viernes, 9 de diciembre de 2011

CREER O PENSAR

Una de las más grandes batallas que tenemos, en especial estando en una situación difícil o en medio de una necesidad, es la de la mente contra el corazón, buscamos mil cosas y mil motivos para creer en nuestro corazón, para terminar de convencernos que nuestra anhelada respuesta pronto llegará y cuando por fin estamos creyendo, de la nada aparecen una serie de pensamientos en nuestra mente que nos hacen dudar en tan solo un instante, haciendo que lo que tanto esfuerzo nos costó creer se desmorone en un abrir y cerrar de ojos, y es que es tan fácil pensar y pensar, desde que nos despertamos hasta que nos vamos a dormir, nuestra mente no deja de maquinar pensamientos, que cuando son positivos nos levantan el ánimo y nos alimentan la esperanza, pero cuando dejamos que sean negativos nos llevan a una profunda tristeza y lo que creíamos poco a poco lo vamos viendo mas lejano tanto que nos parece tan difícil de lograr a pesar de que nos sentíamos tan cerca.
Es sorprendente como un pensamiento puede causar tanto efecto en nosotros al grado de decidir sobre nuestros estados de ánimo, y nos mantienen como en un oleaje de ir y venir, y pasamos de momentos felices a momentos tristes y viceversa.
¿Pero que dicela Biblia sobre esto?, en  Efesios 4:17, 18
Esto, pues, digo y requiero en el Señor: que ya no andéis como los otros gentiles, que andan en la vanidad de su mente,  teniendo el entendimiento entenebrecido, ajenos de la vida de Dios por la ignorancia que en ellos hay, por la dureza de su corazón.
Es muy fácil obedecer a la mente, por todos los pensamientos que nos rodean, por que muchas veces son tan fuertes y lógicos que nos establecen límites en nuestra fé, haciéndonos “pensar” que eso que estamos esperando no llegará o que todo lo demás es mas fuerte que nosotros, y comenzamos a ver las circunstancias como grandes muros que nos impiden lograr nuestro objetivo y ver mas allá de lo imposible, pero si creemos en nuestro corazón creamos la convicción de lo que no podemos ver, y lo convertimos en un sentimiento mucho mas poderoso que cualquier pensamiento.
Solo de esta manera podemos esperar esa respuesta con la seguridad de que llegará, podemos estar tranquilos porque aunque nuestra mente nos diga lo contrario, nuestro corazón seguirá creyendo.

No pienses en lo difícil de la espera, cree en la recompensa que trae la respuesta.

Autora: Maite Leija

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