jueves, 29 de septiembre de 2011

¿Qué hacer cuando Dios calla?

¿Por qué Dios está oculto? ¿Por qué, luego de encontrarlo, se esconde? ¿Por qué es tan difícil entenderle? ¿Por qué calla? ¿Por qué no siempre responde? ¿No le importan mis problemas? ¿Es que no me ama? ¿Se ha olvidado de mí?

Hay momentos en la vida en que gritamos a Dios como el salmista:

Dios mío, Dios mío,
¿por qué me has abandonado?
A pesar de mis gritos mi oración no te alcanza.
Dios mío, de día te grito, y no respondes;
De noche, y no me haces caso...
(Sal 22 (21))

¡Despierta ya! ¿Por qué duermes, Señor?
¡Levántate, no nos rechaces para siempre!
¿Por qué ocultas tu rostro y olvidas nuestra miseria y opresión?
(Sal 44)

Cuando Dios calla nos sentimos perdidos

El silencio de una persona amada es doloroso. Se percibe como ausencia, vacío, desinterés, soledad... El silencio del otro provoca inseguridad y puede ser el origen de resentimientos y desconfianza.

Por eso el silencio de Dios es terriblemente doloroso. Jesucristo también lo padeció en la cruz, se sintió abandonado por el Padre. Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado? (Mc 15, 34b)

Sabemos que Dios salió de su eterno silencio, reveló su secreto, desveló su misterio en la Palabra: Jesucristo. Y que Cristo está vivo. Lo sabemos, pero eso no quita su misterioso silencio.

Pero percibimos su presencia

Creo que todos hemos experimentado la pérdida de un ser querido. Cuando muere alguien a quien amamos, tenemos la impresión de que no ha muerto del todo. Sabemos que, de alguna manera, está vivo. Nuestro corazón guarda la seguridad, o al menos la esperanza, de que esa persona a la que amamos sigue existiendo y está presente en nuestra vida, aunque de manera diferente. Lo experimentamos así, porque la memoria del amor nos fortalece la seguridad de que quien nos ama no nos abandona.

Aunque Dios calle y permanezca oculto, casi como si estuviera muerto, en el fondo del corazón percibimos su presencia. Esta percepción interior crece a medida que se desarrolla en nosotros la semilla de las virtudes teologales. La experiencia nos va demostrando el amor que Dios nos tiene. La memoria iluminada por la fe nos ayuda a recordarlo. Y así, progresivamente, nos va invadiendo la confianza de que Dios está presente. Poco a poco la gracia de Dios va trabajando en nosotros y de esa manera en el fondo de nosotros mismos crece y se va fortaleciendo una percepción interior de la que el corazón está seguro y que, gracias a la fe, se convierte en certeza: Aunque no lo vea, aunque no lo sienta, Él está aquí, conmigo, y me ama.

Lecciones aprendidas ante el silencio de Dios

En mi vida he aprendido tres lecciones ante los silencios de Dios:

1. Que no debo perder la paz interior, aunque sufra lo indecible. Se vale quejarse, pero sin perder la paz interior. Esta es la gran lección del salmista.

Dios mío, de día clamo, y no respondes,
también de noche, no hay silencio para mí.
¡Mas tú eres el Santo,
que moras en las laudes de Israel!

En ti esperaron nuestros padres,
esperaron y tú los liberaste;
a ti clamaron, y salieron salvos,
en ti esperaron, y nunca quedaron confundidos
(Sal 22(21), 2-6)

El Salmo 22 (21) nos enseña que no hay que desesperar, no hay que rebelarse contra Dios. Cuando Dios calla es tiempo de más oración, de súplica humilde y confiada.

Sí, tú del vientre me sacaste,
me diste confianza a los pechos de mi madre;
a ti fui entregado cuando salí del seno,
desde el vientre de mi madre eres tú mi Dios.

¡No andes lejos de mí, que la angustia está cerca,no hay para mí socorro!
(Sal 22(21), 10-12)

Si Dios calla en tu vida, te recomiendo que pronuncies pausadamente, con plena conciencia, en actitud abierta y confiada, el Salmo 22.


2. Que debo aceptar mis límites y tener confianza. En la comunicación, el silencio tiene un significado. Y si el silencio viene de Dios puedo tener la certeza de que no puede ser más que un gesto de amor, algo que Él me ofrece para mi bien. En Dios el silencio no puede significar rechazo o desinterés, simplemente Dios no puede hacerme una cosa así.

El silencio de Dios se convierte para mí en un reclamo para que yo guarde silencio, que acepte que hay algo de Dios que no alcanzo a comprender y que aprenda a escucharlo y acoger su voluntad con plena confianza en la Providencia.

Job nos da lecciones estupendas. Él llegó a aceptar que no alcanzaba a comprender muchas cosas que le sucedían y que debía abrazar el Plan de Dios, renunciando a su propia lógica.

Sé que eres todopoderoso:

ningún proyecto te es irrealizable.

Era yo el que empañaba el Consejo

con razones sin sentido.

Sí, he hablado de grandezas que no entiendo,

de maravillas que me superan y que ignoro.
(Job 42, 2-3)

Y después del silencio de Dios, Job alcanzó el culmen de su relación filial con Dios, hizo experiencia personal de la bondad y del amor de Dios aún en medio del misterio: “Sólo de oídas te conocía, pero ahora te han visto mis ojos” (Job 42, 5)

Esto me hace pensar en lo injustos que somos a veces con Dios: nos quejamos de que nos deja huérfanos cuando somos nosotros los que tantas veces nos comportamos como huérfanos, y Él, nuestro Padre y Hermano querido, allí está esperando pacientemente en silencio en el Sagrario, en nuestro corazón, en el prójimo, en todas partes...


3. Que debo perseverar en oración (cf. Mt 26, 41; cf 1 Tes 5, 17) y ser como el amigo inoportuno que llama a la puerta hasta que abre (cf Lc 18,1-8), con la certeza de que mi Padre me escuchará:

Pedid y se os dará; buscad y hallaréis; llamad y se os abrirá. Porque todo el que pide, recibe; el que busca, halla; y al que llama, se le abrirá. ¿Qué padre hay entre vosotros que, si su hijo le pide un pez, en lugar de un pez le da una culebra; o, si pide un huevo, le da un escorpión? Si, pues, vosotros, siendo malos, sabéis dar cosas buenas a vuestros hijos, ¡cuánto más el Padre del cielo dará el Espíritu Santo a los que se lo pidan! (Lc 11, 9-13)

Tarde o temprano escucharás tu nombre

Cuando Dios calla es tiempo de fe y libertad.

El silencio de Dios, no a pesar, sino precisamente por su complejidad y ambivalencia, es el espacio en el que se juega la libertad y la dignidad del hombre frente al tiempo y frente al Eterno (...), los tiempos de silencio de Dios son los tiempos de la libertad humana. (Bruno Forte)

Libertad para saber esperar, para optar por el amor sin condiciones. Cuando Dios calla, nos enseña a amar.

El silencio de Dios no es ausencia, es otra forma de estar presente, un lenguaje diferente. Lo que pasa es que somos impacientes y queremos respuestas inmediatas y siempre a nuestro estilo. Algo importante en el amor es aceptar al otro como es. También Dios merece este trato.

Cuando Dios calla es sábado santo. Tarde o temprano (tal vez hasta el día de nuestra muerte), escucharemos la voz tan esperada que nos llama por nuestro nombre, como aquél: “María” (Jn 20,16) de Cristo Resucitado.


De todos modos, la pregunta permanece abierta: ¿Por qué Dios calla?

Pregúntaselo tú mismo y espera con paciencia su respuesta.

Autor: P Evaristo Sada LC | Fuente: www.la-oracion.com

domingo, 25 de septiembre de 2011

¡ NO ME SIENTO DIGNO!

Estoy seguro que en algún momento de tu vida cristiana te has sentido indigno de hacerte llamar hijo de Dios, quizá por tus recurrentes errores o faltas, quizá por alguna área de tu vida que no has podido superar y se ha convertido en tu aguijón o porque crees que eres demasiado malo o mala como para hacerte llamar de esa forma.
Y es que no vamos a negar que todos quisiéramos hacer bien las cosas, no vamos a negar que la intención de agradar a Dios está en nosotros, pero por alguna razón nos cuesta un mundo llevar a cabo su voluntad o por lo menos dejar de fallarle.
Yo sé que es ese sentimiento que nos embarga a la hora de hacer algo que consideramos que no teníamos que hacer. Sé lo que se siente prometer a Dios no hacer eso otra vez y volverlo a hacer. Sé lo que se siente ver como Dios a pesar de nuestros continuos errores sigue siendo Fiel a nosotros.
En mas de alguna ocasión me he sentado en mi cama y reflexionado sobre ¿Por qué actuamos de esa forma?, ¿Por qué hacemos cosas que no queremos hacer, pero que terminamos haciéndolas?
En ocasiones me he encontrado llorando como un niño delante de Dios pidiéndole perdón nuevamente por algo que en más de alguna vez se lo he pedido. Y es que llegar delante de Dios después de fallarle en algo que prometiste no volver a fallarle es duro, y de no estar preparado puede ser el inicio de una caída libre.
En esos momentos en donde nuestras emociones se alborotan por el hecho de no hacer lo que Dios quiere que hagamos y en donde nos sentimos derrotados, sin fuerzas y quizá lo peor de todo: Indignos de Él, es cuando el enemigo quiere sacar ventaja.
Estoy seguro que en esos momentos en donde te sientes que no eres digno de seguir a Dios, ni mucho menos de llamarte su hijo, vienen una cantidad de pensamientos a tu mente tales como: “¡Que hipócrita eres!”, “¡Eres un caso perdido!”, “¿Otra vez?, ¡Dios ya está cansado de ti!”, “¡Eres un fracasado!”, “¡Ni vergüenza tienes de venir delante de Dios!”, “¡No mereces nada de lo que Dios te da!” y muchísimas frases parecidas a esas o que llevan el fin de aumentar tu sentimiento de indignidad.
Y es que tienes que entender que el enemigo de nuestras almas buscara la mínima oportunidad para minar tu mente con un sinfín de pensamientos negativos que lo único que querrán hacer es alejarte mas y mas de Dios.
Lastimosamente, a veces creemos las frases mentirosas y con mala intención que el diablo envía a nuestra mente. A veces creemos cada cosa y la tomamos como que si Dios mismo nos la estuviera diciendo.
Ahora te pregunto: ¿Acaso Dios te trataría mal?, ¿Acaso Dios te diría que eres un caso perdido?, ¿Te diría Dios que eres un hipócrita o un bueno para nada? Eso sería lo contrario a lo que Dios es, la Biblia dice que Dios es AMOR, que fue tan grande su amor o tanto nos amo que envió a su único Hijo a morir por nosotros.
¡Imagínate!, un Dios que es capaz de enviar a su único Hijo a morir por ti y por mí, es un Dios QUE NOS AMA CON UN AMOR ETERNO como lo dice su Palabra.
Quizá estos días te has sentido indigno de ser su hijo o de seguirlo, quizá tus acciones dicen lo contrario de lo que tu corazón realmente siente, quizá eres una persona que está batallando con hábitos negativos que no agradan a Dios y al verse acorralado por dichos hábitos, sientes que no mereces mas ser su hijo.
Pero no te corresponde a ti juzgar si mereces o no ser su hijo, la Biblia dice: “A lo suyo vino, y los suyos no le recibieron. Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios” Juan 1:11-12 (Reina-Valera 1960)
Dios te hizo su hijo porque un día creíste en Jesús, porque un día aceptaste el sacrificio que Él hizo por ti para perdón de tus pecados, un día reconociste tu necesidad de perdón, por lo tanto tu eres hijo de Dios y eres tan preciado porque vales la sangre preciosa que Cristo derramo en la cruz del calvario por ti y por mí.
No merecíamos tanto amor, ni mucho menos un sacrificio tan grande, pero Dios de que no merecíamos lo que hizo, tuvo a bien hacerlo, porque nos amaba, porque sabía que podíamos ser parte de su equipo, porque quería regalarnos vida eterna y porque somos como la niña de sus ojos.
Tú vales mucho, Dios te hizo digno de vida eterna, no por algo que hiciste, sino por lo que Cristo hizo por ti, no porque lo merecías, sino porque Dios tuvo a bien hacerlo, eso se llama GRACIA, un regalo inmerecido. Merecías la muerte, más Dios te dio vida, eso se llama: MISERICORDIA, lo contrario a lo que mereces.
No permitas que el diablo de saque ventaja, no prestes tus oídos para que te lleve de su basura, al contrario, no escuches lo que te diga e inténtalo nuevamente.
El reino de los cielos estará lleno de valientes, de personas que no se rindieron frente a sus debilidades y defectos, sino que fueron determinados en seguir luchando hasta alcanzar llegar a ser conforme al corazón de Dios.
Quizá en el camino habrá muchos baches, quizá habrá momentos de derrota y frustraciones, quizá el enemigo te enviara cientos o miles de pensamientos negativos para desanimarte, pero tu virtud estará en no hacer caso a sus ideas y dirigir tu mirada al único que te conoce y cree en ti, esto es: A Cristo Jesús Señor nuestro.
Dios jamás te acusara, al contrario te animara, jamás te dejara de amar, porque su amor hacia tu vida es eterno, por tal razón una de las formas de retribuir ese amor incomparable es: NO RINDIENDOTE, intentándolo cuantas veces sea posible, apegarte a Él y permitir que con su ayuda puedas salir adelante de toda situación que crees invencible.
Hoy Dios quiere recordarte lo preciado que eres para Él, lo mucho que te ama y lo mucho que anhela verte luchando, no te rindas, por lo que más quieras, ¡No te rindas!, tú vales mucho, este momento de sentimientos encontrados pasara, pronto veras como Dios terminara la obra que ha comenzado en ti, estas en proceso de construcción, Dios trabajando en ti, pero aun no ha terminado, ¡No te rindas!
¡Vamos! ¡Levántate una vez más!, lo que Cristo hizo por ti es suficiente motivación como para no dejarnos vencer, es suficiente motivación como para decirle al enemigo en su cara: “¡No me daré por vencido!”
El enemigo solo quiere verte vencido para reírte en tu cara, Dios con ojos de amor lo único que quiere es verte en victoria, por lo tanto: ¡No te rindas! ¡Eres tan valioso para Él porque vales la sangre su Hijo unigénito!
No sigas creyendo que no eres digno, porque si lo eres, porque Dios así lo quiso y porque un día estarás con Él por toda la eternidad, no por algo que hiciste o merecías, sino porque Dios te amo tanto que así lo decidió, por lo tanto: ¡Pelea y no te des por vencido!

¡Muestra no dándote por vencido que eres digno de Él!

“Con este fin oramos siempre por ustedes, pidiendo a nuestro Dios que los haga dignos del llamamiento que les hizo, y que cumpla por su poder todos los buenos deseos de ustedes y los trabajos que realizan movidos por su fe. De esta manera, el nombre de nuestro Señor Jesús será honrado por causa de ustedes, y él los honrará conforme a la bondad de nuestro Dios y del Señor Jesucristo”.

2 Tesalonicenses 1:11-12 (Dios Habla Hoy)

Autor: Enrique Monterroza

martes, 20 de septiembre de 2011

RESPIRA

Las situaciones de tu vida se hacen cada vez más difíciles. Hasta hace poco creías que podrías soportarlo pero hoy estás convencido que tus fuerzas se están agotando y que en cualquier momento simplemente renunciarás. Tu pasos se hacen lentos, y mirando al horizonte, cada mañana, te preguntas que hacer para salir de todo esto. Sientes que nada cambiará, y mientras pasan los días tu angustia se hace más visible. Los latidos de tu corazón parecen martillazos en medio de tanta impotencia y confusión. Noches de lloro y de aflicción has pasado en los últimos días esperando a que en la mañana siguiente algo cambie. Sientes que tu cuerpo se estremece lleno de ira y desesperación. Sólo, y aunque el dolor sea tan severo, coloca todos tus sentidos en estas palabras que Dios quiere decirte.
Hay muchas y variadas situaciones de nuestra vida que merecen colgarse enmarcadas en la pared, porque significaron para nosotros un esfuerzo sobrehumano que quizás no quisimos dar, pero que teníamos que hacerlo porque de eso dependía nuestra vida y la de algunas personas.
Algunas veces esperamos que ciertas cosas pasen de la manera que queremos, y algunas otras quisiéramos que las horas pasaran más rápido que los segundos para estar ó quedar en el final de esa situación difícil sin tener que pasar por el proceso, pero eso no puede ser así.
Para algunas personas, lastimosamente; para algunas otras, afortunadamente; vivir el proceso es necesario. No sé por lo que estés pasando hoy, pero algo de lo que estoy seguro es que indiscutiblemente Dios lo usará para que confíes aun mas en él, para darte fuerza, para probarte, para enseñarte, para que tengas fe, y para que lo busques aún más a cada instante.
Sé que puedes decir: “Pero es que ya no aguanto más, ya no soy capaz, no veo que esté actuando”, se que puedes sentir impotencia porque ya quieres que todo termine y vivir el regocijo de una prueba superada, pero déjame decirte que aunque no lo creas eso no depende de Dios, sino de ti.
El pueblo de Israel, al salir de Egipto hacia la tierra prometida, tenía tan solo que caminar 3 días para llegar a Canaán; pero por su desobediencia, su falta de fe, de confianza, su idolatría, su forma de renegar contra Dios, y de menospreciar lo que él hizo; Dios los castigo a caminar 40 años, ¡40 años! Yo no sé qué tan sorprendente e impactante sea para ti, pero caminar 40 años hacia algún lugar en un viaje que solo dura 3 días es un castigo gigante. Sería como si salieras de tu casa para cualquier parte y en vez de demorarte 15 ó 30 minutos que duraría normalmente tu viaje, durara ¡10 ó 20 años! Este pasaje de la biblia en donde narra la travesía del pueblo de Israel por el desierto, entre muchas cosas, ilustra cuanto tiempo se puede demorar alguien para obtener una bendición, eso depende totalmente de ti. Si quieres que la bendición llegue pronto, entonces se obediente, agradecido, confía, ten fe, anhela eso que esperas, deléitate en el Señor, búscalo, habla con él y veras como comienzas a ver que todo cambia; pero si vas a hacer desobediente, desagradecid@, desconfiad@, sin fe, y cada día desistes más y más de aquello que tanto quieres, entonces déjame decirte que tu bendición se demorará años en llegar, quizás no 40, pero pueden pasar muchos años, y porque no, pueden ser mas de 40.
Comprendo que esas situación muchas veces te dejan sin aliento, y sientes que no puedes respirar, porque todos hemos pasado y pasaremos por ahí; pero lo importante no es estar y caminar, sino como lo hacemos y que sacamos de todo esto. Podemos salir de estas situaciones con las manos totalmente vacías, pero podemos también salir de ellas con las manos llenas y con una bendición de la mano de Dios. ¿Qué quieres tú? ¿Cómo quieres salir? ¿Qué te quieres llevar? Y antes de que respondas estas preguntas, déjame decirte que indiscutiblemente no va a ser fácil. Muchas personas creen que ser un verdadero cristiano es fácil y las cosas salen a pedir de boca, y no es así, ser un verdadero cristiano es muy difícil, tanto que pocos lo son verdaderamente, y pocos se comprometen a serlo. ¿Qué clase de cristiano quieres ser tú? Si dices que quieres ser un cristiano verdaderamente agradable a Dios, entonces prepara tu cruz y síguelo, porque muchos ya la tiraron a la mitad del camino y Dios ¡no necesita cristianos mediocres! Que pudiendo hacer lo bueno no lo hacen, lo cual les será contado como malo. Recuerda que Dios no pasará por inocente al culpable. Así que tienes que tener las cosas muy claras y entender que, aunque estas palabras sean algo duras y difíciles de masticar, muchas de las situaciones difíciles que vivimos es a causa de nuestros propios errores y es nuestra culpa, y algunas otras que no lo son, pero que merecen un esfuerzo igual. Por eso examínate para entender claramente si por lo que estás pasando no es culpa tuya, y si lo es, trata de componerlo con la ayuda de Dios. Por eso antes de ir donde Dios a decirle porque esto y porque lo otro, mira en tu interior para ver si quizás no tienes algo que ver en todo eso. Caminar de una forma recta con Dios es complicado, porque todos los días le fallamos en cualquier cosa, criticar, señalar, juzgar, hablar mal, criticar con el pensamiento; estas son cosas que también desagradan a Dios, entonces dime, ¿es fácil mantenerse agradable para Dios? a veces inconscientemente hacemos estas cosas y tenemos que estar atentos para pedirle perdón a Dios, cada vez que el Espíritu Santo nos diga que hicimos algo mal.
Pero hoy quiero decirte que, aunque a veces todo es tan difícil, aunque a veces gritamos en silencio y llamamos a Dios a gritos, aunque a veces apretamos los puños, arañamos el mantel, lloramos con tanta insistencia, nos duelen las situaciones, hoy estemos melancólicos y todo se torne tan pero tan difícil, tan pero tan nublado, tan pero tan impotente; ¡hay una esperanza! Y es que le servimos al único Dios que todo lo puede y para el cual nada es imposible, y Dios nunca llega tarde, él nunca nos dará algo que no podamos soportar y solo está esperando a que le creas tan solo un poco para él actuar.
En donde estés ahora, en el lugar donde estés, en el momento en el que leas esto, tan solo ¡RESPIRA! Y comienza a creer, tu bendición viene en camino, atráela, lucha por ella, no te la dejes quitar, ¡RESPIRA! No permitas que esto te derrote, no tires la toalla, no permitas que alguien más se lleve tu bendición, ¡RESPIRA! Aguanta un segundo y ¡RESPIRA! Sé que quizás en este momento en este momento tus lágrimas caen por no hallar una salida, por ver como se desmoronan tus sueños y que quizás todo lo que tenias planeado parece derrumbarse frente a ti, sé que quizás tantas cosas te abruman y tienes que hacer algo pronto ó sino todo será pero, sientes una carga muy pesada sobre ti.
Tu novi@ termino contigo; enfrentas la muerte de una persona a la cual querías mucho; tu espos@ te abandonó; tu novi@ ó tu esposa te engaño; estás luchando con alguna enfermedad; perdiste tu empleo y no tienes con que alimentar tus hijos ni con qué pagar deudas; te das cuenta que estás embarazada y quizás tu novio te abandonó y no sabes como decírselo a tus padres; la obligación de llevar tu sol@ una casa; tienes un pecado oculto el cual no has podido vencer; te sientes sol@, tienes que hacer algo, pero necesitas dinero para eso y no lo tienes; le fallaste a Dios; te echaron de tu casa; tus padres se separaron ó están a punto de hacerlo; tus padres no te quieren; te sientes muy triste… ¡RESPIRA! En este momento desahógate en Dios, suelta hasta tu última lágrima y ¡RESPIRA! Aunque te sientas demasiado impotente ¡RESPIRA! Cierra tus ojos por un momento y ¡RESPIRA! Inspira el aliento de Dios, que corra por tu sangre, por tus pulmones, por todo tu ser. No permitas que esto te venza, no te dejes tirar a la lona… ¡RESPIRA! Y siente que las fuerzas llegan, y que Dios ha venido hasta ti para decirte: “¡RESPIRA! Aquí estoy contigo, enjugando una a una tus lágrimas, y no estás solo, yo estoy contigo, no pienses que me he olvidado de ti, te he estado observando y hoy vengo a ti a decirte que tomes mi mano y sigamos adelante, yo estoy contigo, solo ¡RESPIRA!”
Permíteme orar por ti:
“Señor Y Padre Celestial, no sé por lo que la persona que lee esto está pasando, pero sé que indiscutiblemente te necesita a ti, por favor, Dios, provee para esa persona lo que necesita, sana su corazón y quita de ella todo aquello que esté estorbando para que tu bendición llegue sana todas sus heridas y bendice su vida, seca sus lágrimas y dale eso que tanto necesita y que tanto te ha pedido, extiende tu mano y ayúdale, perdónale, y esfuérzale para que pueda seguir adelante, dale ahora mismo nuevas fuerzas y permítele respirar tu aliento de vida, no permitas que su vida decaiga mas ó muera, y hazle entender que estás a su lado. Te pido que le bendigas, que le hables, y que te muestres a esta persona; haz un milagro en su vida y ayúdale a componer todas y cada una de las cosas que están mal en su vida; arregla todo aquello que necesita una solución pronta, y dale una respuesta en este mismo instante. Haz Señor Jesucristo que todas las cosas vuelvan a la normalidad si esa es tu voluntad, de no ser así que todo se componga según tu lo quieras, pero por favor, dale fuerzas y mas fuerzas a la persona que lee esto, ¡Desfibrilala! Antes de que su corazón deje de latir… ¡En el Nombre Poderoso de Jesús de Nazaret!, Amen, Amen y Amen”

“¿Por qué voy a desanimarme? ¿Por qué voy a estar preocupado? Mi esperanza he puesto en Dios, a quien todavía seguiré alabando. ¡Él es mi Dios y Salvador!”

Salmos 42:5
Autor: Juan Carlos Vidal

sábado, 17 de septiembre de 2011

¿Qué esperas de tu mejor amigo, de tu novio(a) o de tu esposo(a)?

¿Qué esperas de tu mejor amigo, de tu novio(a) o de tu esposo(a)?
Menciono algunas respuestas que he recibido.
  • Que me tenga confianza
  • Que me escuche
  • Que me diga siempre la verdad
  • Que me ayude a ser mejor aún cuando duela
  • Que me haga sentirme a gusto cuando estoy con él
  • Que me acepte y valore mis logros y mis cualidades
  • Que aun conociéndome tal cual soy, me siga queriendo igual
  • Que me defienda y me sea leal cuando otros me critiquen o quieran hacerme daño
  • Que hable bien de mí
  • Que nunca me humille
  • Que se acuerde de mí cuando estoy lejos y que el tiempo y la distancia no disminuyan el amor
  • Que esté a mi lado en las buenas y en las malas  
Las respuestas son muy variadas pero hay algunos elementos en común, como la lealtad y la fidelidad, confianza, aceptación, respeto, entrega… En la Biblia, en el libro del Eclesiástico 6, 5-17 encontramos un texto que trata de la amistad y que tiene algunas semejanzas con esta lista:
"La boca amable multiplica sus amigos, la lengua que habla bien multiplica las afabilidades. Sean muchos los que estén en paz contigo, mas para consejero, uno entre mil. Si te echas un amigo, échatelo probado, y no tengas prisa en confiarte a él. Porque hay amigo que lo es de ocasión, y no persevera en el día de tu angustia. Hay amigo que se vuelve enemigo, y descubrirá la disputa que te ocasiona oprobio. Hay amigo que comparte tu mesa, y no persevera en el día de tu angustia. Cuando te vaya bien, será como otro tú, y con tus servidores hablará francamente; mas si estás humillado, estará contra ti, y se hurtará de tu presencia. De tus enemigos apártate, y de tus amigos no te fíes. El amigo fiel es seguro refugio, el que le encuentra, ha encontrado un tesoro. El amigo fiel no tiene precio, no hay peso que mida su valor. El amigo fiel es remedio de vida, los que temen al Señor le encontrarán. El que teme al Señor endereza su amistad, pues como él es, será su compañero."
Cada uno podría hacer su elenco, no para catalogar a quiénes puede considerar verdaderos amigos, sino para ver si se está comportando con sus amigos o con su esposo o esposa, de la misma manera en que él espera ser tratado. Y al pensar en tus mejores amigos considera que a Jesús le gustaría que le tuvieras en cuenta. Él nos llamó amigos (Jn 15, 15) y espera que le tratemos como tal.

Tratar de amistad con Jesús

Conocemos la definición de la oración que nos ofrece Santa Teresa donde evidencia que la oración es una relación de amistad con Cristo:  "No es otra cosa oración mental, sino tratar de amistad, estando muchas veces tratando a solas con quien sabemos nos ama". (Libro de la vida, 8,5)
Jesús espera que le tratemos como una persona, no como un “tema de meditación”.

La amistad con Cristo comienza en esta vida, pero no acaba nunca

El trato de amistad con Jesús de Nazaret en la oración exige: acogida, donación, confianza, fidelidad, respeto… mucho amor, cada día. Llevándose de esta manera con Cristo, se establece una relación de amistad extraordinaria y lo mejor es que es sólo el comienzo de lo que nos espera.
San Pablo sabía de esto y por ello decía: “Deseo morir para estar con Cristo” (cf Fil 1, 23) lo cual significa que disfrutaba tanto de su trato diario con Jesús que anhelaba poseerlo sin obstáculos y para siempre en el cielo. “Ahora vemos en un espejo, en enigma. Entonces veremos cara a cara”, “El amor es eterno” (cf 1 Cor 13,12 y 8) y en Rom, 8,35-39 escribe: ¿Quién nos separará del amor de Cristo? ¿La tribulación?, ¿la angustia?, ¿la persecución?, ¿el hambre?, ¿la desnudez?, ¿los peligros?, ¿la espada?, como dice la Escritura: Por tu causa somos muertos todo el día; tratados como ovejas destinadas al matadero. Pero en todo esto salimos vencedores gracias a aquel que nos amó. Pues estoy seguro de que ni la muerte ni la vida ni los ángeles ni los principados ni lo presente ni lo futuro ni las potestades ni la altura ni la profundidad ni otra criatura alguna podrá separarnos del amor de Dios manifestado en Cristo Jesús Señor nuestro.”
San Gregorio de Nisa, comentando la vida de Moisés, “el amigo de Dios”, decía: “Ninguno puede ver con tal plenitud a Dios que, después de haberle visto, deje de anhelar su visión. En esto consiste, en efecto, la verdadera visión de Dios: en que después de haberlo visto, jamás deja de desearlo.”
A este respecto Nicolás Cabasilas escribió que: “La Vida en Cristo comienza ya en este mundo. Aquí tiene su principio. Y su consumación en el cielo, cuando nos llegue la hora. No puede el vivir terreno alumbrar plenamente esa Vida en las almas de los hombres ni lo hará el venidero, si ese divino vivir no comenzó ya en la tierra. (…) Aquel día se permitirá a los amigos comunicar con el Hijo de Dios en los Misterios y aprender de sus labios lo que ÉI oyó de su Padre. Mas es preciso que quienes pretenden ser amigos se le alleguen con oídos preparados para escuchar sus palabras, que no es entonces tiempo de granjearse amistades, de preparar los oídos y aderezar vestiduras de boda ni de buscar lo demás que se precisa para la entrada en aquel Salón Nupcial. Todo eso se confecciona en el taller de esta vida. No hay lugar en la futura para quienes descuidaron los preparativos antes de morir: testigos las cinco Vírgenes y el invitado a las Bodas, que se acercaron desprovistos del vestido de fiesta, que entonces no pudieron preparar.”

La amistad con Cristo se desarrolla en la intimidad

Esta amistad se desarrolla y madura en la intimidad, que supone silencio y soledad, no para estar solos encerrados en nosotros mismos, sino para estar a solas con Jesús con la mirada puesta en Él. Eso es la oración: interiorizar todas las cosas y acontecimientos en la presencia de Cristo. Son cosas que escuchamos siempre cuando hablamos de la oración, pero con frecuencia las damos por supuestas y luego nos extrañamos de que nuestra amistad con Jesús no crezca.

Pregúntale a Jesús qué espera de un amigo suyo

Es bueno preguntarse: ¿en mi estilo de vida se dan las condiciones de posibilidad para que mi amistad con Jesús sea cada vez mayor y más auténtica? ¿Qué respondería Jesús si le preguntara qué espera de un amigo suyo, es decir, qué espera de ti? Creo que entre otras cosas respondería:
  • “Que busques la soledad y el silencio para estar conmigo”
  • “Que aceptes mi amor y permanezcas a mi lado, sobre todo a través de la Eucaristía y la Confesión” (cultivo de la vida de gracia)
  • “Que escuches mi Palabra y la interiorices”
  • “Que hagas siempre el bien”
  • “Que disfrutes de la vida, seas feliz y me hagas parte de tu día”
Y también podemos preguntarnos a nosotros mismos: ¿Habrá algo que yo esté haciendo o dejando de hacer que le incomode a Jesús y que esté haciendo más difícil la comunicación y la relación entre los dos? ¿Tengo el hábito de vivir en gracia de Dios?

Un consejo práctico para crecer en amistad con Cristo

Siempre buscamos que se nos responda a la pregunta: ¿Cómo lo hago? ¿Me recomienda algo para tener una amistad así con Cristo?
Menciono sólo un consejo práctico que a mí me ayuda mucho. En los días de sufrimiento el primero con quien voy es con Él. Los ratos de oración que recuerdo con más gusto son aquellos en que he estado con Jesucristo en días y circunstancias de particular dolor. Simplemente voy adonde haya un Sagrario y allí estoy con Él. Jesucristo siempre se ha portado conmigo como un verdadero amigo, que cumple y excede las condiciones del amigo perfecto.
En medio del sufrimiento la oración suele ser particularmente íntima, profunda, auténtica, afectiva. Vivir en esas circunstancias la experiencia de tener un amigo como Jesús me hace crecer en amistad y desear con ardor que esta amistad sea sólo el comienzo de la que podré tener en el cielo.


martes, 13 de septiembre de 2011

EN MEDIO DE LAS MALAS NOTICIAS ¡ TEN ANIMO!

Que tu ánimo cambie de un segundo para otro a través de una noticia que no esperabas es algo difícil de asimilar.
Pensar que todo estaba bien y que hace unos minutos sonreías por la seguridad que te daba el hecho de creer que las cosas iban a ser de la manera que las tenias planeadas.
Luego esa noticia inesperada cambia completamente tu panorama, ahora todo se convierte en borroso, hay más preguntas que respuestas, quisieras tener opciones, pero no las hay, quisieras solucionar las cosas, pero por más que piensas y analizas la situación no encuentras como solucionarlo.
Sonreías hace un momento, ahora tu cara es diferente, es como una explosión que debilita tú animo, hasta tu cuerpo parece más pesado de lo normal, tus ojos se entristecen y deseas con todo tu corazón que algo sobrenatural pase, porque solo así puedes encontrar una respuesta.
Quisieras llorar, pero el llorar no solucionaría nada, quisieras irte lejos de todo para pensar un momento, para analizar todo lo que está sucediendo.
Hay muchas preguntas en tu mente y la que más se mueve es: “Dios mío, ¿Por qué?”. Y es que en esos momentos de zozobra y en donde no hay respuestas de nada y el panorama no pinta bien, siempre acudimos a la misma pregunta: “Dios mío, ¿Por qué?”.
Nadie quiere pasar por esos momento, de hecho nunca pedimos pasar por esos momentos, pero son vivencias que tendremos que experimentar, son situaciones de las cuales no escaparemos y que tendremos que enfrentar. Son situaciones de la vida diaria que a pesar de no ser de nuestro agrado, algo aprenderemos.
Sé lo que es vivir ese momento, es más, en esos momentos no hay palabra que a uno lo pueda animar, ni tu familia, ni tus amigos lo pueden hacer, es algo muy extraño que cautiva toda tu vida y que le quita la fuerza que hace unos momentos tenias, no quieres hacer absolutamente nada, simplemente pensar y pensar.
En esos momentos es cuando quisiéramos que Dios nos hablara personalmente, que nos dijera algo, que nos explicara lo que pasa o nos dijera el propósito por el cual estamos pasando esos momentos de preocupación y angustia.
Quizá Dios en ese momento nos quisiera decir:

“Hijo amado, hija amada, Yo conozco tu corazón, se que lo que estás viviendo es algo difícil de asimilar, se que lo que tenias planeado es muy diferente a lo que en estos momentos estas experimentando, lo sé, pero confía, Yo siempre hago que todo lo que ocurra en tu vida te lleve a algo bueno. Quizá en este momento no lo vas a entender y aunque quisieras respuestas ahora mismo, no las habrán, pero de lo que si tienes que estar seguro y segura es que YO TENGO EL CONTROL.

Yo soy capaz de cambiar las cosas, soy capaz de darte lo que siempre has querido, pero tengo mi forma de hacerlo, tengo mis tiempos, tengo mi plan perfecto trazado para tu vida y todo es parte del camino hacia ese propósito perfecto.

Aunque tú no lo percibas, Yo estoy trabajando en ciertas áreas de tu vida, quizá en algún momento sea doloroso, pero tranquilo: Yo se la capacidad de resistencia que tienes.

Me duele verte triste, pero me alegro en saber que al final sonreirás, no te preocupes Yo cuido de ti, no tengas miedo, porque Yo voy contigo, no creas que estas solo, porque Yo nunca te he dejado, no creas que estás perdido, porque Yo te he encontrado, no llores mas, deja que te consuele y limpie tu rostro de esas lagrimas, te amo y lo he hecho con amor eterno, no tienes nada que temer ni dudar”.

Definitivamente nos encontraremos con situaciones que querrán empañar el gozo de Dios en nuestra vida, pero aun y con todo eso debemos seguir creyendo en lo que Dios nos ha prometido y en lo que Él hará.
Porque si de algo estoy y debemos estar seguros es que DIOS NO NOS DEJARA.

¡YO SE BIEN EN QUIEN HE PUESTO MI CONFIANZA!

“Por eso mismo estoy sufriendo ahora. Pero no me avergüenzo de lo que me pasa, porque yo sé bien en quién he puesto mi confianza. Estoy seguro de que él tiene poder para hacer que la buena noticia se siga anunciando hasta que llegue el fin del mundo”.

2 Timoteo 1:12 (Traducción en lenguaje actual)

Autor: Enrique Monterroza

viernes, 9 de septiembre de 2011

DIOS ES EL PROTAGONISTA EN LA ORACIÓN

La oración puede cambiar vuestra vida. Ya que aparta vuestra atención de vosotros mismos y dirige vuestra mente y vuestro corazón hacia el Señor. Si nos miramos solamente a nosotros mismos, con nuestras limitaciones y nuestros pecados, tomará cuerpo en nosotros con suma rapidez la tristeza y el desconsuelo. Pero si tenemos nuestros ojos fijos en el Señor, entonces nuestro corazón se llenará de esperanza, nuestra mente se iluminará por la luz de la verdad, y llegaremos a conocer la plenitud del Evangelio con todas sus promesas y su vida.

- ¿Qué es la oración? Comúnmente se considera una conversación. En una conversación hay siempre un «yo» y un «tú». En este caso un Tú con mayúscula. La experiencia de la oración enseña que si inicialmente el «yo» parece el elemento más importante, uno se da cuenta luego de que en realidad las cosas son de otro modo. Más importante es el Tú, porque nuestra oración parte de la iniciativa de Dios.

- ¿Cómo reza el Papa? Os respondo: como todo cristiano: habla y escucha. A veces, reza sin palabras, y es entonces cuando más escucha. Lo más importante es precisamente lo que «oye». Trata también de unir la oración a sus obligaciones, a sus actividades, a su trabajo, y unir su trabajo a la oración.

- Orar no significa sólo que podemos decir a Dios todo lo que nos agobia. Orar significa también callar y escuchar lo que Dios nos quiere decir.

- La oración debe abrazar todo lo que forma parte de nuestra vida.
No puede ser algo suplementario o marginal. Todo debe encontrar en ella su propia voz. También todo lo que nos oprime; de lo que nos avergonzamos; lo que por su naturaleza nos separa de Dios. Precisamente esto, sobre todo. La oración es la que siempre, primera y esencialmente, derriba la barrera que el pecado y el mal pueden haber levantado entre nosotros y Dios.

- Debemos orar también porque somos frágiles. Es preciso reconocer humildemente y en forma realista que somos pobres criaturas, con ideas confusas, tentadas por el mal, frágiles y débiles, con necesidad contínua de fuerza interior y de consuelo.

- La oración es el reconocimiento de nuestros limites y de nuestra dependencia: venimos de Dios, somos de Dios y retornamos a Dios. Por lo tanto, no podemos menos que abandonarnos en Él, nuestro Creador y Señor, con plena y total confianza.

- Si tratáis a Cristo, oiréis también vosotros en lo más íntimo del alma los requerimientos del Señor, sus insinuaciones continuas.

- En la oración, pues, el verdadero protagonista es Dios. El protagonista es Cristo, que constantemente libera la criatura de la esclavitud de la corrupción y la conduce hacia la libertad, para gloria de los hijos de Dios. Protagonista es el Espíritu Santo, que «viene en ayuda de nuestra debilidad».

- Procurad hacer un poco de silencio también vosotros en vuestra vida para poder pensar, reflexionar y orar con mayor fervor y hacer propósitos con más decisión. Hoy resulta difícil crearse «zonas de desierto y silencio» porque estamos continuamente envueltos en el engranaje de las ocupaciones, en el fragor de los acontecimientos y en el reclamo de los medios de comunicación, de modo que la paz interior corre peligro y encuentran obstáculos los pensamientos elevados que deben cualificar la existencia del hombre.

- Dios nos oye y nos responde siempre, pero desde la perspectiva de un amor más grande y de un conocimiento más profundo que el nuestro. Cuando parece que Él no satisface nuestros deseos concediéndonos lo que pedimos, por noble y generosa que nuestra petición nos parezca, en realidad Dios está purificando nuestros deseos en razón de un bien mayor que con frecuencia sobrepasa nuestra comprensión en esta vida. El desafío es «abrir nuestro corazón» alabando su Nombre, buscando su Reino, aceptando su Voluntad.

-Cuando recéis debéis ser conscientes de que la oración no significa sólo pedir algo a Dios o buscar una ayuda particular, aunque ciertamente la oración de petición sea un modo auténtico de oración. La oración, sin embargo, debe caracterizarse también por la adoración y la escucha atenta, pidiendo perdón a Dios e implorando la remisión de los pecados.

- La oración debe ir antes que todo: quien no lo entienda así, quien no lo practique, no puede excusarse de la falta de tiempo: lo que le falta es amor.

- No pocas veces acaso podemos sentir la tentación de pensar que Dios no nos oye o que no nos responde. Pero, como sabiamente nos recuerda san Agustín, Dios conoce nuestros deseos incluso antes de que se los manifestemos. Él afirma que la oración es para nuestro provecho, pues al orar «ponemos por obra» nuestros deseos, de tal manera que podemos obtener lo que ya Dios está dispuesto a concedernos. Es para nosotros una oportunidad para «abrir nuestro corazón».

- Para orar hay que procurar en nosotros un profundo silencio interior. La oración es verdadera si no nos buscamos a nosotros mismos en la oración, sino sólo al Señor. Hay que identificarse con la Voluntad de Dios, teniendo el espíritu despojado, dispuesto a una total entrega a Dios. Entonces nos daremos cuenta de que toda nuestra oración converge, por su propia naturaleza, hacia la oración que Jesús nos enseñó y que se convierte en su única plegaria en Getsemaní: «No se haga mi voluntad, sino la tuya.»

- La oración puede definirse de muchas maneras. Pero lo más frecuente es llamarla un coloquio, una conversación, un entretenerse con Dios. Al conversar con alguien, no solamente hablamos sino que además escuchamos. La oración, por tanto, es también una escucha. Consiste en ponerse a escuchar la voz interior de la gracia. A escuchar la llamada.

- El hombre no puede vivir sin orar, lo mismo que no puede vivir sin respirar.

- A través de la oración, Dios se revela en primer lugar como Misericordia, es decir, como Amor que va al encuentro del hombre que sufre. Amor que sostiene, que levanta, que invita a la confianza.

- La intervención humanitaria más poderosa sigue siendo siempre la oración, pues constituye un enorme poder espiritual, sobre todo cuando va acompañada por el sacrificio y el sufrimiento.

- La oración es también una arma para los débiles y para cuantos sufren alguna injusticia. Es el arma de la lucha espiritual que la Iglesia libra en el mundo, pues no dispone de otras armas.

- San Pablo, orando en medio de las dificultades de la vida, oyó estas palabras del Señor: «Te basta mi gracia: la fuerza se realiza en la debilidad.» La oración es la primera y fundamental condición de la colaboración con la gracia de Dios. Es menester orar para obtener la gracia de Dios y se necesita orar para poder cooperar con la gracia de Dios.

Autor: SS Juan Pablo II | Fuente: El Camino de María

lunes, 5 de septiembre de 2011

El consejo de Cristo a Marta

Yendo Jesús de camino, pasó por un pueblo. Parece que Jesús siempre va de paso, pero siempre va por algo, siempre nos enseña algo. En ese pueblo una mujer llamada Marta lo acoge en su casa. Mientras ella trajina para atender lo mejor posible a aquel huésped tan ilustre, una hermana suya, llamada María, se coloca a los pies de Cristo para escucharle. Marta se impacienta y le reclama a Cristo la tranquilidad de su hermana. Cristo aprovecha aquella situación para decirle a Marta con enorme cariño que en la vida realmente sólo hay una cosa importante y que María ha elegido lo mejor. La confianza que trasmite esta escena indica que la amistad de Cristo con aquellas hermanas era total. El Señor debió pasar muchos momentos con aquellos hermanos. Después nos contará el Evangelio que realizará con Lázaro uno de los milagros más grandes de los que realizó. En esta escena podemos descubrir cómo la vida humana tiene un sentido y cuál es realmente ese sentido.


¿Cuál es el sentido de la vida humana? Es ésta una pregunta que todos nos hacemos cuando vemos que no podemos lograr todo lo que queremos, cuando vemos que muere una persona en el inicio mismo de su vida, cuando contemplamos el sufrimiento de tantos seres humanos por culpa del egoísmo de los hombres, cuando vemos la desesperación de tantas personas ante el sufrimiento propio o de un ser querido. Y la realidad es que no podemos aceptar que todo se reduzca a nacer, vivir si es que se puede llamar vivir a muchas vidas, para terminar en la nada. El ser humano debe tener un fin más allá de las cosas que hace o que ve.

Marta representa para nosotros una forma de vivir. "Marta, Marta, te preocupas y te agitas por muchas cosas; y hay necesidad de pocas, o mejor, de una sola". Impresiona el cariño de Jesús por aquella mujer que se desvivía por atenderle y procurarle bienestar. El hecho de repetir dos veces su nombre es señal de cariño, de ternura y de reconocimiento a su labor. Pero Jesús quiere prevenirla contra un gran escollo de la vida: el vivir sin más, el irse tragando los días sin ver en el horizonte, el hacer muchas cosas, pero no preocuparse de lo más importante.


Marta es el símbolo de una humanidad que ha dado prioridad al hacer o al tener sobre el ser, a la eficacia sobre lo importante, a la inmanencia sobre la trascendencia. Marta somos cada uno de nosotros cuando en el día al día decimos: "No tengo tiempo para rezar". "No tengo tiempo para formarme". "No tengo tiempo para pensar". "No tengo tiempo para Dios". Basta asomarse a la calle y a las casas para ver cuánto se hace, cómo se corre, cómo se vive. Pareciera que estamos construyendo la ciudad terrena o que hubiera que terminar cada día algo que mañana hay que volver a empezar.

El consejo de Cristo a Marta, santa después al fin y al cabo, está lleno de afecto, de afecto del bueno. La invita a tomarse la vida de otra forma, a respirar, a vivir serenamente, a preocuparse más de las cosas del espíritu. Ahí va a encontrar la paz y la tranquilidad. Le enseña a construir el presente mirando a la eternidad, pues así aprenderá el verdadero valor de las cosas. Sin duda, Marta aprendió aquella lección y, sin dejar de ser la mujer activa y dinámica que era, en adelante su corazón se aficionó más a lo verdaderamente importante. Marta, por medio de Cristo, había comprendido que la vida tiene un sentido, que el fin del hombre está por encima de las cosas cotidianas.
Autor: P. Juan J. Ferrán LC | Fuente: Catholic.net

viernes, 2 de septiembre de 2011

Rosario a la Preciosa Sangre de Cristo (revelado al Laico Bernabe Nwoye)




En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Ven Espíritu Santo, llena los corazones de tus fieles y enciende en ellos el fuego de tu Amor. Envía Tu
Espíritu y todo será creado y renovarás la faz de la tierra. Oh Dios, que instruiste los corazones de tus
fieles con la Luz del Espíritu Santo, concédenos que animados y guiados por este mismo Espíritu
aprendamos a obrar rectamente siempre y gocemos de la dulzura del Bien y de Sus divinos consuelos. Por
Cristo Nuestro Señor. Así sea.
Creo en Dios, Padre Todopoderoso,
Creador del cielo y de la tierra.
Creo en Jesucristo su único Hijo Señor Nuestro,
que fue concebido por obra del Espíritu Santo.
Nació de Santa María Virgen,
padeció bajo el poder de Poncio Pilato,
fue crucificado, muerto y sepultado, descendió a los infiernos,
y al tercer día resucitó de entre los muertos,
subió a los cielos y está sentado a la diestra de Dios Padre, Todopoderoso.
Desde allí a de venir a juzgar a los vivos y a los muertos.
Creo en el Espíritu Santo, la Santa Iglesia católica
la comunión de los santos, el perdón de los pecados,
la resurrección de la carne y la vida perdurable. Amén.
¡Que la Preciosa Sangre que brota de la Sagrada Cabeza
de Nuestro Señor Jesucristo, Templo de la Divina
Sabiduría, Tabernáculo del Divino Conocimiento, y Luz
del Cielo y de la tierra, nos cubra ahora y siempre!
Amén.
¡Oh Preciosísima Sangre de Jesucristo!
¡Sana las heridas en el Sacratísimo Corazón de Jesús!
Padre nuestro..., Dios te salve María... (3 veces), Gloria al Padre...

¡Que la Preciosa Sangre que brota de la Sagrada Cabeza de Nuestro Señor Jesucristo, Templo de la Divina
Sabiduría, Tabernáculo del Divino Conocimiento, Luz del Cielo y de la tierra, nos cubra ahora y siempre!
Amén.
Primer misterio: La Mano derecha de Nuestro Señor Jesús es clavada.
¡Por la Preciosa Llaga de Tu Mano derecha, y por el dolor causado por el clavo que la atravesó, la Preciosa
Sangre que brota de ella, salve a los pecadores del mundo entero y convierta muchas almas! Amén.
¡Oh Preciosísima Sangre de Jesucristo!
¡Sana las heridas en el Sacratísimo Corazón de Jesús!
Padre Nuestro…
Dios te salve María…
¡Sangre Preciosa de Jesucristo! (12 veces)
¡Sálvanos a nosotros y al mundo entero! (12 veces)
Gloria al Padre…
¡Que la Preciosa Sangre que brota de la Sagrada Cabeza de Nuestro Señor Jesucristo, Templo de la Divina
Sabiduría, Tabernáculo del Divino Conocimiento, Luz del Cielo y de la tierra, nos cubra ahora y siempre!
Amén.
Segundo misterio: La Mano izquierda de Nuestro Señor Jesús es clavada.
¡Por la Preciosa Llaga de Tu Mano izquierda, y por el dolor causado por el clavo que la atravesó, la
Preciosa Sangre que brota de ella, salve almas del Purgatorio y proteja a los moribundos de los ataques de
los espíritus infernales! Amén.
¡Oh Preciosísima Sangre de Jesucristo!
¡Sana las heridas en el Sacratísimo Corazón de Jesús!
Padre Nuestro…
Dios te salve María…
¡Sangre Preciosa de Jesucristo! (12 veces)
¡Sálvanos a nosotros y al mundo entero! (12 veces)
Gloria al Padre…
¡Que la Preciosa Sangre que brota de la Sagrada Cabeza de Nuestro Señor Jesucristo, Templo de la Divina
Sabiduría, Tabernáculo del Divino Conocimiento, Luz del Cielo y de la tierra, nos cubra ahora y siempre!
Amén.
Tercer misterio: El Pie derecho de Nuestro Señor Jesús es clavado.
¡Por la Preciosa Llaga de Tu Pie derecho, y por el dolor causado por el clavo que lo atravesó, la Preciosa
Sangre que brota de ella, cubra los cimientos de la Iglesia Católica contra los planes del reino oculto y los
hombres malignos! Amén.
¡Oh Preciosísima Sangre de Jesucristo!

¡Sana las heridas en el Sacratísimo Corazón de Jesús!
Padre Nuestro…
Dios te salve María…
¡Sangre Preciosa de Jesucristo! (12 veces)
¡Sálvanos a nosotros y al mundo entero! (12 veces)
Gloria al Padre…
¡Que la Preciosa Sangre que brota de la Sagrada Cabeza de Nuestro Señor Jesucristo, Templo de la Divina
Sabiduría, Tabernáculo del Divino Conocimiento, Luz del Cielo y de la tierra, nos cubra ahora y siempre!
Amén.
Cuarto Misterio: El Pie izquierdo de Nuestro Señor Jesús es clavado.
¡Por la Preciosa Llaga de tu Pie izquierdo, y por el dolor causado por el clavo que lo atravesó, la Preciosa
Sangre que brota de ella, nos proteja en todos nuestros caminos de los planes y ataques de los espíritus
malignos y sus agentes! Amén.
¡Oh Preciosísima Sangre de Jesucristo!
¡Sana las heridas en el Sacratísimo Corazón de Jesús!
Padre Nuestro…
Dios te salve María…
¡Sangre Preciosa de Jesucristo! (12 veces)
¡Sálvanos a nosotros y al mundo entero! (12 veces)
Gloria al Padre…
¡Que la Preciosa Sangre que brota de la Sagrada Cabeza de Nuestro Señor Jesucristo, Templo de la Divina
Sabiduría, Tabernáculo del Divino Conocimiento, Luz del Cielo y de la tierra, nos cubra ahora y siempre!
Amén.
Quinto misterio: El sagrado Costado de Nuestro Señor Jesús es traspasado.
¡Por la Preciosa Llaga de tu Sagrado Costado, y por el dolor causado por la lanza que lo traspasó, la
Preciosa Sangre y Agua que brotan de ella, sane a los enfermos, resucite a los muertos, solucione nuestros
problemas presentes y nos enseñe el camino hacia Nuestro Dios para la Gloria Eterna! Amén.
¡Oh Preciosísima Sangre de Jesucristo!
¡Sana las heridas en el Sacratísimo Corazón de Jesús!
Padre Nuestro…
Dios te salve María…
¡Sangre Preciosa de Jesucristo! (12 veces)
¡Sálvanos a nosotros y al mundo entero! (12 veces)
Gloria al Padre…

¡Que la Preciosa Sangre que brota de la Sagrada Cabeza de Nuestro Señor Jesucristo, Templo de la Divina
Sabiduría, Tabernáculo del Divino Conocimiento, Luz del Cielo y de la tierra, nos cubra ahora y siempre!
Amén.
¡Oh Preciosísima Sangre de Jesucristo!
¡Sana las heridas en el Sacratísimo Corazón de Jesús! (3 veces)
Dios te salve, Reina y Madre, Madre de misericordia, vida y dulzura y esperanza nuestra. Dios te salve. A ti
llamamos los desterrados hijos de Eva; a ti suspiramos, gimiendo y llorando en este valle de lágrimas. Ea,
pues, Señora abogada nuestra, vuelve a nosotros esos tus ojos misericordiosos y después de este
destierro, muéstranos a Jesús, fruto bendito de tu vientre. ¡Oh clemente! ¡oh piadosa! ¡oh dulce Virgen
María!
Ruega por nosotros santa Madre de Dios,
Para que seamos dignos de alcanzar las divinas gracias y promesas
de nuestro Señor Jesucristo.
Amén.
Oh Preciosísima Sangre de Jesucristo, te honramos, te alabamos y te adoramos por tu Obra de Eterna
Alianza que trae paz a la humanidad. Sana las heridas en el Sacratísimo Corazón de Jesús. Consuela al
Padre Todopoderoso en Su Trono y lava los pecados del mundo entero. Que Todos te reverencien, Oh
Preciosa Sangre, ten misericordia. Amén.
Sacratísimo Corazón de Jesús
Ten misericordia de nosotros
Inmaculado Corazón de María
Ruega por nosotros
San José, esposo de María
Ruega por nosotros
Santos Pedro y Pablo
Rueguen por nosotros
San Juan al pie de la Cruz
Ruega por nosotros
Santa María Magdalena
Ruega por nosotros
Todos los guerreros de Oración e Intercesores del Cielo
Rueguen por nosotros
Todos los grandes Santos de Nuestro Señor
Rueguen por nosotros
Todas las huestes Celestiales, Legión Angélica de María
Rueguen por nosotros
Señor, ten piedad de nosotros
Señor, ten piedad de nosotros
Cristo, ten piedad de nosotros
Cristo, ten piedad de nosotros
Señor, ten piedad de nosotros
Señor, ten piedad de nosotros
Cristo, escúchanos
Cristo, escúchanos benignamente
Dios Padre Celestial
Ten piedad de nosotros
Dios Hijo Redentor del mundo
Ten piedad de nosotros
Dios Espíritu Santo
Ten piedad de nosotros
Santísima Trinidad, un solo Dios
Ten piedad de nosotros

¡Oh Preciosísima Sangre de Jesucristo, sangre de salvación!
¡Sálvanos a nosotros y al mundo entero!
Océano de la sangre de Jesucristo
¡libéranos!
Sangre de Jesucristo, llena de santidad y compasión
¡libéranos!
Sangre Preciosa de Jesucristo, nuestra fortaleza y poder
¡libéranos!
Sangre Preciosa de Jesucristo, alianza eterna
¡libéranos!
Sangre Preciosa de Jesucristo, fundamento de la fe cristiana
¡libéranos!
Sangre Preciosa de Jesucristo, armadura de Dios
¡libéranos!
Sangre Preciosa de Jesucristo, divina caridad
¡libéranos!
Sangre Preciosa de Jesucristo, flagelo de los demonios
¡libéranos!
Sangre Preciosa de Jesucristo, auxilio de los que están atados
¡libéranos!
Sangre Preciosa de Jesucristo, sagrado vino
¡libéranos!
Sangre Preciosa de Jesucristo, poder de los cristianos
¡libéranos!
Sangre Preciosa de Jesucristo, defensora de la fortaleza católica
¡libéranos!
Sangre Preciosa de Jesucristo, verdadera fe cristiana
¡libéranos!
Sangre Preciosa de Jesucristo, sangre sanadora
¡sálvanos!
Sangre Preciosa de Jesucristo, sangre ungidora
¡sálvanos!
Sangre Preciosa de Jesucristo, fortaleza de los hijos de Dios
¡sálvanos!
Sangre Preciosa de Jesucristo, comandante de los guerreros cristianos
¡sálvanos!
Sangre Preciosa de Jesucristo, sangre de resurrección
¡sálvanos!
Sangre Preciosa de Jesucristo, bebida de los ángeles del Cielo
¡sálvanos!
Sangre Preciosa de Jesucristo, consuelo de Dios Padre
¡sálvanos!
Sangre Preciosa de Jesucristo, poder del Espíritu Santo
¡sálvanos!
Sangre Preciosa de Jesucristo, circuncisión de los gentiles
¡sálvanos!
Sangre Preciosa de Jesucristo, paz del mundo
¡sálvanos!
Sangre Preciosa de Jesucristo, luz del cielo y de la tierra
¡sálvanos!
Sangre Preciosa de Jesucristo, arcoíris en el Cielo
¡sálvanos!
Sangre Preciosa de Jesucristo, esperanza de los niños inocentes
¡sálvanos!
Sangre Preciosa de Jesucristo, palabra de Dios en nuestros corazones
¡sálvanos!
Sangre Preciosa de Jesucristo, arma celestial
¡sálvanos!
Sangre Preciosa de Jesucristo, divina sabiduría
¡sálvanos!
Sangre Preciosa de Jesucristo, cimiento del mundo

¡sálvanos!
Sangre Preciosa de Jesucristo, misericordia del Padre
¡sálvanos!
¡Oh Preciosísima Sangre de Jesucristo!
¡Lava los pecados del mundo!
¡Oh Preciosísima Sangre de Jesucristo!
¡Purifica el mundo!
¡Oh Preciosísima Sangre de Jesucristo!
¡Enséñanos cómo consolar a Jesús!
Oh Sangre Preciosa, salvación nuestra, creemos, esperamos y confiamos en Ti. Libera a todos los que están
en las manos de los espíritus infernales, te suplicamos. Protege a los moribundos de las obras de los
espíritus malignos y acógelos en la Gloria Eterna. Ten misericordia del mundo entero, y fortalécenos para
adorar y consolar al Sagrado Corazón de Jesús. Te adoramos, oh Preciosa Sangre de misericordia. Amén.
¡Oh Preciosísima Sangre de Jesucristo, sana las Heridas en el Sacratísimo Corazón de Jesús! (3 veces)
Consciente de mi nada y de tu Sublimidad, Misericordioso Salvador, me postro a tus pies y te agradezco
por la Gracia que has mostrado hacia mí, ingrata creatura. Te agradezco especialmente por liberarme,
mediante Tu Sangre Preciosa, del poder destructor de Satanás.
En presencia de mi querida Madre María, mi Ángel custodio, mi Santo patrono, y de toda la Corte Celestial,
me consagro voluntariamente, con corazón sincero, oh queridísimo Jesús, a tu Preciosa Sangre, por la cual
has redimido al mundo del pecado, de la muerte y del infierno. Te prometo, con la ayuda de tu Gracia y con
mi mayor empeño, promover y propagar la devoción a Tu Sangre Preciosa, precio de nuestra redención, a
fin de que tu Sangre adorable sea honrada y glorificada por todos.
De esta manera deseo reparar por mi deslealtad hacia tu Preciosa Sangre de Amor, y compensarte por las
muchas profanaciones que los hombres cometen en contra del Precioso Precio de su salvación.
¡Oh, si mis propios pecados, mi frialdad, y todos los actos irrespetuosos que he cometido contra ti, oh
Santa y Preciosa Sangre, pudieran ser borrados!
He aquí querido Jesús, que te ofrezco el amor, el honor y la adoración que tu Santísima Madre, tus fieles
discípulos y todos los Santos han ofrecido a Tu Preciosa Sangre; te pido que olvides mi falta de fe y
frialdad del pasado, y que perdones a todos los que te ofenden.
¡Oh Divino Salvador! rocíame a mi y a todos los hombres con tu Preciosa Sangre, a fin de que te amemos,
¡oh Amor Crucificado!, de ahora en adelante con todo nuestro corazón, y que dignamente honremos el
Precio de nuestra salvación. Amén.
Bajo tu amparo nos acogemos, Santa Madre de Dios, no desprecies nuestras súplicas en las necesidades,
antes bien, líbranos de todos los peligros, ¡Oh Virgen gloriosa y bendita!
Ruega por nosotros santa madre de Dios, para qué seamos dignos de alcanzar las divinas gracias y
promesas de nuestro Señor Jesucristo. Amén.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

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