miércoles, 29 de junio de 2011

El mandamiento nuevo


Juan 15 9-17. Pascua. Jesucristo nos da su mandamiento de amar a nuestro prójimo como Él nos ha amado.
Autor: Diego Calderón | Fuente: Catholic.net
Evangelio

Lectura del santo Evangelio según san Juan 15 9-17

Como el Padre me amó, yo también os he amado a vosotros; permaneced en mi amor. Si guardáis mis mandamientos, permaneceréis en mi amor, como yo he guardado los mandamientos de mi Padre, y permanezco en su amor. Os he dicho esto, para que mi gozo esté en vosotros, y vuestro gozo sea colmado. Este es el mandamiento mío: que os améis los unos a los otros como yo os he amado. Nadie tiene mayor amor que el que da su vida por sus amigos. Vosotros sois mis amigos, si hacéis lo que yo os mando. No os llamo ya siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su amo; a vosotros os he llamado amigos, porque todo lo que he oído a mi Padre os lo he dado a conocer. No me habéis elegido vosotros a mí, sino que yo os he elegido a vosotros, y os he destinado para que vayáis y deis fruto, y que vuestro fruto permanezca; de modo que todo lo que pidáis al Padre en mi nombre os lo conceda. Lo que os mando es que os améis los unos a los otros.

Oración introductoria

Jesucristo, me pongo en tu divina presencia para adorarte, agradecerte y entrar en la intimidad de tu Corazón. Ayúdame a vivir una fe que se demuestra con obras y enséñame a demostrarte mi amor en la caridad hacia mi prójimo. Te pido por la paz del mundo, por la Iglesia, por el Papa y por la unidad de todos los cristianos. Te encomiendo, especialmente, a mi familia. María, alcánzame la gracia de hacer real mi amor a tu Hijo en el servicio desinteresado a los demás. Jesús, enséñame a verte y encontrarte en mis hermanos.

Petición

Dios mío, dame la fuerza y la gracia de vivir el mandamiento de tu amor. Permíteme, Jesús, ir por encima de las apariencias y de las simpatías para entender que tú habitas en cada persona.

Meditación

“El «mandamiento nuevo» no consiste en una norma nueva y difícil, que hasta entonces no existía. Lo nuevo es el don que nos introduce en la mentalidad de Cristo. Si tenemos eso en cuenta, percibimos cuán lejos estamos a menudo con nuestra vida de esta novedad del Nuevo Testamento, y cuán poco damos a la humanidad el ejemplo de amar en comunión con su amor. Así no le damos la prueba de credibilidad de la verdad cristiana, que se demuestra con el amor. Precisamente por eso, queremos pedirle con más insistencia al Señor que, mediante su purificación, nos haga maduros para el mandamiento nuevo”. (Benedicto XVI, Homilía, 20 de marzo de 2008). Jesucristo nos da su mandamiento de amar a nuestro prójimo como Él nos ha amado. Desde esta perspectiva, la caridad debe ser el signo o el distintivo del cristiano, es decir, del seguidor de Cristo. Amar a Cristo y guardar su Palabra es, en definitiva, amar a nuestros hermanos con un amor que se hace obras.

Reflexión apostólica

Vivir la caridad no es fácil pero contamos con la gracia y el auxilio de Dios. El amor al prójimo es un mandamiento del Señor y Él mismo nos invita a vivirlo. Así, podemos comprender que Jesucristo no nos llama a vivir algo imposible o ilusorio sino que la caridad es una realidad necesaria y fundamental en nuestra vida diaria y en nuestra condición de cristianos. Por lo tanto, es necesario elevar el corazón por encima de las simpatías o antipatías para ver con los ojos de la fe a mi prójimo. No podemos olvidar que cada vez que hacemos o damos algo a nuestro hermano lo estamos haciendo con Cristo. Nuestro acto de caridad más grande es el de acercar a las personas, con nuestro ejemplo de vida, a Cristo. La caridad no consiste solamente en ayudar materialmente, cuando es posible, a los demás sino en dar nuestro tiempo, nuestro consejo y el consuelo a las almas que lo necesitan.

Propósito

Me esforzaré por vivir una de las siete obras misericordia espiritual.

Diálogo con Cristo

Jesús, me has amado perdonándome, dándome de comer el Pan Eucarístico, muriendo por mí en la cruz, sanando y curando todas mis heridas y permaneciendo siempre cerca de mí. Dame la gracia de cumplir tu mandamiento de amar a mis hermanos como tú me has amada. Esta es la vocación del cristiano, la vocación del amor auténtico y real, la vocación de la caridad.


Cada obra de amor, llevada a cabo con todo el corazón, siempre logrará acercar a la gente a Dios. (Beata Madre Teresa de Calcuta)

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