La tristeza que te embarga hoy en día no es nada comparable a lo que anteriormente habías vivido o experimentado.
Una tras otra las preguntas fluyen en tu mente, un sentimiento indescriptible te hace suspirar mientras te preguntas, ¿Por qué?, “Te entiendo, he estado allí” dice el Señor.
A veces quisiéramos tener el poder de
cambiar algunas cosas, de no permitir otras y de hacer lo que
consideramos que se tendría que hacer, pero al darnos cuenta que nada de
lo que hagamos puede cambiar lo que actualmente estas enfrentando, no
nos debería quedar mas nada que someternos a su voluntad.
Mi tarea no es tratar de entender lo que
está pasando en mi vida, porque posiblemente tardaría demasiado o
simplemente no entendería el porqué de las cosas. Mi tarea es confiar en
aquel que siempre me ha dado la salida en todo, por eso el te dice: “Te entiendo, Yo he estado allí”.
Duele
mucho, piensas y no crees que puedas estar pasando por eso, pareciera
que es un mal sueño, de esos que al despertar todo acaba y vuelve a la normalidad, pero es real y a pesar que te sientes mal y solo, no lo estas, y Él solo puede decirte: “Te entiendo, Yo he estado allí”.
A veces pensamos que nadie más pasa por
cosas tan difícil como a las que a nosotros nos toca experimentar,
creemos que lo que nos sucede es más fuerte que cualquier otra cosa,
pero si hay alguien que ha pasado por cosas aun mas fuertes, es Él, por
eso te dice: “Ten entiendo, Yo he estado allí”.
Hay cosas
incomprensibles en la vida, hay cosas que no entenderemos por más que
pensemos y pensemos, podemos tratar de enojarnos con Dios,
pero no será esa la solución, podemos tratar de reclamarle o
cuestionarlo por lo que está permitiendo, pero ¿Quién mejor que Él para
actuar en nuestra vida?, Lo que me duele, me moldea, me enseña, me corrige o simplemente aumenta mi fe.
Quizá tu digas: “¿Y es necesario que duela tanto para aprender algo de esto?”, yo podría decir que quizá no es necesario, pero no soy yo quien lo dicta, ni quien lo mide, es Dios mismo quien actúa y Él si sabe actuar, el conoce nuestros límites, el conoce sus formas de enseñanza, Él sabe como iniciar y terminar siempre las cosas tal y como Él necesitaba que fueran.
En este momento me duele y mucho, quizá
clame por su ayuda y a lo mejor no vendrá hasta que su propósito a
través de esto se haya cumplido. Quizá me vea con ojos de amor y listo
para salir en mi ayuda, pero a la vez sabe que tengo que pasar por eso,
que eso de alguna forma me ayudara, que esa situación de alguna forma me
enseñara algo de lo que en su momento sacare provecho, en este momento
no se ve provecho, pero Dios es dueño de los tiempos y sabe en qué momento el provecho saldrá a luz.
¿Qué me queda frente a lo que no
entiendo ni comprendo?, Solo creer, solo seguir creyendo, solo seguir
confiando, solo seguir reconociendo mi necesidad de Él.
Él es mi socorro, mi ayuda, el Señor de
mi vida, el que cambio por completo lo que yo antes era, Él que me dio
vida cuando estaba muerto, el que le dio a mi vida una razón de ser, el
que cambio mi llanto en alabanza, mi tristeza en gozo, el que siempre estuvo, está y estará a mi lado.
Quizá en este momento tan nublado te sea difícil ver a Dios a tu lado, pero ¿Sabes?, siempre ha estado allí, nunca se ha alejado de ti, cuando lloras, como cuando sonríes,
cuando estas triste, como cuando estas feliz, cuando estás en
problemas, como cuando todo va bien, el es tu compañero en todo tiempo,
tu mejor amigo, quien realmente te comprende, ¿Sabes por qué?, porque Él
te dice: “Yo he estado allí”.
Si hay alguien que comprende el dolor
humano en todo sentido, es Él, en un principio porque Él nos creo, y
también porque se hizo hombre, para ser como uno de nosotros,
experimentar lo que nosotros experimentamos. Ser despreciado por los
hombres, negado por sus mejores amigos y crucificado injustamente, lo
hace ser el único que realmente puede comprendernos, el único que
realmente sabe lo que en este momento podemos sentir, por eso Él te
dice:
“Te entiendo, Yo he estado allí”
Él ha estado en esta posición o en una más difícil, y si Él siendo Dios experimento muchas cosas difíciles, ¿Por qué nosotros no?, nuestra actitud frente al dolor o frente a la tristeza que nos provoca lo que estamos experimentando en este momento tendría que ser la de un hijo de Dios, que a pesar de todo, no deja de confiar o creer en lo que Dios hará a través de este episodio de vida.
Saldrás de esta como has salido de muchas, la tristeza no será por siempre, porque un gozo te espera, el dolor terminara, tus heridas sanaran y Dios te usara y te mostrara el propósito por el cual tuviste que pasar por todo esto, y entonces: Su propósito se cumplirá en ti.
¡Dios te entiende, porque Él ha estado allí!
“Aunque era Dios, no consideró que el ser igual a Dios fuera algo a lo cual aferrarse. En cambio, renunció a sus privilegios divinos; adoptó la humilde posición de un esclavo y nació como un ser humano. Cuando apareció en forma de hombre, se humilló a sí mismo en obediencia a Dios y murió en una cruz como morían los criminales”.
Filipenses 2:6-8 (Nueva Traducción Viviente)
Autor: Enrique Monterroza
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