”Ten en cuenta lo que vayas a decir, no lo que pienses.”
(Mirnasol Castro Tirado)
Tener en cuenta lo que vayas a decir es preocuparse y no tomar las cosas a la ligera. Es ser lo suficientemente empático como para pensar en el bienestar de los demás. Es contar con la sabiduría suficiente como para saber que es importante esas palabras que salen de tu boca.
Al tomar en cuenta lo que vas a decir, estás tomándote el tiempo suficiente para analizar si es provechoso o vale la pena decir eso que estás pensando. ¿Traerá bien, bendecirá una vida, establecerá la diferencia? ¿Lastimará a alguien, creará discordia, amenazará la paz o la integridad de una persona, desencadenará odio?
Lo que pensamos, no necesariamente tiene que ser así. A veces tenemos ideas equivocadas sobre las personas, situaciones o cosas y por eso debemos tener cuidado al analizar y juzgarlas. Nuestras palabras pueden ser luz o sombras; vida o muerte. Pueden ayudar a levantar o derribar a una persona.
Como dice un conocido refrán: “uno es dueño de lo que calla y esclavo de lo que dice”. Porque muchas veces lo que decimos nos compromete y sabemos que una vez que la palabra es lanzada, nada se puede hacer.
El mismo Jesús teniendo toda la sabiduría del mundo, hubo momentos en que prefirió callar y otros en los que habló muy poco. Pero sus palabras fueron de vida, restauración, luz, ánimo, fortaleza, perdón, sanidad, sabiduría y enseñanza. Procuremos imitar a nuestro Maestro, observemos más y hablemos solo lo que sea necesario. Pues como dice la Biblia: “en el mucho hablar hay pecado”.
¡Dios te Bendiga de manera especial y seas alimentado con este mensaje de animo!
Autora: Brendaliz Avilés
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