Una de las más grandes batallas que
tenemos, en especial estando en una situación difícil o en medio de una
necesidad, es la de la mente contra el corazón, buscamos mil cosas y mil
motivos para creer en nuestro corazón, para terminar de convencernos
que nuestra anhelada respuesta pronto llegará y cuando por fin estamos
creyendo, de la nada aparecen una serie de pensamientos en nuestra mente que nos hacen dudar en tan solo un instante, haciendo que lo que tanto esfuerzo nos costó creer se desmorone en un abrir y cerrar
de ojos, y es que es tan fácil pensar y pensar, desde que nos
despertamos hasta que nos vamos a dormir, nuestra mente no deja de
maquinar pensamientos, que cuando son positivos nos levantan el ánimo y
nos alimentan la esperanza, pero cuando dejamos que sean negativos nos
llevan a una profunda tristeza y lo que creíamos poco a poco lo vamos
viendo mas lejano tanto que nos parece tan difícil de lograr a pesar de que nos sentíamos tan cerca.
Es sorprendente como un pensamiento
puede causar tanto efecto en nosotros al grado de decidir sobre nuestros
estados de ánimo, y nos mantienen como en un oleaje de ir y venir, y pasamos de momentos felices a momentos tristes y viceversa.
¿Pero que dicela Biblia sobre esto?, en Efesios 4:17, 18
Esto, pues, digo y requiero en el Señor: que ya no andéis como los otros gentiles, que andan en la vanidad de su mente, teniendo el entendimiento entenebrecido, ajenos de la vida de Dios por la ignorancia que en ellos hay, por la dureza de su corazón.
Es muy fácil obedecer a la mente, por todos los pensamientos
que nos rodean, por que muchas veces son tan fuertes y lógicos que nos
establecen límites en nuestra fé, haciéndonos “pensar” que eso que
estamos esperando no llegará o que todo lo demás es mas fuerte que
nosotros, y comenzamos a ver las circunstancias como grandes muros
que nos impiden lograr nuestro objetivo y ver mas allá de lo imposible,
pero si creemos en nuestro corazón creamos la convicción de lo que no
podemos ver, y lo convertimos en un sentimiento mucho mas poderoso que
cualquier pensamiento.
Solo de esta manera podemos esperar esa
respuesta con la seguridad de que llegará, podemos estar tranquilos
porque aunque nuestra mente nos diga lo contrario, nuestro corazón
seguirá creyendo.
No pienses en lo difícil de la espera, cree en la recompensa que trae la respuesta.
Autora: Maite Leija
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