“El verdadero amor no consiste en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó y envió a su Hijo para que nosotros fuéramos perdonados por medio de su sacrificio”
1 Juan 4:10 (Traducción en lenguaje actual)
La semana pasada hablaba con una persona que había sido cristiana por diez años y que actualmente tiene dos años de haberse alejado por completo de Dios. Las razones, las mismas de siempre, un error que cometió fue juzgado con mano dura en su congregación, no recibiendo apoyo de nadie y todos dándole la espalda. ¡Vaya que amor el que nosotros tenemos por los que fallan!
Cada vez que escucho historias como esas me duele el corazón y a la vez siento un coraje del ¿Por qué somos así?, lastimosamente vivimos en medio de una cultura “cristiana” en donde no se permite fallar y en donde el que falla es juzgado por todos y separado totalmente de todo contacto con los “santos” que jamás fallan. ¡Qué terrible!, ¡Dios nos guarde de que nosotros tengamos esa actitud!
Y es que yo creo en un Dios diferente, en un Dios lleno de amor, lleno de misericordia, lleno de gracia, un Dios que se preocupa por sus hijos, un Dios que le interesa el bienestar de los suyos, un Dios que haría cualquier cosa por salvarnos, al punto de enviar a su único hijo a morir por nosotros, ese es mi Dios, ese es el Dios que me abraza diariamente y me dice que cree en mi y en lo que puedo lograr a su lado, ese Dios que en los momentos difíciles siempre me ha abrazado y me ha dicho: “Mío eres tú”.
Hablando con esta persona me di cuenta que esas actitudes de la “Iglesia” hace que las personas que han fallado crean que son inmerecedoras de regresar nuevamente al redil. Esa clase de personas creen que lo que han hecho es tan terrible que no merecen más perdón de Dios. Creen que es un insulto querer acercase a Dios, siendo ellos tan pecadores. ¡Qué triste!, eso es lo que nosotros mismos provocamos con nuestras actitudes hacia los débiles en la fe.
Yo le explicaba a esta persona que Dios la amaba igual y que el deseo de Él era que ella regresara a sus caminos. Ella rápidamente me respondía: “¡No!, Cómo voy acercarme a Dios después de todo lo que he hecho”.
Y es que a veces creemos que lo que hicimos es tan malo, pero tan malo que nosotros mismos nos condenamos, cuando realmente Dios no te ha juzgado, sino que El anhela restaurar tu vida. En ese momento trate de explicarle de la siguiente forma:
¿Usted tiene hijos?, ella me respondió que sí, entonces le digo, yo también, y cuando mi hijo hace algo que no me pareció lo que hago es corregirlo, pero yo no dejo de amarlo por eso. Mi hijo sigue siendo mi hijo, lo sigo amando igual y lo único que quiero es que el trate de cambiar eso que a mí no me gusta, pero jamás dejaría de amarlo, porque es mi hijo.
Así mismo es Dios, El no deja de amarte por lo que has hecho, aunque quiere que no lo sigas haciendo, El te ama porque su amor hacia ti es eterno, porque te amo desde el principio y porque siempre ha visto en ti la capacidad para salir adelante de cualquier situación cuando estas a su lado.
Mi estimado amigo(a), Dios no te juzga, posiblemente lo que te hicieron o lo que dijeron de ti te hizo pensar que no merecías mas el perdón de Dios. Quizá nuestras actitudes hacia ti fueron las equivocadas y te sentiste tan mal que prometiste nunca más volver a una Iglesia, mas sin embargo en esta hora te pido perdón en nombre de todos aquellos que de una u otra forma provocamos en ti ese sentimiento de inferioridad, ese pensamiento de creer que no merecías mas estar cerca de Dios, perdónanos, a veces hablamos sin pensar, a veces actuamos sin reflexionar cuales serán los resultados de nuestras actitudes, nuevamente te pido perdón.
Tienes que saber que Dios siempre te recibirá, que a pesar que nosotros somos imperfectos, Dios no lo es y El está con los brazos abiertos esperándote.
No importa el error que hallas cometido, no importa el tiempo que hallas pasado lejos de Él, Dios aun esta esperándote, porque te ama, te ama igual o más que el día en que lo conociste, El siempre te ha visto con ojos de amor y anhela tu restauración.
Permítele al Señor actuar en tu vida, dale la oportunidad que te perdone y que juntos inicien este camino nuevamente, El jamás te ha dejado de amar y siempre ha estado esperando el momento en el que le permitas nuevamente actuar en tu vida.
Hoy es un buen día para que reconozcas que Dios te sigue amando, que su amor hacia tu vida es eterno y que como buen Padre lo único que quiere es lo mejor para ti, y lo mejor solo lo encontraras a su lado. Ya no vagues mas por el mundo, ya no vayas por la vida sin un sentido, no camines mas con la mente en blanco huyendo de lo que tú sabes muy bien qué es lo tuyo, esto es ESTAR JUNTO A EL.
Dios te quiere recibir hoy en sus brazos, acepta su perdón e inténtalo nuevamente, los resultados serán lo que tú siempre soñaste, porque a su lado todo cambia.
El siempre te recibirá
Autor: Enrique Monterroza
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