sábado, 27 de noviembre de 2010

NO TE RINDAS, LA AYUDA VIENE EN CAMINO

¡No te Rindas, La Ayuda Viene en Camino!

“¿A quién tengo en el cielo sino a ti? Si estoy contigo, ya nada quiero en la tierra. Podrán desfallecer mi cuerpo y mi espíritu, pero Dios fortalece mi corazón, él es mi herencia eterna”.

Salmos 73:25

A veces nos preguntamos por qué las personas que son buenas sufren tanto y los malos no reciben su castigo, además de que pareciera que todo marcha bien en sus vidas. Llegamos en ocasiones a sentirnos olvidados por Dios. Pero es importante que entendamos que el silencio de Dios no significa que él se haya apartado de nuestro lado, de hecho es cuando más cerca está de cada uno de nosotros.

Este salmo lo escribió Asaf y en él se puede ver la incógnita que tenía, las preguntas que surgían. Pero también expresa la fidelidad de Dios en este salmo cuando dice que él estuvo a punto de caer, que poco le faltó para que resbalara. La causa para que estuviera a punto de caer era fue que sintió envidia de los arrogantes al ver la aparente prosperidad de los malvados. Como parecía que ellos no tenían problemas y encima estaban bien de salud. Mientras Asaf se sentía afanado, sus enemigos parecían estar sin afanes, ni preocupaciones.

Pero consideremos lo que Asaf explica en el versículo 16 y 17 del salmo 73: “Cuando traté de comprender todo esto, me resultó una carga insoportable, hasta que entré en el santuario de Dios; allí comprendí cuál será el destino de los malvados”. ¡Cuántas veces nos hemos sentido como Asaf! Con una carga insoportable porque no logramos entender nada de lo qué nos está pasando. Pero la clave, el secreto, la insistencia de una vida de oración y de comunicación constante con Dios… Porque cuando Asaf entró al santuario, allí se estableció la diferencia, allí encontró consuelo, allí entendió que aunque momentáneamente estaba pasando por pruebas y por cosas que le parecían injustas, al final de todo, los malvados obtendrían el pago por sus actos.

Cuando Asaf logra vaciar su corazón sincero delante de Dios, expresó su molestia, sus quejas y tristezas. Pero cuando él logra entrar en la presencia de Dios toda la visión y perspectiva cambian. Porque “en su presencia hay plenitud de gozo, delicias a su diestra para siempre”.

El mejor lugar donde puedes acudir el día de hoy y siempre es a la presencia de Dios. Acércate en oración para que veas como sientes su ayuda, protección y fortaleza. Cuéntale todo lo que estás sintiendo con sinceridad y confianza porque él es tu padre y tu amigo. Esto no quiere decir que las cosas cambiaran de la noche a la mañana o por arte de magia, pero sentirás esa paz de Dios que sobrepasa todo entendimiento.

Entonces podrás terminar con palabras similares a las que Asaf termino ese salmo:

“para mí el bien es estar cerca de Dios. He hecho del Señor Soberano mi refugio para contar todas sus obras”.

Autora: Brendaliz Avilés

domingo, 21 de noviembre de 2010

DIOS TE QUIERE PERDONAR



Pero te confesé mi pecado, y no oculté mi maldad. Me decidí a reconocer que había sido rebelde contigo, y tú, mi Dios, me perdonaste”.

Salmos 32:5 (Traducción en lenguaje actual)

A veces vamos por la vida creyendo que Dios no nos quieres perdonar, pensando que lo que hicimos no merece perdón o que simplemente Dios se canso de nuestros frecuentes errores.

Y es que es normal que en momento determinado nuestra mente nos haga pensar que acabamos con el perdón que Dios tenia para nuestra vida, cuando en realidad Dios quiere perdonarnos y que nosotros agradezcamos ese perdón a través de una vida que realmente le agrade.

Tampoco vamos a aprovecharnos de su perdón, para repetir a diestra y siniestra los mismos errores de los cuales Dios nos ha perdonado, sino que el hecho de que El nos perdone tiene que ser para nosotros un incentivo para tratar la próxima vez de fallar menos o de cometer la menor cantidad de errores que podamos.

Pero hoy me quiero dirigir a aquellas personas que en algún momento de sus vidas creyeron que no merecían mas el perdón de Dios o que simplemente creyeron que lo que hicieron era tan grande que Dios jamás los perdonaría.

A través del Salmo que David prenunciaba podemos aprender los pasos que necesitamos para que Dios pueda perdonar nuestros pecados, no importando lo “grande” que creamos que es, Dios puede perdonarlo.

Primero, David menciona “Confesé mi pecado”, el primer paso para que Dios nos otorgue su perdón es CONFESAR, el único pecado que Dios no puede perdonar, es aquel que no se confiesa, pues para perdonarte ese pecado necesitas confesarlo.

Segundo, “No oculté mi maldad”, si queremos que Dios nos perdone no tenemos que tratar de ocultar nada, de todas formas Dios lo conoce TODO. Pero ocurre que muchas veces en nuestro afán de “tratar de engañar a Dios”, vamos queriendo ocultar nuestro pecado, creyendo que así como engañamos a las personas que nos rodean, así también podemos engañar a Dios. ¡Vaya que error! Si realmente queremos que Dios nos perdone NO ocultemos nada delante de Él, seamos sinceros, seamos humildes y rindámonos ante El.

Tercero, “Me decidí a reconocer que había sido rebelde contigo”, el RECONOCIMIENTO es clave para que Dios pueda perdonarnos, si nosotros no reconocemos nuestro error, si no reconocemos que necesitamos ir delante del Señor y pedirle perdón, difícilmente nuestro estado cambiara. Si tú puedes reconocer el error en el que has caído y no solo reconocer sino que ir delante del Señor y recibir su perdón entonces, tu vida recibirá un cambio extraordinario.

Hoy quiero que sepas, que Dios quiere perdonarte, que El quiere restaurar tu vida y restaurar esa comunión intima contigo, no te reproches tantas cosas, no te saques en cara tus errores, no te pelees contigo mismo, solo ve delante del Señor y has estas tres cosas: CONFIESA, NO OCULTES NADA Y RECONOCE TU ERROR y entonces Dios te perdonará.

El Salmista termina este párrafo diciendo: “y tú, mi Dios, me perdonaste”

Hoy Dios quiere otorgarte su perdón, por lo tanto perdónate a ti mismo, y da estos tres pasos importantes para recibir su perdón y te aseguro que tu vida JAMAS volverá a ser la misma.

¡Una vida perdonada es una vida muy usada!

Autor: Enrique Monterroza

domingo, 14 de noviembre de 2010

¿Estás triste? ¿Quizás preocupado?


¿Qué sucedería si por un solo día aceptáramos que Dios maneje nuestros problemas, y Dios se hace cargo de ellos?
Autor: Juan Rafael Pacheco | Fuente: Catholic.net


Las preocupaciones son el pan nuestro de cada día. Muchas vienen de situaciones muy reales que enfrentamos en el diario vivir. Otras, sin embargo, surgen de la nada, por así decirlo.

¿Qué sucedería si por un solo día aceptáramos que Dios maneje nuestros problemas, y Dios se hace cargo de esa gerencia?

Llevemos este experimento a la práctica. Supongamos que recibimos el siguiente correo de parte de Dios:

“Hoy, yo, Dios, estaré manejando todos tus problemas. Si enfrentas una situación que no puedes manejar, no intentes resolverla. Colócala en la bandeja “Algo que sólo Dios puede hacer.” Me encargaré del asunto en mi tiempo, no en el tuyo. Una vez lo hagas, no te aferres más al problema, o pretendas retirarlo, pues tan sólo retrasarás la solución. Si crees que puedes solucionarlo, consúltalo conmigo. Asegúrate que tomarás la decisión adecuada.

Yo no duermo nunca. No hay razón que pierdas tu sueño a causa de las preocupaciones. Descansa en mí. Para contactarme, estoy a la distancia de una oración, de un diálogo, que eso es la oración. ¡Basta con que lo conversemos!

Piensa bien lo siguiente: sé feliz con lo que tienes.

Si te desesperas y peleas cuando estás metido en un gran tapón, recuerda que hay gente para quien tan sólo manejar es un privilegio.

¿Tuviste un mal día en el trabajo? Piensa en todos esos que están años sin poder conseguir uno.

¿Tienes el corazón roto por una relación sentimental deteriorada? Son muchos los que no saben qué es amar y que jamás han sido amados.

¿Luchas la que parece ser una batalla perdida con el hijo que te causa problemas? ¡Cuánto desearían tener ese reto los padres y madres que no han logrado tener un hijo!

¿A tu edad te faltan fuerzas para enfrentar una terrible pérdida, y te preguntas cuál es el propósito de esta prueba? Se agradecido. Existieron muchos que no vivieron hasta tu edad para averiguarlo.

¿Te encuentras en un momento en que eres objeto de la amargura, ignorancia, pequeñez o envidia de la gente? Las cosas podrían ser peores. ¡Tú podrías ser uno de ellos!

¿El amigo ese te ha dado la espalda cuando más lo necesitas? ¡Cristo, el amigo que nunca falla, está a tu lado, ahí mismito, pidiendo tan sólo que le abras tu corazón!

¿Por qué te confundes y te agitas y te deprimes ante los problemas? Déjame al cuidado de todas tus cosas. Todo te irá mejor. Lo que más daño te hace es tu propio razonar y tus propias ideas y el querer resolver tus cosas a tu manera.

Confía en mí. Ahora bien, no seas como el paciente que pide al médico que lo cure y luego le indica el modo de hacerlo. Déjate llevar en mis brazos, no tengas miedo. Yo te amo.

Si crees que las cosas empeoran o se complican a pesar de tu oración, sigue confiando. Cierra los ojos del alma y confía. Continúa diciéndome a toda hora: yo confío en ti.”

Hasta ahí el correo de Dios. Prepara tu respuesta y envíasela lo más pronto posible. Si ya sabes lo que tienes que hacer y no lo haces, entonces estás peor que antes. Espero ese no sea tu caso.

Bendiciones y paz.

lunes, 8 de noviembre de 2010

FE COMO UN GRANO DE MOSTAZA



Lucas 17, 1-6. Tiempo Ordinario. Podemos hacer muchas cosas si tenemos fe y confianza en Dios.
Autor: P. Juan Gralla | Fuente: Catholic.net
Lucas 17, 1-6.


En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: Es imposible que no vengan escándalos; pero, ¡ay de aquel por quien vienen! Más le vale que le pongan al cuello una piedra de molino y sea arrojado al mar, que escandalizar a uno de estos pequeños. Cuidaos de vosotros mismos. Si tu hermano peca, repréndele; y si se arrepiente, perdónale. Y si peca contra ti siete veces al día, y siete veces se vuelve a ti, diciendo: "Me arrepiento", le perdonarás. Dijeron los apóstoles al Señor: Auméntanos la fe. El Señor dijo: Si tuvierais fe como un grano de mostaza, habríais dicho a este sicómoro: "Arráncate y plántate en el mar", y os habría obedecido.


Reflexión


Estamos rodeados de testimonios edificantes, de personas ejemplares, coherentes, generosas... Pero tenemos la costumbre de fijarnos y hablar sólo de los “escándalos” que por ahí nos encontramos. Aquel joven, la vecina, un político... todos pasan por nuestro tribunal.

Es una realidad innegable que, como hombres que somos, tenemos debilidades y flaquezas (Si alguien no las tiene, puede inscribirse en el registro de los ángeles sobre la tierra), que, por lo demás, son evidentes a los ojos de los demás, sobre todo en algunas ocasiones. Algunas veces hasta pueden provocar escándalos.

Sin embargo, la inspiración divina bien colocó este pasaje seguido inmediatamente de otro que versa sobre el perdón. Nuestra tarea no es entonces juzgar ni mucho menos buscar como detectives los “talones de Aquiles” de nuestro prójimo. Será mejor si, por nuestra parte, nos esforzamos para dar el mejor testimonio, y si fijamos nuestra atención en las virtudes de los demás. Y cuando alguien nos escandalice con su conducta, no juzguemos y sepamos perdonarle de corazón, sabiendo que quien confía en el poder de Dios, puede trasplantar un árbol al mar.

martes, 2 de noviembre de 2010

MOMENTOS A SOLAS




“Dios mío, mira en el fondo de mi corazón, y pon a prueba mis pensamientos. Dime si mi conducta no te agrada, y enséñame a vivir como quieres que yo viva”.

Salmos 139: 23, 24

(Traducción en lenguaje actual)

A veces perdemos el enfoque de la vida por las diferentes tareas diarias que realizamos y más aun cuando la monotonía y el estrés se apoderan de nosotros y nos olvidamos de esos momentos a solas que Dios desea pasar con nosotros.

Y es que muchos de nosotros nos olvidamos de lo más importante de la vida, lo cual es mantener esa comunión activa con nuestro Señor.

¿Cuándo fue la última vez que tuviste un momento a solas con Él?, ¿Cuánto fue la última vez que le cantaste a solas, mientras vivías lo que le decías?, ¿Cuándo fue la última vez que sentiste su presencia que te abrazaba y las lagrimas de tus ojos no se pudieron contener?

Con el transcurrir del tiempo y de los años muchos olvidamos aquellos momentos a solas que pasábamos con El, esos momentos que marcaron positivamente nuestra vida para que ahora seamos lo que somos, esos momentos que añorábamos en donde nos rendíamos delante de Él y permitíamos que ministrara nuestra vida como a El bien le pareciera.

¿Recuerdas esos momentos inolvidables?, esos momentos a solas que pasabas con El y en donde te sentías la persona más privilegiada sobre la faz de la tierra porque podías sentir como El estaba contigo manteniendo una comunión.

Lastimosamente muchos de nosotros permitimos que la monotonía y el estrés nos lleven a olvídanos de esos momentos a solas que son tan importantes para todo hijo de Dios.

No hablo de cuando vas a tu Iglesia, ni cuando estás en una reunión y buscan del Señor, no, hablo de esos momentos a solas personales, en donde tú decides por cuenta propia ir y doblar tus rodillas delante del Señor y comenzar a hablar con Él, como con tu mejor amigo, mientras El se deja sentir en tu vida de una manera poderosa y que refresca tu vida espiritual.

Hoy Dios quiere que sepas que anhela esos momentos en los cuales le dedicabas tiempos a solas, en donde ibas por deseo propio a buscarlo y a alimentarte de su presencia. Dios te está esperando en el mismo lugar en donde te encontrabas con El, Dios está deseoso de oírte, de escucharte, de que le cantes y sobre todo que comiences a confiar en Él como antes lo hacías.

¿Qué esperas?, ¿Por qué dudas más?, ¡Ve delante de tu Padre!, ¡Búscalo! Porque sin duda lo encontraras, hoy Dios quiere restaurar esa comunicación contigo, pues El jamás se ha olvidado de ti y de los momentos a solas que han pasado juntos.

Hoy quiero invitarte a que terminemos este devocional realizando una pequeña oración, dile al Señor:

“Padre hermoso, te doy gracias porque cada día me sorprendes con tu creatividad, porque al despertar puedo ver cómo has renovado tu misericordia sobre mi vida, porque a pesar de mis errores me sigues amando y demostrándome que jamás te has olvidado de mi, hoy quiero restaurar mi comunión contigo, hoy quiero volver a experimentar esos momentos a solas como lo hacíamos en otros tiempos, te necesito, necesito tu presencia, necesito mucho de ti, no quiero otra cosa que no seas tú, cada día quiero estar pegado a ti, no permitas que el afán y la monotonía me lleven a olvidarme de ti, al contrario, que cada cosa que viva a diario me lleven a mantenerme en comunión continua contigo, Señor, te pido perdón por todos mis errores, quiero a partir de este día comenzar de nuevo y mantener diariamente esos momentos a solas contigo que tan bien me hacen. Gracias Señor porque sé que tu estas aquí, porque sé que tu estas restaurando mi relación personal contigo, Gracias mi amado Padre por todo lo que tú haces por ti, realmente las palabras no alcanzarían para expresarte lo agradecido que estoy por tenerme en cuenta y querer pasar momentos a solas conmigo, Gracias te doy en el Nombre de Jesús, Amen”

¡Dios quiere tener momentos a solas contigo!

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