Nuevamente la lista es larguisisísima.!
Definitivamente las costumbres de Jesús chocarían con las nuestras, sus prioridades distarían kilómetros de las tuyas y las mías, nuestro cuerpo y mente se sentirían forzados a hacer cosas que tal vez no acostumbren, pero poco a poco se empezaría a notar el Jesús que llevamos dentro.
¿Y sabes qué es lo más genial?
Que esta idea no se le ocurrió a Spielberg para llevarla a una pantalla, sino a nuestro Dios, para que sea una realidad.
-Eunice Rodriguez

miércoles, 26 de octubre de 2011

PERDONATE YA

“El volverá a tener misericordia de nosotros; sepultará nuestras iniquidades, y echará en lo profundo del mar todos nuestros pecados”

Miqueas 7:19
Si, ya sabemos cual fue tu error, Dios ya lo sabe, tu mismo lo sabes, pero ¿Por qué razón te siguen culpando?, sabemos y estamos concientes que fue un error que no debió pasar, pero pasó, pero lo lindo de todo es que te arrepentiste y buscaste el perdón de Dios.
Dios en ningún momento te negó su perdón, al contrario corrió hacia donde ti a abrazarte como un Padre que demuestra su amor inmenso por su hijo, a pesar que todo fue tu culpa, el no te culpo, a pesar de que tu decidiste equivocarte, no te juzgo, al contrario, sacudió tus vestidos, quito el cabello de tu rostro, levanto tu mejilla y te dijo: “Hijo te Amo con amor eterno, eres la niña de mis ojos”.
Y es que así es el perdón de Dios, Él jamás te reprocha nada, jamás te juzga, jamás te saca en cara nada, ni te culpa, lejos de todo eso solo le interesa demostrarte cuanto te ama.
Los errores son situaciones que nos ayudan a comprender que es lo que no tenemos que volver a hacer, son esos episodios de la vida que nos ayudan a madurar y si bien es cierto que algunos de ellos son muy dolorosos, tienes que tener la certeza de que Dios como Buen Pastor te hará el momento mas placentero, cuando te rindes a sus brazos.
Pero ¿Por qué si sabes que Dios ya te perdono, te sigues culpando de eso?, ¿Por qué ese sentimiento de culpa que no te deja dormir o estar tranquilo?, ¿Por qué martirizarte la vida, cuando Dios ya ni se acuerda de tu pecado?
Amado o Amada, Dios me dice en esta hora que te diga: “HAS SIDO PERDONADO(A)”, ya no puedes seguir culpándote de algo que Dios ya juzgo y en el cual lejos de ser hallado culpable, te perdono por completo, teniendo misericordia de ti y dándote una nueva oportunidad para reivindicarte con Él.
La Culpabilidad y El Perdón no son compatibles, al contrario son cosas cien por ciento diferentes, mientras la culpabilidad te destruye, el PERDÓN te RESTAURA.
Amados, deja ya de pensar en ese error que cometiste, esa falta que llevaste acabo, esas palabras que no tuviste que decir, ese lugar al que no tenias que haber asistido, deja de una vez de culparte por algo que ya fue y en cual ya no puedes hacer nada por cambiar, es mejor aceptar el PERDÓN TOTAL de DIOS.
Así es el PERDÓN de DIOS, es TOTAL, se que nuestra mente finita muchas veces no comprender ese PERDÓN TOTAL, pero la voluntad de Dios no es que la entendamos, sino que la aceptemos, que sintamos como su amor, su misericordia y su perdón recorren nuestro ser, no porque lo merezcamos, sino porque Dios es GRANDE EN MISERICORDIA Y PERDÓN.
Es momento de aceptar ese PERDÓN, perdonarte a ti mismo, pues Dios se entristece cada vez que te ve reprochándote algo de lo cual Él ya te perdono. Mas déjate abrazar por Dios, búscalo, sumérgete en su presencia, siente como Él esta ahí y nunca se ha apartado de ti. El enemigo ha querido engañarte, haciéndote creer que eres culpable de algo de lo cual Dios ya te perdono, tus oídos muchas veces se han convertido en basurero del diablo en donde el ha metido toda clase de porquería en tus oídos y lastimosamente tu falta de perdón hacia ti mismo denota que has hecho caso de su basura.
Mas en esta hora Dios quiere que seas LIBRE COMPLETAMENTE, es momento de cerrar tus oídos al diablo y permitir que el PERDÓN TOTAL de Dios te abrace, que aun sin comprender el porque o el para que de su PERDÓN lo ACEPTES y comiences a vivir una vida LIBRE de culpabilidad.
Tú naciste para ser LIBRE, Jesús te hizo LIBRE y la LIBERTAD que Dios te dio, no te la puede quitar nadie, ni nada, así que levántate de donde has caído, cambia tus vestidos de culpa, renuévate en el Señor y acepta hoy su PERDÓN.

El PERDÓN de Dios a veces es incomprensible para el ser humano, pero que hermoso es saber que es un PERDÓN TOTAL.

Autor: Enrique Monterroza

domingo, 16 de octubre de 2011

YA NO LO HAGO MAS

“Escúchame, jovencito: hazme caso y vivirás muchos años. Yo, como maestro, te enseño a vivir sabiamente y a siempre hacer el bien”.
Proverbios 4:10-11 (Traducción en lenguaje actual)
Cuando un nuevo día empieza hay un ser muy importante que espera que usted, su hijo, hija no vuelva a hacer aquello que no es bueno. Cada vez que ve el sol brillar, Dios espera que se dé cuenta que le está dando una nueva oportunidad para que lo deje de hacer.
La misericordia de Dios se renueva todos los días, y se encuentra esperando por nosotros. No hagamos esperar más la misericordia de nuestro Padre.
Cada día trae su afán dice la palabra de Dios; por lo tanto vivamos cada día como si fuera el último de nuestras vida ¿Acaso no te gustaría disfrutar de tal regalo de Dios el último día de tu vida?
Sea lo que sea que esté haciendo y sabes bien no es lo correcto deje de hacerlo ya. No esperemos que pase un día más.
No se imagina el gran amor que Dios tiene para usted, su amor es a tal punto que desea con todo su corazón que su amado hijo (a) deje de ser esclavo de aquello que hace a escondidas.
Ya no lo hagas más, no se lastime ni lastime a su padre celestial que anhela verle libre como un ave y tan bello(a) como una flor en primavera.
¿Recuerda la historia del hijo pródigo? El padre de la historia está en la ventana aguardando la llegada de su hijo, ya que tiene la esperanza de volverlo a ver y que esta vez este no se vuelva a ir. Así es como espera Dios por usted y por mí cada vez que nos alejamos de él.
Hoy le invito a volver al padre, vamos di que sí. Dios está ahí en cada mañana aunque lo queramos ignorar es imposible hacerlo porque el cielo grita su nombre una y otra vez.
Yo siempre me digo a mí misma lo siguiente y se lo he dicho a muchas personas, quisiera compartirlo con usted querido hermano(a).

Mientras respire y su corazón siga latiendo, aun tiene una nueva oportunidad para empezar de nuevo y decir al cielo y a usted mismo: YA NO LO HAGO MÁS

Autora: Estephany Cordova V.

jueves, 29 de septiembre de 2011

¿Qué hacer cuando Dios calla?

¿Por qué Dios está oculto? ¿Por qué, luego de encontrarlo, se esconde? ¿Por qué es tan difícil entenderle? ¿Por qué calla? ¿Por qué no siempre responde? ¿No le importan mis problemas? ¿Es que no me ama? ¿Se ha olvidado de mí?

Hay momentos en la vida en que gritamos a Dios como el salmista:

Dios mío, Dios mío,
¿por qué me has abandonado?
A pesar de mis gritos mi oración no te alcanza.
Dios mío, de día te grito, y no respondes;
De noche, y no me haces caso...
(Sal 22 (21))

¡Despierta ya! ¿Por qué duermes, Señor?
¡Levántate, no nos rechaces para siempre!
¿Por qué ocultas tu rostro y olvidas nuestra miseria y opresión?
(Sal 44)

Cuando Dios calla nos sentimos perdidos

El silencio de una persona amada es doloroso. Se percibe como ausencia, vacío, desinterés, soledad... El silencio del otro provoca inseguridad y puede ser el origen de resentimientos y desconfianza.

Por eso el silencio de Dios es terriblemente doloroso. Jesucristo también lo padeció en la cruz, se sintió abandonado por el Padre. Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado? (Mc 15, 34b)

Sabemos que Dios salió de su eterno silencio, reveló su secreto, desveló su misterio en la Palabra: Jesucristo. Y que Cristo está vivo. Lo sabemos, pero eso no quita su misterioso silencio.

Pero percibimos su presencia

Creo que todos hemos experimentado la pérdida de un ser querido. Cuando muere alguien a quien amamos, tenemos la impresión de que no ha muerto del todo. Sabemos que, de alguna manera, está vivo. Nuestro corazón guarda la seguridad, o al menos la esperanza, de que esa persona a la que amamos sigue existiendo y está presente en nuestra vida, aunque de manera diferente. Lo experimentamos así, porque la memoria del amor nos fortalece la seguridad de que quien nos ama no nos abandona.

Aunque Dios calle y permanezca oculto, casi como si estuviera muerto, en el fondo del corazón percibimos su presencia. Esta percepción interior crece a medida que se desarrolla en nosotros la semilla de las virtudes teologales. La experiencia nos va demostrando el amor que Dios nos tiene. La memoria iluminada por la fe nos ayuda a recordarlo. Y así, progresivamente, nos va invadiendo la confianza de que Dios está presente. Poco a poco la gracia de Dios va trabajando en nosotros y de esa manera en el fondo de nosotros mismos crece y se va fortaleciendo una percepción interior de la que el corazón está seguro y que, gracias a la fe, se convierte en certeza: Aunque no lo vea, aunque no lo sienta, Él está aquí, conmigo, y me ama.

Lecciones aprendidas ante el silencio de Dios

En mi vida he aprendido tres lecciones ante los silencios de Dios:

1. Que no debo perder la paz interior, aunque sufra lo indecible. Se vale quejarse, pero sin perder la paz interior. Esta es la gran lección del salmista.

Dios mío, de día clamo, y no respondes,
también de noche, no hay silencio para mí.
¡Mas tú eres el Santo,
que moras en las laudes de Israel!

En ti esperaron nuestros padres,
esperaron y tú los liberaste;
a ti clamaron, y salieron salvos,
en ti esperaron, y nunca quedaron confundidos
(Sal 22(21), 2-6)

El Salmo 22 (21) nos enseña que no hay que desesperar, no hay que rebelarse contra Dios. Cuando Dios calla es tiempo de más oración, de súplica humilde y confiada.

Sí, tú del vientre me sacaste,
me diste confianza a los pechos de mi madre;
a ti fui entregado cuando salí del seno,
desde el vientre de mi madre eres tú mi Dios.

¡No andes lejos de mí, que la angustia está cerca,no hay para mí socorro!
(Sal 22(21), 10-12)

Si Dios calla en tu vida, te recomiendo que pronuncies pausadamente, con plena conciencia, en actitud abierta y confiada, el Salmo 22.


2. Que debo aceptar mis límites y tener confianza. En la comunicación, el silencio tiene un significado. Y si el silencio viene de Dios puedo tener la certeza de que no puede ser más que un gesto de amor, algo que Él me ofrece para mi bien. En Dios el silencio no puede significar rechazo o desinterés, simplemente Dios no puede hacerme una cosa así.

El silencio de Dios se convierte para mí en un reclamo para que yo guarde silencio, que acepte que hay algo de Dios que no alcanzo a comprender y que aprenda a escucharlo y acoger su voluntad con plena confianza en la Providencia.

Job nos da lecciones estupendas. Él llegó a aceptar que no alcanzaba a comprender muchas cosas que le sucedían y que debía abrazar el Plan de Dios, renunciando a su propia lógica.

Sé que eres todopoderoso:

ningún proyecto te es irrealizable.

Era yo el que empañaba el Consejo

con razones sin sentido.

Sí, he hablado de grandezas que no entiendo,

de maravillas que me superan y que ignoro.
(Job 42, 2-3)

Y después del silencio de Dios, Job alcanzó el culmen de su relación filial con Dios, hizo experiencia personal de la bondad y del amor de Dios aún en medio del misterio: “Sólo de oídas te conocía, pero ahora te han visto mis ojos” (Job 42, 5)

Esto me hace pensar en lo injustos que somos a veces con Dios: nos quejamos de que nos deja huérfanos cuando somos nosotros los que tantas veces nos comportamos como huérfanos, y Él, nuestro Padre y Hermano querido, allí está esperando pacientemente en silencio en el Sagrario, en nuestro corazón, en el prójimo, en todas partes...


3. Que debo perseverar en oración (cf. Mt 26, 41; cf 1 Tes 5, 17) y ser como el amigo inoportuno que llama a la puerta hasta que abre (cf Lc 18,1-8), con la certeza de que mi Padre me escuchará:

Pedid y se os dará; buscad y hallaréis; llamad y se os abrirá. Porque todo el que pide, recibe; el que busca, halla; y al que llama, se le abrirá. ¿Qué padre hay entre vosotros que, si su hijo le pide un pez, en lugar de un pez le da una culebra; o, si pide un huevo, le da un escorpión? Si, pues, vosotros, siendo malos, sabéis dar cosas buenas a vuestros hijos, ¡cuánto más el Padre del cielo dará el Espíritu Santo a los que se lo pidan! (Lc 11, 9-13)

Tarde o temprano escucharás tu nombre

Cuando Dios calla es tiempo de fe y libertad.

El silencio de Dios, no a pesar, sino precisamente por su complejidad y ambivalencia, es el espacio en el que se juega la libertad y la dignidad del hombre frente al tiempo y frente al Eterno (...), los tiempos de silencio de Dios son los tiempos de la libertad humana. (Bruno Forte)

Libertad para saber esperar, para optar por el amor sin condiciones. Cuando Dios calla, nos enseña a amar.

El silencio de Dios no es ausencia, es otra forma de estar presente, un lenguaje diferente. Lo que pasa es que somos impacientes y queremos respuestas inmediatas y siempre a nuestro estilo. Algo importante en el amor es aceptar al otro como es. También Dios merece este trato.

Cuando Dios calla es sábado santo. Tarde o temprano (tal vez hasta el día de nuestra muerte), escucharemos la voz tan esperada que nos llama por nuestro nombre, como aquél: “María” (Jn 20,16) de Cristo Resucitado.


De todos modos, la pregunta permanece abierta: ¿Por qué Dios calla?

Pregúntaselo tú mismo y espera con paciencia su respuesta.

Autor: P Evaristo Sada LC | Fuente: www.la-oracion.com

domingo, 25 de septiembre de 2011

¡ NO ME SIENTO DIGNO!

Estoy seguro que en algún momento de tu vida cristiana te has sentido indigno de hacerte llamar hijo de Dios, quizá por tus recurrentes errores o faltas, quizá por alguna área de tu vida que no has podido superar y se ha convertido en tu aguijón o porque crees que eres demasiado malo o mala como para hacerte llamar de esa forma.
Y es que no vamos a negar que todos quisiéramos hacer bien las cosas, no vamos a negar que la intención de agradar a Dios está en nosotros, pero por alguna razón nos cuesta un mundo llevar a cabo su voluntad o por lo menos dejar de fallarle.
Yo sé que es ese sentimiento que nos embarga a la hora de hacer algo que consideramos que no teníamos que hacer. Sé lo que se siente prometer a Dios no hacer eso otra vez y volverlo a hacer. Sé lo que se siente ver como Dios a pesar de nuestros continuos errores sigue siendo Fiel a nosotros.
En mas de alguna ocasión me he sentado en mi cama y reflexionado sobre ¿Por qué actuamos de esa forma?, ¿Por qué hacemos cosas que no queremos hacer, pero que terminamos haciéndolas?
En ocasiones me he encontrado llorando como un niño delante de Dios pidiéndole perdón nuevamente por algo que en más de alguna vez se lo he pedido. Y es que llegar delante de Dios después de fallarle en algo que prometiste no volver a fallarle es duro, y de no estar preparado puede ser el inicio de una caída libre.
En esos momentos en donde nuestras emociones se alborotan por el hecho de no hacer lo que Dios quiere que hagamos y en donde nos sentimos derrotados, sin fuerzas y quizá lo peor de todo: Indignos de Él, es cuando el enemigo quiere sacar ventaja.
Estoy seguro que en esos momentos en donde te sientes que no eres digno de seguir a Dios, ni mucho menos de llamarte su hijo, vienen una cantidad de pensamientos a tu mente tales como: “¡Que hipócrita eres!”, “¡Eres un caso perdido!”, “¿Otra vez?, ¡Dios ya está cansado de ti!”, “¡Eres un fracasado!”, “¡Ni vergüenza tienes de venir delante de Dios!”, “¡No mereces nada de lo que Dios te da!” y muchísimas frases parecidas a esas o que llevan el fin de aumentar tu sentimiento de indignidad.
Y es que tienes que entender que el enemigo de nuestras almas buscara la mínima oportunidad para minar tu mente con un sinfín de pensamientos negativos que lo único que querrán hacer es alejarte mas y mas de Dios.
Lastimosamente, a veces creemos las frases mentirosas y con mala intención que el diablo envía a nuestra mente. A veces creemos cada cosa y la tomamos como que si Dios mismo nos la estuviera diciendo.
Ahora te pregunto: ¿Acaso Dios te trataría mal?, ¿Acaso Dios te diría que eres un caso perdido?, ¿Te diría Dios que eres un hipócrita o un bueno para nada? Eso sería lo contrario a lo que Dios es, la Biblia dice que Dios es AMOR, que fue tan grande su amor o tanto nos amo que envió a su único Hijo a morir por nosotros.
¡Imagínate!, un Dios que es capaz de enviar a su único Hijo a morir por ti y por mí, es un Dios QUE NOS AMA CON UN AMOR ETERNO como lo dice su Palabra.
Quizá estos días te has sentido indigno de ser su hijo o de seguirlo, quizá tus acciones dicen lo contrario de lo que tu corazón realmente siente, quizá eres una persona que está batallando con hábitos negativos que no agradan a Dios y al verse acorralado por dichos hábitos, sientes que no mereces mas ser su hijo.
Pero no te corresponde a ti juzgar si mereces o no ser su hijo, la Biblia dice: “A lo suyo vino, y los suyos no le recibieron. Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios” Juan 1:11-12 (Reina-Valera 1960)
Dios te hizo su hijo porque un día creíste en Jesús, porque un día aceptaste el sacrificio que Él hizo por ti para perdón de tus pecados, un día reconociste tu necesidad de perdón, por lo tanto tu eres hijo de Dios y eres tan preciado porque vales la sangre preciosa que Cristo derramo en la cruz del calvario por ti y por mí.
No merecíamos tanto amor, ni mucho menos un sacrificio tan grande, pero Dios de que no merecíamos lo que hizo, tuvo a bien hacerlo, porque nos amaba, porque sabía que podíamos ser parte de su equipo, porque quería regalarnos vida eterna y porque somos como la niña de sus ojos.
Tú vales mucho, Dios te hizo digno de vida eterna, no por algo que hiciste, sino por lo que Cristo hizo por ti, no porque lo merecías, sino porque Dios tuvo a bien hacerlo, eso se llama GRACIA, un regalo inmerecido. Merecías la muerte, más Dios te dio vida, eso se llama: MISERICORDIA, lo contrario a lo que mereces.
No permitas que el diablo de saque ventaja, no prestes tus oídos para que te lleve de su basura, al contrario, no escuches lo que te diga e inténtalo nuevamente.
El reino de los cielos estará lleno de valientes, de personas que no se rindieron frente a sus debilidades y defectos, sino que fueron determinados en seguir luchando hasta alcanzar llegar a ser conforme al corazón de Dios.
Quizá en el camino habrá muchos baches, quizá habrá momentos de derrota y frustraciones, quizá el enemigo te enviara cientos o miles de pensamientos negativos para desanimarte, pero tu virtud estará en no hacer caso a sus ideas y dirigir tu mirada al único que te conoce y cree en ti, esto es: A Cristo Jesús Señor nuestro.
Dios jamás te acusara, al contrario te animara, jamás te dejara de amar, porque su amor hacia tu vida es eterno, por tal razón una de las formas de retribuir ese amor incomparable es: NO RINDIENDOTE, intentándolo cuantas veces sea posible, apegarte a Él y permitir que con su ayuda puedas salir adelante de toda situación que crees invencible.
Hoy Dios quiere recordarte lo preciado que eres para Él, lo mucho que te ama y lo mucho que anhela verte luchando, no te rindas, por lo que más quieras, ¡No te rindas!, tú vales mucho, este momento de sentimientos encontrados pasara, pronto veras como Dios terminara la obra que ha comenzado en ti, estas en proceso de construcción, Dios trabajando en ti, pero aun no ha terminado, ¡No te rindas!
¡Vamos! ¡Levántate una vez más!, lo que Cristo hizo por ti es suficiente motivación como para no dejarnos vencer, es suficiente motivación como para decirle al enemigo en su cara: “¡No me daré por vencido!”
El enemigo solo quiere verte vencido para reírte en tu cara, Dios con ojos de amor lo único que quiere es verte en victoria, por lo tanto: ¡No te rindas! ¡Eres tan valioso para Él porque vales la sangre su Hijo unigénito!
No sigas creyendo que no eres digno, porque si lo eres, porque Dios así lo quiso y porque un día estarás con Él por toda la eternidad, no por algo que hiciste o merecías, sino porque Dios te amo tanto que así lo decidió, por lo tanto: ¡Pelea y no te des por vencido!

¡Muestra no dándote por vencido que eres digno de Él!

“Con este fin oramos siempre por ustedes, pidiendo a nuestro Dios que los haga dignos del llamamiento que les hizo, y que cumpla por su poder todos los buenos deseos de ustedes y los trabajos que realizan movidos por su fe. De esta manera, el nombre de nuestro Señor Jesús será honrado por causa de ustedes, y él los honrará conforme a la bondad de nuestro Dios y del Señor Jesucristo”.

2 Tesalonicenses 1:11-12 (Dios Habla Hoy)

Autor: Enrique Monterroza

martes, 20 de septiembre de 2011

RESPIRA

Las situaciones de tu vida se hacen cada vez más difíciles. Hasta hace poco creías que podrías soportarlo pero hoy estás convencido que tus fuerzas se están agotando y que en cualquier momento simplemente renunciarás. Tu pasos se hacen lentos, y mirando al horizonte, cada mañana, te preguntas que hacer para salir de todo esto. Sientes que nada cambiará, y mientras pasan los días tu angustia se hace más visible. Los latidos de tu corazón parecen martillazos en medio de tanta impotencia y confusión. Noches de lloro y de aflicción has pasado en los últimos días esperando a que en la mañana siguiente algo cambie. Sientes que tu cuerpo se estremece lleno de ira y desesperación. Sólo, y aunque el dolor sea tan severo, coloca todos tus sentidos en estas palabras que Dios quiere decirte.
Hay muchas y variadas situaciones de nuestra vida que merecen colgarse enmarcadas en la pared, porque significaron para nosotros un esfuerzo sobrehumano que quizás no quisimos dar, pero que teníamos que hacerlo porque de eso dependía nuestra vida y la de algunas personas.
Algunas veces esperamos que ciertas cosas pasen de la manera que queremos, y algunas otras quisiéramos que las horas pasaran más rápido que los segundos para estar ó quedar en el final de esa situación difícil sin tener que pasar por el proceso, pero eso no puede ser así.
Para algunas personas, lastimosamente; para algunas otras, afortunadamente; vivir el proceso es necesario. No sé por lo que estés pasando hoy, pero algo de lo que estoy seguro es que indiscutiblemente Dios lo usará para que confíes aun mas en él, para darte fuerza, para probarte, para enseñarte, para que tengas fe, y para que lo busques aún más a cada instante.
Sé que puedes decir: “Pero es que ya no aguanto más, ya no soy capaz, no veo que esté actuando”, se que puedes sentir impotencia porque ya quieres que todo termine y vivir el regocijo de una prueba superada, pero déjame decirte que aunque no lo creas eso no depende de Dios, sino de ti.
El pueblo de Israel, al salir de Egipto hacia la tierra prometida, tenía tan solo que caminar 3 días para llegar a Canaán; pero por su desobediencia, su falta de fe, de confianza, su idolatría, su forma de renegar contra Dios, y de menospreciar lo que él hizo; Dios los castigo a caminar 40 años, ¡40 años! Yo no sé qué tan sorprendente e impactante sea para ti, pero caminar 40 años hacia algún lugar en un viaje que solo dura 3 días es un castigo gigante. Sería como si salieras de tu casa para cualquier parte y en vez de demorarte 15 ó 30 minutos que duraría normalmente tu viaje, durara ¡10 ó 20 años! Este pasaje de la biblia en donde narra la travesía del pueblo de Israel por el desierto, entre muchas cosas, ilustra cuanto tiempo se puede demorar alguien para obtener una bendición, eso depende totalmente de ti. Si quieres que la bendición llegue pronto, entonces se obediente, agradecido, confía, ten fe, anhela eso que esperas, deléitate en el Señor, búscalo, habla con él y veras como comienzas a ver que todo cambia; pero si vas a hacer desobediente, desagradecid@, desconfiad@, sin fe, y cada día desistes más y más de aquello que tanto quieres, entonces déjame decirte que tu bendición se demorará años en llegar, quizás no 40, pero pueden pasar muchos años, y porque no, pueden ser mas de 40.
Comprendo que esas situación muchas veces te dejan sin aliento, y sientes que no puedes respirar, porque todos hemos pasado y pasaremos por ahí; pero lo importante no es estar y caminar, sino como lo hacemos y que sacamos de todo esto. Podemos salir de estas situaciones con las manos totalmente vacías, pero podemos también salir de ellas con las manos llenas y con una bendición de la mano de Dios. ¿Qué quieres tú? ¿Cómo quieres salir? ¿Qué te quieres llevar? Y antes de que respondas estas preguntas, déjame decirte que indiscutiblemente no va a ser fácil. Muchas personas creen que ser un verdadero cristiano es fácil y las cosas salen a pedir de boca, y no es así, ser un verdadero cristiano es muy difícil, tanto que pocos lo son verdaderamente, y pocos se comprometen a serlo. ¿Qué clase de cristiano quieres ser tú? Si dices que quieres ser un cristiano verdaderamente agradable a Dios, entonces prepara tu cruz y síguelo, porque muchos ya la tiraron a la mitad del camino y Dios ¡no necesita cristianos mediocres! Que pudiendo hacer lo bueno no lo hacen, lo cual les será contado como malo. Recuerda que Dios no pasará por inocente al culpable. Así que tienes que tener las cosas muy claras y entender que, aunque estas palabras sean algo duras y difíciles de masticar, muchas de las situaciones difíciles que vivimos es a causa de nuestros propios errores y es nuestra culpa, y algunas otras que no lo son, pero que merecen un esfuerzo igual. Por eso examínate para entender claramente si por lo que estás pasando no es culpa tuya, y si lo es, trata de componerlo con la ayuda de Dios. Por eso antes de ir donde Dios a decirle porque esto y porque lo otro, mira en tu interior para ver si quizás no tienes algo que ver en todo eso. Caminar de una forma recta con Dios es complicado, porque todos los días le fallamos en cualquier cosa, criticar, señalar, juzgar, hablar mal, criticar con el pensamiento; estas son cosas que también desagradan a Dios, entonces dime, ¿es fácil mantenerse agradable para Dios? a veces inconscientemente hacemos estas cosas y tenemos que estar atentos para pedirle perdón a Dios, cada vez que el Espíritu Santo nos diga que hicimos algo mal.
Pero hoy quiero decirte que, aunque a veces todo es tan difícil, aunque a veces gritamos en silencio y llamamos a Dios a gritos, aunque a veces apretamos los puños, arañamos el mantel, lloramos con tanta insistencia, nos duelen las situaciones, hoy estemos melancólicos y todo se torne tan pero tan difícil, tan pero tan nublado, tan pero tan impotente; ¡hay una esperanza! Y es que le servimos al único Dios que todo lo puede y para el cual nada es imposible, y Dios nunca llega tarde, él nunca nos dará algo que no podamos soportar y solo está esperando a que le creas tan solo un poco para él actuar.
En donde estés ahora, en el lugar donde estés, en el momento en el que leas esto, tan solo ¡RESPIRA! Y comienza a creer, tu bendición viene en camino, atráela, lucha por ella, no te la dejes quitar, ¡RESPIRA! No permitas que esto te derrote, no tires la toalla, no permitas que alguien más se lleve tu bendición, ¡RESPIRA! Aguanta un segundo y ¡RESPIRA! Sé que quizás en este momento en este momento tus lágrimas caen por no hallar una salida, por ver como se desmoronan tus sueños y que quizás todo lo que tenias planeado parece derrumbarse frente a ti, sé que quizás tantas cosas te abruman y tienes que hacer algo pronto ó sino todo será pero, sientes una carga muy pesada sobre ti.
Tu novi@ termino contigo; enfrentas la muerte de una persona a la cual querías mucho; tu espos@ te abandonó; tu novi@ ó tu esposa te engaño; estás luchando con alguna enfermedad; perdiste tu empleo y no tienes con que alimentar tus hijos ni con qué pagar deudas; te das cuenta que estás embarazada y quizás tu novio te abandonó y no sabes como decírselo a tus padres; la obligación de llevar tu sol@ una casa; tienes un pecado oculto el cual no has podido vencer; te sientes sol@, tienes que hacer algo, pero necesitas dinero para eso y no lo tienes; le fallaste a Dios; te echaron de tu casa; tus padres se separaron ó están a punto de hacerlo; tus padres no te quieren; te sientes muy triste… ¡RESPIRA! En este momento desahógate en Dios, suelta hasta tu última lágrima y ¡RESPIRA! Aunque te sientas demasiado impotente ¡RESPIRA! Cierra tus ojos por un momento y ¡RESPIRA! Inspira el aliento de Dios, que corra por tu sangre, por tus pulmones, por todo tu ser. No permitas que esto te venza, no te dejes tirar a la lona… ¡RESPIRA! Y siente que las fuerzas llegan, y que Dios ha venido hasta ti para decirte: “¡RESPIRA! Aquí estoy contigo, enjugando una a una tus lágrimas, y no estás solo, yo estoy contigo, no pienses que me he olvidado de ti, te he estado observando y hoy vengo a ti a decirte que tomes mi mano y sigamos adelante, yo estoy contigo, solo ¡RESPIRA!”
Permíteme orar por ti:
“Señor Y Padre Celestial, no sé por lo que la persona que lee esto está pasando, pero sé que indiscutiblemente te necesita a ti, por favor, Dios, provee para esa persona lo que necesita, sana su corazón y quita de ella todo aquello que esté estorbando para que tu bendición llegue sana todas sus heridas y bendice su vida, seca sus lágrimas y dale eso que tanto necesita y que tanto te ha pedido, extiende tu mano y ayúdale, perdónale, y esfuérzale para que pueda seguir adelante, dale ahora mismo nuevas fuerzas y permítele respirar tu aliento de vida, no permitas que su vida decaiga mas ó muera, y hazle entender que estás a su lado. Te pido que le bendigas, que le hables, y que te muestres a esta persona; haz un milagro en su vida y ayúdale a componer todas y cada una de las cosas que están mal en su vida; arregla todo aquello que necesita una solución pronta, y dale una respuesta en este mismo instante. Haz Señor Jesucristo que todas las cosas vuelvan a la normalidad si esa es tu voluntad, de no ser así que todo se componga según tu lo quieras, pero por favor, dale fuerzas y mas fuerzas a la persona que lee esto, ¡Desfibrilala! Antes de que su corazón deje de latir… ¡En el Nombre Poderoso de Jesús de Nazaret!, Amen, Amen y Amen”

“¿Por qué voy a desanimarme? ¿Por qué voy a estar preocupado? Mi esperanza he puesto en Dios, a quien todavía seguiré alabando. ¡Él es mi Dios y Salvador!”

Salmos 42:5
Autor: Juan Carlos Vidal

sábado, 17 de septiembre de 2011

¿Qué esperas de tu mejor amigo, de tu novio(a) o de tu esposo(a)?

¿Qué esperas de tu mejor amigo, de tu novio(a) o de tu esposo(a)?
Menciono algunas respuestas que he recibido.
  • Que me tenga confianza
  • Que me escuche
  • Que me diga siempre la verdad
  • Que me ayude a ser mejor aún cuando duela
  • Que me haga sentirme a gusto cuando estoy con él
  • Que me acepte y valore mis logros y mis cualidades
  • Que aun conociéndome tal cual soy, me siga queriendo igual
  • Que me defienda y me sea leal cuando otros me critiquen o quieran hacerme daño
  • Que hable bien de mí
  • Que nunca me humille
  • Que se acuerde de mí cuando estoy lejos y que el tiempo y la distancia no disminuyan el amor
  • Que esté a mi lado en las buenas y en las malas  
Las respuestas son muy variadas pero hay algunos elementos en común, como la lealtad y la fidelidad, confianza, aceptación, respeto, entrega… En la Biblia, en el libro del Eclesiástico 6, 5-17 encontramos un texto que trata de la amistad y que tiene algunas semejanzas con esta lista:
"La boca amable multiplica sus amigos, la lengua que habla bien multiplica las afabilidades. Sean muchos los que estén en paz contigo, mas para consejero, uno entre mil. Si te echas un amigo, échatelo probado, y no tengas prisa en confiarte a él. Porque hay amigo que lo es de ocasión, y no persevera en el día de tu angustia. Hay amigo que se vuelve enemigo, y descubrirá la disputa que te ocasiona oprobio. Hay amigo que comparte tu mesa, y no persevera en el día de tu angustia. Cuando te vaya bien, será como otro tú, y con tus servidores hablará francamente; mas si estás humillado, estará contra ti, y se hurtará de tu presencia. De tus enemigos apártate, y de tus amigos no te fíes. El amigo fiel es seguro refugio, el que le encuentra, ha encontrado un tesoro. El amigo fiel no tiene precio, no hay peso que mida su valor. El amigo fiel es remedio de vida, los que temen al Señor le encontrarán. El que teme al Señor endereza su amistad, pues como él es, será su compañero."
Cada uno podría hacer su elenco, no para catalogar a quiénes puede considerar verdaderos amigos, sino para ver si se está comportando con sus amigos o con su esposo o esposa, de la misma manera en que él espera ser tratado. Y al pensar en tus mejores amigos considera que a Jesús le gustaría que le tuvieras en cuenta. Él nos llamó amigos (Jn 15, 15) y espera que le tratemos como tal.

Tratar de amistad con Jesús

Conocemos la definición de la oración que nos ofrece Santa Teresa donde evidencia que la oración es una relación de amistad con Cristo:  "No es otra cosa oración mental, sino tratar de amistad, estando muchas veces tratando a solas con quien sabemos nos ama". (Libro de la vida, 8,5)
Jesús espera que le tratemos como una persona, no como un “tema de meditación”.

La amistad con Cristo comienza en esta vida, pero no acaba nunca

El trato de amistad con Jesús de Nazaret en la oración exige: acogida, donación, confianza, fidelidad, respeto… mucho amor, cada día. Llevándose de esta manera con Cristo, se establece una relación de amistad extraordinaria y lo mejor es que es sólo el comienzo de lo que nos espera.
San Pablo sabía de esto y por ello decía: “Deseo morir para estar con Cristo” (cf Fil 1, 23) lo cual significa que disfrutaba tanto de su trato diario con Jesús que anhelaba poseerlo sin obstáculos y para siempre en el cielo. “Ahora vemos en un espejo, en enigma. Entonces veremos cara a cara”, “El amor es eterno” (cf 1 Cor 13,12 y 8) y en Rom, 8,35-39 escribe: ¿Quién nos separará del amor de Cristo? ¿La tribulación?, ¿la angustia?, ¿la persecución?, ¿el hambre?, ¿la desnudez?, ¿los peligros?, ¿la espada?, como dice la Escritura: Por tu causa somos muertos todo el día; tratados como ovejas destinadas al matadero. Pero en todo esto salimos vencedores gracias a aquel que nos amó. Pues estoy seguro de que ni la muerte ni la vida ni los ángeles ni los principados ni lo presente ni lo futuro ni las potestades ni la altura ni la profundidad ni otra criatura alguna podrá separarnos del amor de Dios manifestado en Cristo Jesús Señor nuestro.”
San Gregorio de Nisa, comentando la vida de Moisés, “el amigo de Dios”, decía: “Ninguno puede ver con tal plenitud a Dios que, después de haberle visto, deje de anhelar su visión. En esto consiste, en efecto, la verdadera visión de Dios: en que después de haberlo visto, jamás deja de desearlo.”
A este respecto Nicolás Cabasilas escribió que: “La Vida en Cristo comienza ya en este mundo. Aquí tiene su principio. Y su consumación en el cielo, cuando nos llegue la hora. No puede el vivir terreno alumbrar plenamente esa Vida en las almas de los hombres ni lo hará el venidero, si ese divino vivir no comenzó ya en la tierra. (…) Aquel día se permitirá a los amigos comunicar con el Hijo de Dios en los Misterios y aprender de sus labios lo que ÉI oyó de su Padre. Mas es preciso que quienes pretenden ser amigos se le alleguen con oídos preparados para escuchar sus palabras, que no es entonces tiempo de granjearse amistades, de preparar los oídos y aderezar vestiduras de boda ni de buscar lo demás que se precisa para la entrada en aquel Salón Nupcial. Todo eso se confecciona en el taller de esta vida. No hay lugar en la futura para quienes descuidaron los preparativos antes de morir: testigos las cinco Vírgenes y el invitado a las Bodas, que se acercaron desprovistos del vestido de fiesta, que entonces no pudieron preparar.”

La amistad con Cristo se desarrolla en la intimidad

Esta amistad se desarrolla y madura en la intimidad, que supone silencio y soledad, no para estar solos encerrados en nosotros mismos, sino para estar a solas con Jesús con la mirada puesta en Él. Eso es la oración: interiorizar todas las cosas y acontecimientos en la presencia de Cristo. Son cosas que escuchamos siempre cuando hablamos de la oración, pero con frecuencia las damos por supuestas y luego nos extrañamos de que nuestra amistad con Jesús no crezca.

Pregúntale a Jesús qué espera de un amigo suyo

Es bueno preguntarse: ¿en mi estilo de vida se dan las condiciones de posibilidad para que mi amistad con Jesús sea cada vez mayor y más auténtica? ¿Qué respondería Jesús si le preguntara qué espera de un amigo suyo, es decir, qué espera de ti? Creo que entre otras cosas respondería:
  • “Que busques la soledad y el silencio para estar conmigo”
  • “Que aceptes mi amor y permanezcas a mi lado, sobre todo a través de la Eucaristía y la Confesión” (cultivo de la vida de gracia)
  • “Que escuches mi Palabra y la interiorices”
  • “Que hagas siempre el bien”
  • “Que disfrutes de la vida, seas feliz y me hagas parte de tu día”
Y también podemos preguntarnos a nosotros mismos: ¿Habrá algo que yo esté haciendo o dejando de hacer que le incomode a Jesús y que esté haciendo más difícil la comunicación y la relación entre los dos? ¿Tengo el hábito de vivir en gracia de Dios?

Un consejo práctico para crecer en amistad con Cristo

Siempre buscamos que se nos responda a la pregunta: ¿Cómo lo hago? ¿Me recomienda algo para tener una amistad así con Cristo?
Menciono sólo un consejo práctico que a mí me ayuda mucho. En los días de sufrimiento el primero con quien voy es con Él. Los ratos de oración que recuerdo con más gusto son aquellos en que he estado con Jesucristo en días y circunstancias de particular dolor. Simplemente voy adonde haya un Sagrario y allí estoy con Él. Jesucristo siempre se ha portado conmigo como un verdadero amigo, que cumple y excede las condiciones del amigo perfecto.
En medio del sufrimiento la oración suele ser particularmente íntima, profunda, auténtica, afectiva. Vivir en esas circunstancias la experiencia de tener un amigo como Jesús me hace crecer en amistad y desear con ardor que esta amistad sea sólo el comienzo de la que podré tener en el cielo.


martes, 13 de septiembre de 2011

EN MEDIO DE LAS MALAS NOTICIAS ¡ TEN ANIMO!

Que tu ánimo cambie de un segundo para otro a través de una noticia que no esperabas es algo difícil de asimilar.
Pensar que todo estaba bien y que hace unos minutos sonreías por la seguridad que te daba el hecho de creer que las cosas iban a ser de la manera que las tenias planeadas.
Luego esa noticia inesperada cambia completamente tu panorama, ahora todo se convierte en borroso, hay más preguntas que respuestas, quisieras tener opciones, pero no las hay, quisieras solucionar las cosas, pero por más que piensas y analizas la situación no encuentras como solucionarlo.
Sonreías hace un momento, ahora tu cara es diferente, es como una explosión que debilita tú animo, hasta tu cuerpo parece más pesado de lo normal, tus ojos se entristecen y deseas con todo tu corazón que algo sobrenatural pase, porque solo así puedes encontrar una respuesta.
Quisieras llorar, pero el llorar no solucionaría nada, quisieras irte lejos de todo para pensar un momento, para analizar todo lo que está sucediendo.
Hay muchas preguntas en tu mente y la que más se mueve es: “Dios mío, ¿Por qué?”. Y es que en esos momentos de zozobra y en donde no hay respuestas de nada y el panorama no pinta bien, siempre acudimos a la misma pregunta: “Dios mío, ¿Por qué?”.
Nadie quiere pasar por esos momento, de hecho nunca pedimos pasar por esos momentos, pero son vivencias que tendremos que experimentar, son situaciones de las cuales no escaparemos y que tendremos que enfrentar. Son situaciones de la vida diaria que a pesar de no ser de nuestro agrado, algo aprenderemos.
Sé lo que es vivir ese momento, es más, en esos momentos no hay palabra que a uno lo pueda animar, ni tu familia, ni tus amigos lo pueden hacer, es algo muy extraño que cautiva toda tu vida y que le quita la fuerza que hace unos momentos tenias, no quieres hacer absolutamente nada, simplemente pensar y pensar.
En esos momentos es cuando quisiéramos que Dios nos hablara personalmente, que nos dijera algo, que nos explicara lo que pasa o nos dijera el propósito por el cual estamos pasando esos momentos de preocupación y angustia.
Quizá Dios en ese momento nos quisiera decir:

“Hijo amado, hija amada, Yo conozco tu corazón, se que lo que estás viviendo es algo difícil de asimilar, se que lo que tenias planeado es muy diferente a lo que en estos momentos estas experimentando, lo sé, pero confía, Yo siempre hago que todo lo que ocurra en tu vida te lleve a algo bueno. Quizá en este momento no lo vas a entender y aunque quisieras respuestas ahora mismo, no las habrán, pero de lo que si tienes que estar seguro y segura es que YO TENGO EL CONTROL.

Yo soy capaz de cambiar las cosas, soy capaz de darte lo que siempre has querido, pero tengo mi forma de hacerlo, tengo mis tiempos, tengo mi plan perfecto trazado para tu vida y todo es parte del camino hacia ese propósito perfecto.

Aunque tú no lo percibas, Yo estoy trabajando en ciertas áreas de tu vida, quizá en algún momento sea doloroso, pero tranquilo: Yo se la capacidad de resistencia que tienes.

Me duele verte triste, pero me alegro en saber que al final sonreirás, no te preocupes Yo cuido de ti, no tengas miedo, porque Yo voy contigo, no creas que estas solo, porque Yo nunca te he dejado, no creas que estás perdido, porque Yo te he encontrado, no llores mas, deja que te consuele y limpie tu rostro de esas lagrimas, te amo y lo he hecho con amor eterno, no tienes nada que temer ni dudar”.

Definitivamente nos encontraremos con situaciones que querrán empañar el gozo de Dios en nuestra vida, pero aun y con todo eso debemos seguir creyendo en lo que Dios nos ha prometido y en lo que Él hará.
Porque si de algo estoy y debemos estar seguros es que DIOS NO NOS DEJARA.

¡YO SE BIEN EN QUIEN HE PUESTO MI CONFIANZA!

“Por eso mismo estoy sufriendo ahora. Pero no me avergüenzo de lo que me pasa, porque yo sé bien en quién he puesto mi confianza. Estoy seguro de que él tiene poder para hacer que la buena noticia se siga anunciando hasta que llegue el fin del mundo”.

2 Timoteo 1:12 (Traducción en lenguaje actual)

Autor: Enrique Monterroza

viernes, 9 de septiembre de 2011

DIOS ES EL PROTAGONISTA EN LA ORACIÓN

La oración puede cambiar vuestra vida. Ya que aparta vuestra atención de vosotros mismos y dirige vuestra mente y vuestro corazón hacia el Señor. Si nos miramos solamente a nosotros mismos, con nuestras limitaciones y nuestros pecados, tomará cuerpo en nosotros con suma rapidez la tristeza y el desconsuelo. Pero si tenemos nuestros ojos fijos en el Señor, entonces nuestro corazón se llenará de esperanza, nuestra mente se iluminará por la luz de la verdad, y llegaremos a conocer la plenitud del Evangelio con todas sus promesas y su vida.

- ¿Qué es la oración? Comúnmente se considera una conversación. En una conversación hay siempre un «yo» y un «tú». En este caso un Tú con mayúscula. La experiencia de la oración enseña que si inicialmente el «yo» parece el elemento más importante, uno se da cuenta luego de que en realidad las cosas son de otro modo. Más importante es el Tú, porque nuestra oración parte de la iniciativa de Dios.

- ¿Cómo reza el Papa? Os respondo: como todo cristiano: habla y escucha. A veces, reza sin palabras, y es entonces cuando más escucha. Lo más importante es precisamente lo que «oye». Trata también de unir la oración a sus obligaciones, a sus actividades, a su trabajo, y unir su trabajo a la oración.

- Orar no significa sólo que podemos decir a Dios todo lo que nos agobia. Orar significa también callar y escuchar lo que Dios nos quiere decir.

- La oración debe abrazar todo lo que forma parte de nuestra vida.
No puede ser algo suplementario o marginal. Todo debe encontrar en ella su propia voz. También todo lo que nos oprime; de lo que nos avergonzamos; lo que por su naturaleza nos separa de Dios. Precisamente esto, sobre todo. La oración es la que siempre, primera y esencialmente, derriba la barrera que el pecado y el mal pueden haber levantado entre nosotros y Dios.

- Debemos orar también porque somos frágiles. Es preciso reconocer humildemente y en forma realista que somos pobres criaturas, con ideas confusas, tentadas por el mal, frágiles y débiles, con necesidad contínua de fuerza interior y de consuelo.

- La oración es el reconocimiento de nuestros limites y de nuestra dependencia: venimos de Dios, somos de Dios y retornamos a Dios. Por lo tanto, no podemos menos que abandonarnos en Él, nuestro Creador y Señor, con plena y total confianza.

- Si tratáis a Cristo, oiréis también vosotros en lo más íntimo del alma los requerimientos del Señor, sus insinuaciones continuas.

- En la oración, pues, el verdadero protagonista es Dios. El protagonista es Cristo, que constantemente libera la criatura de la esclavitud de la corrupción y la conduce hacia la libertad, para gloria de los hijos de Dios. Protagonista es el Espíritu Santo, que «viene en ayuda de nuestra debilidad».

- Procurad hacer un poco de silencio también vosotros en vuestra vida para poder pensar, reflexionar y orar con mayor fervor y hacer propósitos con más decisión. Hoy resulta difícil crearse «zonas de desierto y silencio» porque estamos continuamente envueltos en el engranaje de las ocupaciones, en el fragor de los acontecimientos y en el reclamo de los medios de comunicación, de modo que la paz interior corre peligro y encuentran obstáculos los pensamientos elevados que deben cualificar la existencia del hombre.

- Dios nos oye y nos responde siempre, pero desde la perspectiva de un amor más grande y de un conocimiento más profundo que el nuestro. Cuando parece que Él no satisface nuestros deseos concediéndonos lo que pedimos, por noble y generosa que nuestra petición nos parezca, en realidad Dios está purificando nuestros deseos en razón de un bien mayor que con frecuencia sobrepasa nuestra comprensión en esta vida. El desafío es «abrir nuestro corazón» alabando su Nombre, buscando su Reino, aceptando su Voluntad.

-Cuando recéis debéis ser conscientes de que la oración no significa sólo pedir algo a Dios o buscar una ayuda particular, aunque ciertamente la oración de petición sea un modo auténtico de oración. La oración, sin embargo, debe caracterizarse también por la adoración y la escucha atenta, pidiendo perdón a Dios e implorando la remisión de los pecados.

- La oración debe ir antes que todo: quien no lo entienda así, quien no lo practique, no puede excusarse de la falta de tiempo: lo que le falta es amor.

- No pocas veces acaso podemos sentir la tentación de pensar que Dios no nos oye o que no nos responde. Pero, como sabiamente nos recuerda san Agustín, Dios conoce nuestros deseos incluso antes de que se los manifestemos. Él afirma que la oración es para nuestro provecho, pues al orar «ponemos por obra» nuestros deseos, de tal manera que podemos obtener lo que ya Dios está dispuesto a concedernos. Es para nosotros una oportunidad para «abrir nuestro corazón».

- Para orar hay que procurar en nosotros un profundo silencio interior. La oración es verdadera si no nos buscamos a nosotros mismos en la oración, sino sólo al Señor. Hay que identificarse con la Voluntad de Dios, teniendo el espíritu despojado, dispuesto a una total entrega a Dios. Entonces nos daremos cuenta de que toda nuestra oración converge, por su propia naturaleza, hacia la oración que Jesús nos enseñó y que se convierte en su única plegaria en Getsemaní: «No se haga mi voluntad, sino la tuya.»

- La oración puede definirse de muchas maneras. Pero lo más frecuente es llamarla un coloquio, una conversación, un entretenerse con Dios. Al conversar con alguien, no solamente hablamos sino que además escuchamos. La oración, por tanto, es también una escucha. Consiste en ponerse a escuchar la voz interior de la gracia. A escuchar la llamada.

- El hombre no puede vivir sin orar, lo mismo que no puede vivir sin respirar.

- A través de la oración, Dios se revela en primer lugar como Misericordia, es decir, como Amor que va al encuentro del hombre que sufre. Amor que sostiene, que levanta, que invita a la confianza.

- La intervención humanitaria más poderosa sigue siendo siempre la oración, pues constituye un enorme poder espiritual, sobre todo cuando va acompañada por el sacrificio y el sufrimiento.

- La oración es también una arma para los débiles y para cuantos sufren alguna injusticia. Es el arma de la lucha espiritual que la Iglesia libra en el mundo, pues no dispone de otras armas.

- San Pablo, orando en medio de las dificultades de la vida, oyó estas palabras del Señor: «Te basta mi gracia: la fuerza se realiza en la debilidad.» La oración es la primera y fundamental condición de la colaboración con la gracia de Dios. Es menester orar para obtener la gracia de Dios y se necesita orar para poder cooperar con la gracia de Dios.

Autor: SS Juan Pablo II | Fuente: El Camino de María
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