En esta vida todo lo que se necesita para ser feliz tiene nombre y se llama ¡Cristo!
En Él está todo, al meditar en su
palabra, en sus promesas, en su sacrificio y en su fidelidad, ¡NO HAY
PALABRAS! No hay nada que decir, es solamente el corazón rendido a Él, el que conoce cada uno de los corazones puede conocer nuestra disposición y solo ver y sentir nuestro Suspiro de Gratitud.
Ese suspiro que sale desde lo más profundo de nuestro corazón,
reconociendo que no debemos afanarnos por absolutamente nada, porque
sabemos en quien hemos puesto la confianza, porque fuera de Él no hay
nada más, porque ya no hay nada pasajero que buscar, al único a quien
debemos buscar es a nuestro precioso Jesús, que es con quien nos
sentimos libres, llenos de Él, con gozo y en él es el único en quien
encontramos la plenitud.
¡Un suspiro MÁS! Por su bondad, por su
amor, porque está con nosotros todos los días, porque lo prometió,
porque es el Dios de mi vida y el de la tuya también.
Bueno, suspiramos cuando estamos enamorados, entonces, ¿Cómo se sentiría El al saber que suspiramos por El? Es un gran gesto de agradecimiento por todo lo que ha hecho por cada uno de nosotros.
Suspiremos todos los días por El,
buscando su rostro, adorándole, apasionados por su presencia donde se
encuentra la solución a cualquier aflicción, y el nos llenara de pasión,
amor y gozo en nuestras vidas para que durante el día suspiremos mirando el cielo.
Bendice, alma mía, a Jehová,
Y bendiga todo mi ser su santo nombre.
Bendice, alma mía, a Jehová,
Y no olvides ninguno de sus beneficios.
El es quien perdona todas tus iniquidades,
El que sana todas tus dolencias;
El que rescata del hoyo tu vida,
El que te corona de favores y misericordias;
El que sacia de bien tu boca
De modo que te rejuvenezcas como el águila.
Y bendiga todo mi ser su santo nombre.
Bendice, alma mía, a Jehová,
Y no olvides ninguno de sus beneficios.
El es quien perdona todas tus iniquidades,
El que sana todas tus dolencias;
El que rescata del hoyo tu vida,
El que te corona de favores y misericordias;
El que sacia de bien tu boca
De modo que te rejuvenezcas como el águila.
Salmos 103: 1-5
Autora: Kari Gazo
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