sábado, 30 de julio de 2011

TU PRESENCIA EN LA EUCARISTIA

Autor: SS Juan Pablo II/ Adoración Eucarística | Fuente: Catholic.net

Señor Jesús:

Nos presentamos ante ti sabiendo que nos llamas y que nos amas tal como somos.

"Tú tienes palabras de vida eterna y nosotros hemos creído y conocido que tú eres el Hijo de Dios" (Jn. 6,69).

Tu presencia en la Eucaristía ha comenzado con el sacrificio de la última cena y continúa como comunión y donación de todo lo que eres.

Aumenta nuestra FE.

Por medio de ti y en el Espíritu Santo que nos comunicas, queremos llegar al Padre para decirle nuestro SÍ unido al tuyo.

Contigo ya podemos decir: Padre nuestro.

Siguiéndote a ti, "camino, verdad y vida", queremos penetrar en el aparente "silencio" y "ausencia" de Dios, rasgando la nube del Tabor para escuchar la voz del Padre que nos dice: "Este es mi Hijo amado, en quien tengo mi complacencia: Escuchadlo" (Mt. 17,5).

Con esta FE, hecha de escucha contemplativa, sabremos iluminar nuestras situaciones personales, así como los diversos sectores de la vida familiar y social.

Tú eres nuestra ESPERANZA, nuestra paz, nuestro mediador, hermano y amigo.

Nuestro corazón se llena de gozo y de esperanza al saber que vives "siempre intercediendo por nosotros" (Heb. 7,25).

Nuestra esperanza se traduce en confianza, gozo de Pascua y camino apresurado contigo hacia el Padre.

Queremos sentir como tú y valorar las cosas como las valoras tú. Porque tú eres el centro, el principio y el fin de todo.

Apoyados en esta ESPERANZA, queremos infundir en el mundo esta escala de valores evangélicos por la que Dios y sus dones salvíficos ocupan el primer lugar en el corazón y en las actitudes de la vida concreta.

Queremos AMAR COMO TÚ, que das la vida y te comunicas con todo lo que eres.

Quisiéramos decir como San Pablo: "Mi vida es Cristo" (Flp. 1,21).

Nuestra vida no tiene sentido sin ti.

Queremos aprender a "estar con quien sabemos nos ama", porque "con tan buen amigo presente todo se puede sufrir". En ti aprenderemos a unirnos a la voluntad del Padre, porque en la oración "el amor es el que habla" (Sta. Teresa).

Entrando en tu intimidad, queremos adoptar determinaciones y actitudes básicas, decisiones duraderas, opciones fundamentales según nuestra propia vocación cristiana.

CREYENDO, ESPERANDO Y AMANDO, TE ADORAMOS con una actitud sencilla de presencia, silencio y espera, que quiere ser también reparación, como respuesta a tus palabras: "Quedaos aquí y velad conmigo" (Mt. 26,38).

Tú superas la pobreza de nuestros pensamientos, sentimientos y palabras; por eso queremos aprender a adorar admirando el misterio, amándolo tal como es, y callando con un silencio de amigo y con una presencia de donación.

El Espíritu Santo que has infundido en nuestros corazones nos ayuda a decir esos "gemidos inenarrables" (Rom. 8,26) que se traducen en actitud agradecida y sencilla, y en el gesto filial de quien ya se contenta con sola tu presencia, tu amor y tu palabra.

En nuestras noches físicas y morales, si tú estás presente, y nos amas, y nos hablas, ya nos basta, aunque muchas veces no sentiremos la consolación.

Aprendiendo este más allá de la ADORACIÓN, estaremos en tu intimidad o "misterio".

Entonces nuestra oración se convertirá en respeto hacia el "misterio" de cada hermano y de cada acontecimiento para insertarnos en nuestro ambiente familiar y social y construir la historia con este silencio activo y fecundo que nace de la contemplación.

Gracias a ti, nuestra capacidad de silencio y de adoración se convertirá en capacidad de AMAR y de SERVIR.

Nos has dado a tu Madre como nuestra para que nos enseñe a meditar y adorar en el corazón. Ella, recibiendo la Palabra y poniéndola en práctica, se hizo la más perfecta Madre.

Ayúdanos a ser tu Iglesia misionera, que sabe meditar adorando y amando tu Palabra, para transformarla en vida y comunicarla a todos los hermanos.

Amén.


 

lunes, 25 de julio de 2011

Padre nuestro...¡todo un Dios!


No es fácil saber a ciencia cierta dónde y en qué momento Jesús dijo por primera vez la oración más bella y más preciada, enseñándonos a llamar a nuestro Dios: PADRE

Cerca del Monte de los Olivos hay una Basílica que guarda en sus cimientos, como una preciosa perla, una misteriosa gruta. Según la tradición, allí enseñó Jesús a orar a sus discípulos. Tal vez allí, por primera vez, sonaron las sagradas palabras del PADRENUESTRO.

No creemos que es muy importante el saber si efectivamente fue en ese lugar, lo realmente importante en sí son las palabras de Cristo para enseñarnos a dirigirnos a nuestro Creador, haciéndonos una revelación asombrosa, inimaginable y de profunda ternura con la que podemos dirigirnos a nuestro Dios.

Desde ese instante las relaciones de Dios y los hombres ya no fueron las mismas. Se nos abrió una puerta directamente al corazón de Dios, una puerta que jamás se cerrará. Como dice el Padre Martín Descalzo: - "Aquel día en verdad, giró la historia del mundo. Si los hombres no se dieron cuenta es solo porque la ceguera parece ser la parte más ancha de nuestra naturaleza".

Jesús nos enseña a decir Padre, a llamar Padre al Todopoderoso. al Creador de los mundos, al omnipotente, al Supremo Hacedor de todo lo visible e invisible... así sin más, llana y sencillamente "PADRE".

Santos saltaban de gozo ante la idea de llamar Padre, Dios y nosotros nos hemos acostumbrado tanto a esta forma de rezar, que sale de nuestros labios de la manera más rutinaria e indiferente, sin pensar que ante esta palabra nuestro corazón debería quedar extasiado e inundado de gozo, y como nos dice Schurmann: - "esta forma de dirigirse a Dios no es tan evidente como alguien podría suponer. Hacía falta que Jesús nos diera su permiso y nos alentara para invocar a Dios con esta palabra "Padre", tan íntima y familiar".

Y aún hay más, porque en el comienzo de PADRENUESTRO, Jesús emplea un vocablo que jamás se había dirigido a Dios: Abba

Abba es el nombre que el niño pequeño dirige a su padre. Jesús, usa siempre esta palabra y esa es la que coloca al comienzo de la oración y con ella nos introduce en una familiaridad con Dios que jamás nadie pudo imaginar.

Es la TOTAL CONFIANZA. Dios no es para nosotros solo un Padre, es lo que es el "papá" para el niño que empieza a balbucear.

Que desde hoy, al comenzar esta bellísima oración del Padrenuestro, pongamos el corazón, lleno de amor y confianza, en nuestros labios para llamar a Dios "PADRE O PAPÁ".

jueves, 21 de julio de 2011

AGRADECIDOS

“Den gracias al SEÑOR y proclamen su grandeza; que todo el mundo sepa lo que él ha hecho”.
1 Crónicas 16:8 (Nueva Traducción Viviente)
A veces pareciera que exigimos mas a Dios de lo que nosotros mismos damos, queremos que Dios conteste cada cosa que pedimos sin importar si es o no su voluntad y en ocasiones hasta termínanos molestándonos porque a lo mejor no nos contesto lo que queríamos, ni en el tiempo que lo necesitábamos.
Pero la verdad es que somos unos desagradecidos, y digo esto porque la mayoría de veces estamos pensando en lo que necesitamos o en lo que queremos, pero pocas veces nos damos cuenta lo bendecido que somos al tener lo que simplemente tenemos.
Desde el momento que nos levantamos por la mañana y abrimos nuestros ojos, somos tan bendecidos porque a Dios le plació darnos un día mas de vida, pero nosotros no vemos esa bendición que se llama: vida, sino que comenzamos a afanarnos por lo que el día nos traerá o por lo que necesitamos que Dios nos dé.
Somos así, por naturaleza, no valoramos lo que tenemos y exigimos más de la cuenta, como que Dios estuviera obligado a responder a cada capricho nuestro.
¿Por qué por un momento no volvemos nuestra mirada alrededor y nos damos cuenta lo bienaventurados que somos al tener lo poco o mucho que tenemos?
Hoy al despertar por la mañana, veo a mi hijo Uziel dormido y lo veo tan bello, veo a mi hija Valentina durmiendo como toda una princesita y la veo bellísima, veo a mi esposa Yamita con sus ojos cerraditos y no puedo dejar de pensar en lo bendecido que soy al tenerlos, más allá de lo material o de cualquier otra cosa que quiera robarnos la paz, el simple hecho de tener la oportunidad de verlos me es una bendición que Dios me ha dado.
Quizá no tengamos todo lo que quisiéramos tener y hasta quizá no merecemos lo que tenemos, pero Dios es tan bueno que nos ha dado el regalo de la vida y con eso deberíamos estar servidos.
Por un momento deja de pensar en eso que te abate, deja de pensar en eso que te ha robado la atención los últimos días y vuelve tu mirada a las cosas que tienes, a las bendiciones que Dios te ha dado, a lo que para ti quizá sea poco, pero que realmente es mucho, si tenemos en cuenta que no somos merecedores de sus bondades y sus misericordias, pero aun así, Dios nos bendice.
Una muestra de la bendición de Dios sobre tu vida es que hoy, este día y a esta hora estás leyendo estas líneas, lo cual significa que tienes la vida y la salud necesaria como para leer lo que en este momento estás leyendo.
Deja de pensar en lo que no tienes y quieres y dale gracias a Dios por lo que tienes y quizá no mereces, pero su gracia y misericordia sobre tu vida es tan hermosa que El seguirá bendiciéndote abundantemente.
Hoy es un día hermoso como para agradecer a Dios por lo que nos ha dado, por lo bueno que ha sido y por lo paciente que es con nosotros, creo que si su paciencia no fuera la que es, muchos de nosotros no tendríamos hoy el privilegio de estar leyendo estas líneas, pero Dios ha sido bueno.

“Gracias Dios mío, por todas tus bondades con las que día a día me sorprendes, gracias porque tú sabes lo que necesitamos y por eso tienes a bien dárnoslo en tu tiempo, gracias porque sabemos que tu perfecta voluntad se cumple sobre nuestras vidas día a día, gracias por nuestras familias, gracias por permitirnos servirte, gracias por cada cosa que nos das y por lo que no nos das, porque todo lo que viene de ti es bueno mi Señor. En este día reconozco que has sido bueno, eres bueno y siempre lo serás, a ti mi Señor es la Gloria, la Honra y la Alabanza por todo lo que haces, en el Nombre de Jesús, Amén”

¿Por qué no le das gracias a Dios por lo que tienes?

Autor: Enrique Monterroza

domingo, 17 de julio de 2011

EL TE ESTA ESPERANDO

“Toma en cuenta a Dios en todas tus acciones, y él te ayudará en todo”.
Proverbios 3:6 (Traducción en lenguaje actual)
Todos en un momento de nuestras vidas hemos escuchado decir que tenemos un futuro por delante, y es verdad pero si en ese futuro no le decirnos a Dios, DIRIGE MIS PASOS, estaremos perdidos.
Algunas personas creen que eso no es verdad, que todo depende de las decisiones que tomemos y es verdad todo depende de eso, pero he ahí el problema. No es fácil tomar decisiones, es muy difícil y mucho menos si tenemos que hacerlo en situaciones adversas. Lamentablemente, en ocasiones creemos que todo estará bajo control si somos nosotros quienes tomamos las riendas de nuestras vidas y piensas que nadie debe meterse en tus asuntos.
Libertad tienes porque Dios te la ha dado desde que naciste, pero por favor no olvidemos que ÉL tiene el control de todo. Sí mi hermano y hermana, Dios no está pintado y quiere, necesita intervenir en ese problema que ronda en tu cabeza ya varios días.
Vamos, dile lo que te hace sentir tan mal, cuéntale al padre que es lo que te hace llorar y aunque el ya lo sabe, necesita que se lo digas. ¿Cuándo se lo dirás? ¿Cuántas semanas más tendrán que pasar? ¿Hasta cuándo te negarás el derecho que tenemos todos de escuchar los sabios consejos de nuestro Dios?
Es fácil dejar las cosas para después pero luego sientes que tanto lo has aplazado que no tienes escapatoria. Si así te sientes hoy, entonces vamos! Empecemos por contárselo todo a Dios, que tu corazón se abre a él. El te entiende fue hombre como tú y yo, sabe cuánto te cuesta decírselo pero se muere de ganar por de una vez por todas escuchar tu clamor.
Hermano(a) Dios sabe que es lo que está lastimando tu corazón, sabe todo pero debes dejar todo en sus manos. Recordemos que él tiene cuidado de nosotros y sabe lo que nos conviene porque fue quien nos creó.
Deja de pensar que debes dejarte llevar por las circunstancias, eso no es bueno y lo sabes muy bien, no nos dejemos llevar por lo que creemos es lo correcto pero a Dios no le agrada.
Recordemos que lo más bonito que podemos experimentar es lograr sacar una hermosa sonrisa a Dios con nuestra conducta.
No te desanimes nada está perdido mientras tengas vida. Mientras sigas respirando créeme aún te quedan oportunidades, solo que no debes dejar que pase mucho tiempo. Ánimo, vayamos donde el padre y dejemos que nuestro corazón le hable.

Hoy es un buen día para ir a hablar con Papá

Autora: Estephany Cordova V.

miércoles, 13 de julio de 2011

EL FIN QUE ESPERAIS

“Porque yo sé los pensamientos que tengo acerca de vosotros, dice Jehová, pensamientos de paz, y no de mal, para daros el fin que esperáis.”
Jeremías 29:11
En ocasiones la voluntad de Dios no será lo que esperamos. Tendrá forma de malas noticias o dolor, tintes de calamidad o fachada de casos desesperanzados; y esto puede causar confusión en nuestros corazones. Y en algunos casos su endurecimiento.
Pero es ahí donde debemos de recordar que el Señor solamente tiene pensamientos de paz y no de mal, para darnos lo que tanto anhelamos. La enfermedad no es enviada para matarnos; sino para glorificar el nombre de Dios, ya sea en vida para dar testimonio o en muerte para resurgir a la vida eterna. Una caída no es enviada para avergonzarnos o mostrarnos lo frágil que somos, sino para manifestar el poder de Dios al levantarnos. Un sueño frustrado no ha sido enviado para dejar de soñar, más para que entendamos que los sueños de Dios son más grandes que los nuestros.
Imagina esto; una flecha pide ser la más afilada del mundo, su dueño le escucha y le somete al filo del acero para convertirle en la más poderosa de su clase, la flecha al sentir el dolor clama para que el dolor cese sin comprender que solamente pasando por ese proceso se convertirá en lo que tanto anhela. De igual manera todos los procesos a los que somos sometidos son respuestas a nuestras oraciones para darnos solo lo mejor.
Mi amada Arlene dice esta frase: “Las respuestas de Dios son sí, todavía no o tengo algo mejor”. Lo cual creo que es totalmente verdadero, cuando no recibimos algo de parte de Dios es simplemente porque Él ha preparado algo mejor.
Sea lo que sea que estés viviendo es parte del camino que te llevará a ese final que tanto anhelas, por lo que no debes de evitarlo. Por el contrario pide a Dios el discernimiento correcto para enfrentar con paz en tu corazón ese proceso, que quizás por el momento sea molesto pero te convertirá así cómo a la flecha en alguien sumamente glorioso/a y afilado/a.

Mantén tu paz y recibe lo que tanto anhelas.

Autor: Richy Esparza

viernes, 8 de julio de 2011

TU DECIDES

¿Qué pasó ayer? ¿Qué sucedió anoche? ¿Por qué se ha ido la sonrisa de tu rostro? ¿Por qué tienes la cara agachada? ¿Hay algo que sacudió tu vida ayer, antier, o en días pasados? ¿Qué te pasa? Toma aire profundamente, sostén por un momento el aliento y mientras Dios te habla, siente como desde la el primer cabello de tu cabeza hasta el dedo más pequeño de tus pies, un aire especial recorre todo tu ser.
Nos levantamos cada mañana de cada precioso e inspirador día con el sol tocando nuestras mejillas, calentando nuestro cuerpo, y dándole gracias a Dios por permitirnos vivir un día más a su lado, organizamos todo y salimos a vivir lo inesperado, anhelando las grandes y maravillosas sorpresas de Dios. Tantas cosas pueden pasar en un solo día, cosas grandiosas, cosas inimaginables, cosas edificantes, cosas espectaculares; pero también pueden pasar cosas que golpean nuestro ser, torrentes de viento helado que agobian y congelan nuestra alma, las caídas.
Caer no es para nada chistoso, y más aún, porque cuando caemos no queremos mirar al cielo. Sentimos como si hubiera pasado un huracán sobre nosotros, y ni que decir sobre lo que siente nuestro espíritu del cual solo salen lágrimas, puños al aire, ira, frustración, y todo sentimiento del más doloroso fracaso que podamos tener en la vida, fallarle a Él.
Todos hemos sentido lo que es fallarle a Dios, todos hemos sentido eso. No podemos decir que alguno no le ha fallado a Dios y tampoco no la vamos a dar del más aleluya y el más pandereta, todos en su momento le hemos fallado a nuestro Padre Celestial y hemos sentido el sabor amargo de lo que pensamos es una “derrota”. Hoy, quizá hoy, vienes por ese motivo, porque sientes que le has fallado a Dios, porque tuviste una caída o una recaída que es bastante dolorosa y de la cual sientes no podrás volver a levantarte; hoy, quizá hoy, vienes a Dios con la vergüenza a flor de piel y con tu corazón en la mano, sin palabras, ni ganas, ni fuerzas; quizá hoy, vienes con una vida destrozada a causa de lo que ha pasado, y de lo que creíste ya habías vencido. Yo mismo sé que es sentirse de esa manera y sé que no es para nada bueno, al contrario se que duele más, mucho más de lo que dolería cualquier otra cosa en esta tierra. Sentir que le has fallado al Rey de Reyes es sentir que tu mundo se ha venido abajo, que nada podrá acercarte de nuevo a Él, cuando le habías prometido que no volvería a suceder. Estoy contigo de verdad yo sé que es eso y es por ese motivo que Dios coloca en mi, escribir estas líneas, porque Él sabe cuánto duele. Jesús sintió toda clase de dolor y Él más que nadie entiende cuanto nos duele fallarle a Dios.
El Enemigo busca y busca la forma de tirarnos a la lona, de hacernos caer para que no nos volvamos a levantar, él no se queda quieto y no quiere verte ni a ti, ni a mi caminando excelentemente con Dios, el buscará la forma de humillarte hasta que toques la arena con tus labios, y sé que es bastante difícil mantenerse erguido en algunos momentos y sentimos como flaqueamos y flaqueamos hasta la dolorosa caída.
Sé que hoy puedes estar llorando por el dolor que sientes, porque no paras de repetirle a Dios “perdóname”, sé que hoy estás aquí sintiendo como por tus venas corre el desespero de querer estar delante de Dios y decirle personalmente “Por favor Perdóname”
Quiero que por un momento, allí donde estés, confieses este hermoso pasaje: “Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad” 1 Juan 1:9 y con seguridad confieses este otro: “Acerquémonos, pues, con confianza al trono de nuestro Dios lleno de amor, para que tenga misericordia de nosotros y en su bondad nos ayude en la hora de la necesidad” Hebreos 4:16 y tengas la plena convicción que desde este mismo instante estás ahí, delante de su trono; dile todo lo que quieras, exprésale cuanto le amas, pídele con amor y humildad que te perdone, y prométele que por nada del mundo desistirás de seguir adelante si Él está contigo, y dile: “prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús” Filipenses 3:14, después de haberle expresado cuanto le amas y de que hayas derramado tu corazón delante de Su Trono y Su Presencia, es hora de la Gran Renovación.
La hermosa y majestuosa Águila a los 40 años deberá tomar una seria y difícil decisión, ya que sus uñas, su pico y sus alas han envejecido, y volar se hace difícil para ella, digamos que no cumplen la función que deberían cumplir; por lo tanto el águila tiene solo dos alternativas: morir o enfrentar un proceso de renovación que durará 150 días, en el cual tiene que volar hasta lo más alto de una montaña, golpear su pico con la roca hasta lograr arrancarlo, luego con el nuevo pico que le crezca, desprenderá una a una sus uñas, y luego de que sus uñas comiencen a crecer, comenzará a sacar sus plumas viejas. Después de 5 meses saldrá hacia el famoso vuelo de renovación que le dará 30 años más de vida.
Hoy es el tiempo y el día que te renueves como el águila para que al final puedas dar el gran vuelo de renovación y tengas nuevas fuerzas. El proceso de renovación no es fácil, pero si Dios está contigo, ¿Quién contra ti?, e igual al águila será doloroso, pero estarás totalmente renovado y listo para volar sobre todo y ver las cosas desde el ángulo celestial.
Hoy es el día en el que tienes que arrancar de ti todas aquellas cosas que te pesan y no te dejan volar libre, tienes que desprender aquello que no te sirve para agarrar las bendiciones, tienes que quitar de tu boca toda mala cosa que a Dios no le agrade; es hora de la renovación, es hora de decirle a todo eso “¡Adiós, voy a alzar vuelo y vivir otros 30 años!”. Es hora de pedirle a Dios que renueve tu espíritu, tu ser, tu vida; es hora de decirle a Dios: “Dios, estoy list@ para la renovación”. ¡Ya! Quita todo eso que te ha hecho caer, de ti; quita toda carga, todo dolor y angustia, quita toda culpa y no permitas que Satanás te culpe por algo que Dios, estoy seguro, ya te perdonó; quita todo fracaso de ti, seca tus lágrimas. Es hora de que bebas de la copa de la victoria. Es hora de que seas renovado como el águila. Vivir o morir…

TU DECIDES

“Pero los que esperan a Jehová tendrán nuevas fuerzas; levantarán alas como las águilas; correrán, y no se cansarán; caminarán, y no se fatigarán”

ISAIAS 40:31
Autor: Juan Carlos Vidal

lunes, 4 de julio de 2011

¿DIOS NO EXISTE?

A los creyentes, como luz del mundo, como sal de la tierra, nos toca movernos dentro del caos de este mundo. Constantemente una sociedad con valores corruptos y sin rumbo lanza ataques contra todo lo que tenga que ver o de alguna manera represente los intereses de Dios en esta tierra. Muchas veces esos ataques vienen disfrazados de inocentes conversaciones o solapados detrás de preguntas capciosas como las tramas inteligentemente elaboradas del barbero de la historia que contamos hoy, dejándonos a los creyentes sin argumentos para responder.

-Dios no existe!! Expresó airado el barbero mientras afeitaba a un cliente cómodamente instalado en su sillón.
-¿Por qué piensa eso? Preguntó el cliente preocupado por tan categórica afirmación.
-Véalo Ud. mismo. Respondió aún más enojado, con la vista fija en la pantalla del televisor que se hallaba a un costado del salón.
El noticiero de esa tarde exhibía lo que habitualmente vende más en los medios de prensa. Guerras, violencia, muerte, hambrunas, desastres…
-Si Dios existiera estas cosas no deberían pasar, El no lo permitiría. Afirmó enfáticamente.
Juan, el cliente que en ese momento estaba siendo atendido y a quien le tocaba ser el interlocutor del barbero en ese momento, era creyente. Un nudo se le hizo en la garganta sin saber qué responderle, en tanto desde lo profundo de su ser clamaba a Dios por una respuesta sabia.
El barbero terminó su trabajo y Juan ya se asomaba a la puerta para salir cuando vio a dos hombres que parecían ser jóvenes, pero de prominente barba y abundante cabello, en un aparente descuido. Súbitamente como relámpago desde el cielo se hizo luz la respuesta en su corazón. Dejando la puerta abierta, se volvió y sin más le increpó al barbero:
-Los barberos no existen!!!
-¿Cómo?, respondió perplejo el coiuffeur.
-¿Y yo? ¿Qué le parece a Ud. que vengo a ser? Agregó molesto.
-Mire. Dijo Juan señalándole a los jóvenes de abundante barba que justo pasaban por la puerta del local.
-Si los barberos existieran esos jóvenes no andarían así.
Rápido para pensar, el barbero tiró su última carta a la mesa:
-Ya se habrá dado cuenta de esto: ¡Ellos están así porque no vienen a mí!.
-Justamente, dijo Juan. -Ellos están así porque no vienen a Ud. Y el mundo está así porque no viene a Dios…
Lo que antes era bueno ahora ya no parece ser tan bueno y lo que antes era malo ahora parece que ya no es tan malo. Los valores lenta pero eficazmente están siendo sustituidos por una escala de antivalores. En este orden subvertido, todo es cuestionable. Dios inclusive en este ámbito, es cuestionable.
Hoy un mundo errante y sin Cristo se retuerce entre dolores de muerte sin saber que el camino hacia la sanidad de sus males es mucho más corto de lo que cree. La Gracia derramada desde la Cruz de Jesús, pagada a un elevadísimo precio por quien la ofrece, gratuita para quien la recibe.

Entrad por la puerta estrecha: porque el camino que lleva a perdición es ancho y espacioso; y los que van por él, son muchos.

(Mateo 7:13 RV2000)

Jesús le dice: YO SOY el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí.

(Juan 14:6 RV2000)

Clama a mí, y yo te responderé, y te enseñaré cosas grandes y ocultas que tú no conoces.

(Jeremías 33:3 RV60)
Autor: Luis Caccia Guerra

viernes, 1 de julio de 2011

¿Cómo contemplar el Corazón de Jesús y el Corazón de María?

El corazón es un signo sencillo que encierra un gran misterio. Es asequible, concreto y profundo. Dice más de lo que es, mucho más. Está cargado de afectos. Referirse al corazón es un modo sintético de considerar el gran misterio de la entrega en el amor. Los enamorados pintan corazones en los árboles y en las iglesias.
El Sagrado Corazón no es sólo una representación sensible, ni su devoción se queda en un conjunto de prácticas religiosas. La devoción al Sagrado Corazón evoca el amor del Hijo de Dios que se encarnó por amor y que entregó su cuerpo en la cruz mediante un acto de amor. Esta devoción ayuda a centrar la vida espiritual en el amor de Jesús, rico en misericordia.

Si alguien tiene sed que venga a mí y beba (Jn 17, 37)

El buscador de Dios encuentra en la oración una respuesta. La meditación diaria es un momento de gracia en que el Espíritu Santo viene con Su poder y nos cubre con Su sombra (cf Lc 1,35). Allí, el amor se convierte para el sediento en la única ocupación.

Desde el día en que el soldado traspasó el costado de Jesús con su lanza (Jn 19,34), la Iglesia es regada por esa fuente de la que mana la Vida. Por eso ayuda mucho contemplar en la oración la herida en el costado de Jesús. Junto a María, al pie de la cruz, ver cómo brotan el agua y la sangre, figuras del bautismo y de la eucaristía. Es un continuo fluir de la misericordia divina que nos lava y nos nutre y sacia nuestra sed a través de los sacramentos. El costado traspasado de Jesús nos baña con su infinita misericordia que brota del manantial del amor: el Sagrado Corazón.

Un modo de contemplar el amor de Jesús es, pues, a través del costado traspasado. Les comparto tres consideraciones delante de la herida del costado de Jesús que me han ayudado en la oración:

1. Dios nos ama con un corazón humano

Una dificultad frecuente en la vida de oración consiste en que se ve el mundo espiritual demasiado lejano a nuestra realidad cotidiana. Me gusta imaginar a un bebé buscando desde el suelo la mirada de su padre sin poder alcanzarlo. De pronto el padre se tumba en el suelo, se pone a su nivel y le sonríe. Luego lo carga y lo levanta. Nosotros no alcanzamos a Dios y, de pronto, Él desciende hasta nosotros y nos eleva a Sí.

En Cristo, Dios se hace asequible. (cf Jn 1,14) El Corazón de Jesús representa la humanidad de Cristo; lo vemos como uno de los nuestros. Dios se encarnó para amarnos con un corazón humano. Así nos permitió vivir la comunión de vida con Él. Y cuando vemos a Dios amándonos así, con un corazón como el nuestro, nos brota espontáneo decirle: ¡Así te necesito, de carne, sangre y hueso!

Si el amor de Dios nos parece demasiado espiritual para estar a nuestro alcance es que aún no conocemos a Jesús de Nazareth, el que nació en Belén y murió en Jerusalén por amor a nosotros.

2. Contemplar para escuchar

Otra dificultad que se plantea continuamente en la dirección espiritual y en los cursos de oración cuando se explica que orar es sobre todo escuchar, es la pregunta ¿Y qué significa escuchar en la oración? ¿Cómo se hace para escuchar a Dios? Mi respuesta suele ser: si quieres escuchar, contempla.

Contémplalo en la cueva de Belén, contémplalo en la cruz, contémplalo en la creación, contémplalo en el Sagrario, contempla los corazones traspasados de Jesús y de María.... y escucharás que te dice que te ama.

Contemplar los misterios de la vida de Cristo es comprobar la abundancia del amor de Dios a nosotros. "Mirarán al que traspasaron" (Jn 19, 37; Zac 12, 10). Mirarle con los ojos interiores, mirarle sobre todo cuando estamos dolidos y arrepentidos y escuchar que nos dice una y otra vez: “No pasó nada, te sigo amando igual”.

Así se lo dijo a Sor Faustina:

“Has de saber hija mía, que mi corazón es la Misericordia misma. Desde este mar de Misericordia las Gracias se derraman sobre el mundo entero. Ningún alma que se haya acercado a Mí ha partido sin haber sido consolada. Cada miseria se hunde en mi Misericordia y de este manantial brota toda Gracia salvadora y santificante..." (Diario de Sor Faustina # 1777, p. 626)

3. Dejarse amar

¿Quién entiende la pasión de Cristo? ¿Quién entiende la Eucaristía? No tratemos de entender, son misterios que más bien es preciso contemplar y agradecer.

El icono de este artículo que se encuentra en la parte superior, apareció en el siglo XII en Oriente es fuente de fecunda inspiración.

Centra la mirada en las manos de Jesús. No están atadas con cuerdas. Las cuerdas que le atan debe descubrirlas el corazón contemplativo: son las cuerdas del amor a la Iglesia. Se encuentran libres, pero Jesús libremente se somete y se ofrece como manso cordero.
“Nadie me quita la vida, yo la doy voluntariamente” (Jn 10,18) “Su no-violencia es la fuerza del amor” (Jean Corbon)

Después de resucitado quiere quedarse con las manos voluntariamente atadas, preso en el Sagrario, para que vaya a visitarle y allí encontrar yo mi descanso: “Venid a mí los que estáis cansados y agobiados, que yo os aliviaré” (Mt 11, 28). Él es el preso y sin embargo, cuando voy a acompañarle, soy yo el que sale consolado.

Para mí, éste icono, llamado “Del esposo”, es el icono de los Corazones traspasados de Jesús y de María. Mira los rostros de Jesús y de María.

Jesús reclina su cabeza sobre la Madre, significando aceptación. Y María, representándonos a todos nosotros, se une a Jesús llena de compasión (en este contexto puedes leer con provecho el artículo ¿Cómo sé si rezo bien el rosario?). Ese diálogo contemplativo de la mirada de María, nos hace comprender que el quehacer en la oración es dejarse amar y amar. El rostro de Cristo Redentor: manso y misericordioso. En sus ojos cerrados repasa la historia de tu vida y de la suya, deja que te invada de paz y junto con San Pablo concluye sin decir palabra: “Me amó y se entregó por mí” (Gal 2, 20)

Y una vez que has experimentado el grande amor que Dios te tiene: dale amor. El camino nos lo indican las dos manos de María. ¿Hacia dónde están orientadas? Hacia el costado traspasado: así nos muestra ella el camino de la interioridad y la conversión. Conocer el amor, vivir el amor, compartir el amor.

Este icono me dice que la oración, más que actos y técnicas es un tiempo para estar juntos, sin preocuparnos de pasos y de métodos, sino de estar en su presencia, contemplando el rostro de Cristo. Estarse allí, como María: dándole amor, gustando su amor, compartiendo su amor.

Una sugerencia para la meditación personal en la solemnidad del Sagrado Corazón de Jesús

En la solemnidad del Sagrado Corazón haré mi oración de esta manera, tal vez alguno quiera hacer lo mismo: trayendo a la memoria el icono de los Corazones traspasados estaré rumiando esta expresión de San Agustín que me hace tanto bien en el momento presente de mi vida:

“El pasado ponlo en las manos de la Divina Misericordia.
El futuro en manos de la Divina Providencia.
El presente en manos del Divino Amor.”
¡Sagrado Corazón de Jesús! En ti confío

Autor: P Evaristo Sada LC | Fuente: www.la-oracion.com
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